sábado, 27 abril, 2024
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Portugal, un espejo en el que España nunca ha querido mirarse

Cuando se cumplen 44 años de la Revolución de los Claveles, el país vecino brilla, progresa y afianza su influencia en el mundo

El ejemplo está bien cerca de nosotros, pero Portugal es un espejo en el que España nunca ha querido mirarse. Craso error el de nuestro país, tan duro de digerir para tantos españoles conscientes y sensibles. Un país, el nuestro, que, como decía Machado, “desprecia cuanto ignora”. La ignorancia de España sobre Portugal, sobre Europa, sobre el cosmopolitismo, sigue siendo supina. Hoy, cuando se cumplen 44 años de la espléndida Revolución de los Claveles, recordamos algunas de las muchas cosas en que Portugal nos da elocuentes lecciones.

Portugal es un país admirable por muchos conceptos. Su historia, brillante y valerosa, y su cultura, humanista y delicada, ha mantenido vivo un extraordinario gen que llena de coherencia su pasado, su presente y su futuro. Por eso, mientras España sigue pudriéndose en corrupción, embruteciéndose en incultura e incivismo, peleándose en permanentes disensos y desangrándose en estériles enfrentamientos territoriales, Portugal consolida una envidiable pax lusitana y triunfa dentro y fuera de sus fronteras.


España es un gran país, pero si emulara a Portugal en ciertas cosas sería un país maravilloso y mucho más habitable.


Tengo la suerte de conocer (y vivir) Portugal desde niño. He recorrido casi todo ese amado país desde hace más de cinco décadas, he profundizado en su cultura y su arte, disfruto siempre que puedo de su manera respetuosa y plácida de vivir, entiendo el portugués y me hago entender satisfactoriamente en ese idioma y tengo allí algunos de mis mejores amigos. Siempre he dicho que, de no haber nacido español, me gustaría ser portugués. Y de alguna manera siento que lo soy, por afinidad, por simbiosis, por homeostasis. Portugal es el paradigma del ecosistema cultural, cívico, político y humano en el que me gustaría vivir. Envidio a Portugal y a los portugueses su estilo de vida y, viendo la tragicomedia permanente de esta España sin remedio, a veces siento la tentación de practicar un terapéutico exilio emocional dentro de sus acogedoras fronteras.

Para el que quiera escuchar, hoy, en el 44º aniversario de la Revolución de los Claveles, voy a detallar algunas de las lecciones que Portugal nos ha dado y nos da.

1.- Un país republicano: En 2010 se cumplió el primer centenario de la República Portuguesa. En su muy democrática república, los portugueses pueden elegir periódicamente a su presidente. Gracias a eso, personajes tan relevantes como Mario Soares, Jorge Sampaio o Marcelo Rebelo de Sousa han podido ocupar, sabia y eficazmente, la máxima magistratura de la nación. Nosotros mantenemos en España la obsolescencia de una jefatura del Estado hereditaria, con bochornos como la vida irregular y abusiva de Juan Carlos I (que encima es legalmente intocable) o el caso Nóos, sin contar el coste de mantener a los reyes eméritos y a toda la parentela.

2.- Un país valeroso: Portugal, que siendo un pequeño país desde el punto de vista territorial forjó uno de los mayores imperios de la historia, defendió hasta el último momento con las armas, valerosamente, sus territorios coloniales y luego pactó la paz con esos territorios ya independientes y mantiene en ellos una fructífera influencia. España entregó vergonzantemente el Sáhara Occidental a Marruecos, vulnerando los derechos de los saharauis, ha perdido toda capacidad de influencia en sus antiguos territorios africanos, y tampoco acierta a ejercerla adecuadamente en Hispanoamérica.

El orgullo de un país que cuenta en el mundo. PROPRONews
El orgullo de un país que cuenta en el mundo. PROPRONews

3.- Un país civilizadamente revolucionario: Portugal derrocó a su dictador mediante la revolución de 1974 (después de haberlo intentado sin éxito en 1927), que triunfó prácticamente sin sangre e instauró una democracia sin ningún lazo con el pasado dictatorial. En España, Franco se murió en su cama, dejando atado el futuro y nombrado al sucesor, cuya estirpe permanece en nuestros días ya en tercera generación, sin posibilidad de que los ciudadanos podamos elegir a la máxima magistratura de la nación.

4.- Un país sin guerras civiles: En Portugal, el atisbo de guerra civil dinástica del primer tercio del siglo XIX, es una excepción en su manera pacífica de resolver sus conflictos internos. En España, las guerras civiles han jalonado frecuentemente nuestra historia, hasta culminar en la muy sangrienta de 1936-39.

5.- Un país sin terrorismo: En Portugal no ha habido un terrorismo que se pueda llamar así. En cambio, España ha sufrido durante buena parte del siglo XX y del XXI las matanza, extorsiones y secuestros de ETA, GRAPO, GAL, BVE, GAE, Triple A y otros grupos.

6.- Un país sin separatismos: Portugal es un país unido, internacionalista y cosmopolita que no sufre las tensiones del separatismo. España sigue padeciendo, bien avanzado el siglo XXI, el desgarro del independentismo catalán y la comezón de los nacionalismos vasco, gallego o balear.

7.- Un país laico: Portugal mantiene una clara separación entre el Estado y sus representantes, y la religión predominante. En España, el Estado, declarado constitucionalmente como aconfesional, apoya descaradamente a la iglesia católica y sus ministros y cargos públicos hacen ostentosa y frecuente profesión pública de su fe.

25 de Abril, una revolución prácticamente sin sangre.
25 de Abril, una revolución prácticamente sin sangre.

8.- Un país de consensos: En Portugal el consenso y la colaboración entre distintas ideologías y formaciones políticas es tradición. Ahora mismo gobierna, con éxito, el país una coalición de tres partidos de izquierda. En España, un acuerdo así, ha sido imposible. El cainismo que se practica en España es inexistente en Portugal.

9.- Un país social y progresista: En Portugal, las políticas económicas del actual Gobierno tienen una clara dimensión social, de modo que, sin alterar la ortodoxia frente a la crisis, han sabido hacer una política expansiva y humana, ajena al austericidio. En España la aplicación inmisericorde de las políticas de austeridad ha sumido en la pobreza no solo a los millones de personas que lo han perdido todo, sino también a muchos de los que tienen empleo.

10.- Un país económicamente exitoso: Portugal es hoy un país de éxito económico y social, con una tasa de paro del 7,8% y un equitativo trasvase de las rentas de capital a las rentas salariales. España tiene un desempleo de más del doble que Portugal y su política económica es mucho más injusta, de modo que sigue acentuándose la colosal desigualdad que destruye la convivencia y horada la democracia en nuestro país.

11.- Un país influyente: Portugal cuenta en el mundo. Hasta hace poco, un portugués presidía la Comisión Europea. Hoy son portugueses los que ostentan cargos tan relevantes como la Secretaría General de la ONU o la presidencia del Eurogrupo. España ha dejado de tener peso en las instituciones y en la política internacional.

Antonio Guterres, secretario general de la ONU, encarna la influencia planetaria de Portugal. RTVE
Antonio Guterres, secretario general de la ONU, encarna la influencia planetaria de Portugal. RTVE

12.- Un país cívico: Portugal es uno de los países más cívicos del mundo, civismo que se manifiesta en detalles como la placidez de su vida social, la limpieza urbana, la ausencia de ruido, el respeto generalizado en lugares públicos y privados, la educación de sus niños, el tono suave de las conