2012-2022, diez años de vergonzoso nepotismo Destacado STOP ABUSOS

Capítulo 3: Festival de Mérida, un privilegiado negocio privado financiado con dinero público

El conglomerado Pentación-Focus-Teatre Romea de Barcelona, socios entre sí, es el principal beneficiario de un evento que ha costado cerca de 40 millones de euros en diez años

Por José María Pagador

22 marzo, 2022

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Jesús Cimarro, propietario de Pentación, y Daniel Martínez de Obregón, presidente del Grupo Focus.

Desde hace diez años, entre la empresa madrileña Pentación -adjudicataria del evento desde 2012- y la barcelonesa Focus-Teatre Romea -socia de la anterior en la compañía FOCUSPENTA, sin contar otros amigos y exsocios de Cimarro- se llevan la parte del león del dinero público de cada edición del Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida y el mayor número de montajes y funciones, con espectáculos pensados, además, no para el espacio del Teatro Romano sino para teatros convencionales, y financiados por Extremadura, para luego explotarlos en rentables giras por España, en una actividad subvencionada, doble y directamente, por la Junta de Extremadura en concepto de “extensión del Festival”. En los dos reportajes anteriores hemos detallado el elevado número de producciones, días de función y cantidad de dinero público que Jesús Cimarro, sus socios, exsocios y amigos, han acaparado a lo largo de estos diez años. En esta información ofrecemos las conclusiones finales de dicha investigación.

Mérida, Extremadura.-

Para averiguar qué parte del suculento pastel del Festival de Teatro Clásico de Mérida se reserva para sí y para sus socios, exsocios y amigos -un reducido club encabezado por Pentación y Focus-, su actual director, Jesús Cimarro, hemos hecho una cosa muy simple que, al parecer, a nadie se le había ocurrido hasta ahora: Primero, detectar quiénes son esos socios, exsocios y amigos -cuyos nombres aparecen reiteradamente cada año como productores de los montajes más caros, sin que nadie se haya cuestionado hasta ahora que la relación que tienen entre sí denota un claro entramado de intereses, en el que se repiten, año tras año, con algunas variaciones, las mismas empresas, compañías y personas-. Y segundo, computar el número de producciones, el número de días de función y la cantidad de dinero del presupuesto del Festival que Cimarro y el Consorcio les asignan. Y los resultados, son escandalosos.

En torno al Festival de Mérida hay un entramado de intereses, con dos empresas y unos pocos profesionales que disfrutan, año tras año, de una participación reiterada y privilegiada.

Durante la etapa de José Antonio Monago al frente de la Junta de Extremadura, el Clan Cimarro acaparó buena parte de las producciones, de los días de función y del presupuesto, como informamos hace dos días: Capítulo 1: 2012-2022, diez años de vergonzoso nepotismo del “Clan Cimarro” en el Festival de Mérida. Ayer publicamos la información correspondiente a los seis años siguientes, ya bajo el mandato de Guillermo Fernández Vara, en los que se repiten los mismos hechos: Capítulo 2: el “Clan Cimarro” se reservó también la parte del león del Festival de Mérida entre 2016 y 2022, ya bajo el mandato de Fernández Vara.

Son espectáculos pensados no para la majestuosidad de Mérida, sino para su gira posterior en teatros convencionales.

DIEZ AÑOS DE NEPOTISMO

Hoy terminamos de hacer el balance final de estos diez años de claro nepotismo, en los que, con la connivencia del Consorcio Patronato del Festival y de la Junta de Extremadura, Jesús Cimarro ha convertido el evento en un pingüe negocio para él y para sus socios, un negocio de alrededor de 40 millones de euros (a una media de 4 millones por año), que él maneja y de los que ellos se llevan, según fuentes solventes, más de la mitad (entre un 50 y un 60%) cada año, un extremo que nunca hemos podido confirmar, por la negativa del señor Cimarro y de las instituciones concernidas a darnos la información de la distribución económica del presupuesto de cada edición entre las diferentes empresas y compañías teatrales.

De las 378 funciones que tuvieron lugar en este decenio, Cimarro se reservó, para él y sus socios, 151, es decir, el 40% del total.

Si el lector repasa nuestros dos reportajes anteriores, verá que Pentación (la empresa de Cimarro), Focus (la empresa socia de Cimarro) y Teatre Romea de Barcelona (propiedad de Focus), y sin contar a otros exsocios y amigos de aquel, se llevaron 2 producciones en 2012, 2 en 2013, 2 en 2014, 4 en 2015, 2 en 2016, 3 en 2017, 3 en 2018, 3 en 2019, 1 en 2020 (en una edición reducida a causa de la Coovid-19) y 2 en 2021.

Ninguna otra empresa, compañía o grupo teatral extremeño o español ha llegado a tener ni dos producciones en una misma edición del festival, y mucho menos tres y hasta cuatro, como el Clan Cimarro.

Es decir, de las 72 producciones que se han visto en Mérida en estos diez años, nada menos que 24 (el 33,3% del total) han correspondido a Pentación, Focus y Teatre Romea, (sin contar otras varias de exsocios y amigos). Solo Cimarro, que es el director del Festival y se entiende que debería realizar una gestión más equitativa, se reservó 17 producciones, es decir, el 23,6% del total.

Solo Cimarro acaparó 17 producciones y 106 días de función, el 23,6% del total.

Pero el asunto es todavía más sangrante si se analiza la distribución de los días de función entre las empresas del clan y las que no tienen la “suerte” de pertenecer a él. De los 378 días de función que registró el Festival de Mérida entre 2012 y la actualidad, el Clan Cimarro disfrutó de 151 días, es decir, nada menos que el 40% del total. Y solo para Pentación, Cimarro se reservó 106 días, algo más del 28% del total.

FESTIVAL DE MÉRIDA 2012-2022

Total producciones período	72
Total producciones Cimarro y socios	24	33,3% del total
Total producciones solo Cimarro	17	23,6% del total
Total días de función período	378
Total días de función Cimarro y socios	151	40% del total
Total días de función solo Cimarro	106	28% del total

ENTRAMADO DE INTERESES PRIVADOS

Se dibuja aquí un claro entramado de intereses particulares entre profesionales y empresas socias o afines, además de exsocios y amigos. Un entramado de este tipo es perfectamente lícito en el sector privado, pero entra en sospecha cuando se articula en torno a actividades de origen institucional financiadas con dinero público, actividades que puede llegar a parasitar.

Año tras año vemos aparecer como productores de los espectáculos del Festival de Mérida, llevándose la parte principal del presupuesto y el mayor número de días, a Pentación Espectáculos, Focus, Teatre Romea (como si Focus y Romea no fuesen la misma cosa) o Rafael Álvarez el Brujo. Parecería a primera vista (sin contar a las demás compañías que solo se llevan las migajas del festín), que hay una legítima variedad de empresas participando en la programación. Pero tal variedad es engañosa. Porque entre ellas -sin contar otros directores y actores que se repiten a lo largo de los años- hay una clara confluencia de intereses; intereses que no acaban al término de cada edición del Festival, sino que continúan en los meses y años siguientes, con rentables estrenos y giras en los teatros convencionales del grupo y en otros, de esos espectáculos financiados con dinero público.

Por otra parte, fuentes del sector han señalado a este periódico que en algunas de los otros montajes que no son responsabilidad directa del clan, el señor Cimarro exige bajo cuerda participar incluso hasta en el 50% de la producción y llevar después la distribución del espectáculo. Tampoco hemos podido confirmar este extremo por la reiterada negativa de los responsables a facilitarnos información.

PENTACIÓN Y FOCUS

La estrecha relación de Pentación (la empresa de Cimarro) y Focus (la empresa catalana propietaria del Teatre Romea de Barcelona y otros) viene, al menos, de 2010, cuando Lina Morgan vendió el madrileño Teatro La Latina, por 6,5 millones de euros, a la empresa Focus-Penta, una sociedad creada a tal efecto, al 50%, por ambas compañías, aunque, posteriormente, Jesús Cimarro se adjudicó toda la propiedad.

Desde entonces, la confluencia de intereses de ambas empresas es evidente, y son numerosos los espectáculos producidos por ellas en Mérida (con dinero público) que luego pasan a los teatros de ambos grupos, como hemos detallado en reportajes anteriores.

José Mª Pou, otro habitual en Mérida, dirige el teatro La Latina, propiedad de Cimarro. RTVE

PENTACIÓN Y JOSÉ Mª POU

Pero hay más. El gran actor José Mª Pou, un habitual de Mérida, sobre todo en este decenio (ha intervenido como actor o director, en cuatro ediciones de las diez, en producciones de un grupo u otro), es, a la vez, director del Teatre Romera y director artístico del Teatro La Latina. ¡Casualidades de la vida!

Carlos Sobera presentó las cuatro ediciones de los premios Ceres. JUNTAEX

SOBERA Y CIMARRO

Otro profesional cercano al clan, Carlos Sobera, fue el único presentador en las cuatro ediciones de las Galas Ceres (Premios Ceres: más de tres millones de euros quemados en cuatro noches), contratado por Jesús Cimarro a razón de 10.000 euros por noche entre 2012 y 2015.

Curiosamente, Sobera gestionó el Teatro Reina Victoria de Madrid durante algunos años, un teatro que ahora está también en manos de Cimarro. Nuevas casualidades, claro.

El Brujo, socio fundador de Pentación con Cimarro, suele repetir en Mérida. JUNTAEX.

PENTACIÓN, EL BRUJO Y OTROS

La empresa Pentación espectáculos, fue creada en 1988 por Tato Cabal, Gerardo Malla, Alonso de Santos, Jesús Cimarro y Rafael Álvarez “El Brujo”, aunque todos ellos fueron dejando la firma y actualmente Cimarro es el propietario y administrador único.

Pero los lazos entre él y los demás son evidentes, y por eso, esos nombres aparecen reiteradamente en las programaciones del Festival de Mérida durante estos diez años de poder absoluto del empresario en el evento.

ENTRAMADO DE INTERESES

Todo ello desvela un entramado de intereses mediante el cual, un grupo reducido de empresas y profesionales disfruta reiteradamente del mayor número de producciones y días de función y de la mayor cantidad de dinero público del Festival de Mérida, mientras que otras numerosas empresas y compañías teatrales de España y de Extremadura, y de directores y profesionales del teatro, lo tienen mucho más difícil para participar en un evento que es público, o, si lo hacen por “favor” del todopoderoso Cimarro, es para conformarse con las migajas. Porque si el presupuesto de una sola producción del Clan Cimarro puede llegar al millón de euros, los demás deben conformarse con menos de 150.000 (Festival de Mérida: 82.000 euros por función para Pentación/Cimarro frente a los 30.000 de las producciones extremeñas).

Esto es lo que hay desde hace diez años (sin contar el amaño del concurso por el que Cimarro gana siempre la licitación, dada la imposibilidad de que pueda ganar ninguna otra empresa tal cómo está configurado el pliego de condiciones), y que hoy se perpetúa con la presentación pública por la Junta de Extremadura de la edición de 2022, a pesar de que otra empresa ganó la oferta económica, lo que no bastó para vencer a Cimarro, como publicamos en su día: Trampa mayúscula en Mérida: la verdadera ganadora es la UTE de SEDA, no Cimarro – El favoritismo de la Junta con Cimarro le cuesta casi cinco millones de euros a Extremadura – Cimarro el Invencible: ni Florentino es capaz de ganarle, sin que en diez años de notorios abusos la Junta de Extremadura haya corregido el rumbo de este dislate.

(José Mª Pagador es periodista y escritor, y fundador y director de PROPRONews. Sus últimos libros publicados son 74 sonetos (poesía, Fundación Academia Europea de Yuste), Los pecados increíbles (novela, De la Luna Libros), Susana y los hombres (relatos, Editora Regional de Extremadura) y El Viaje del Tiburón (novela, Caligrama Penguin Random House).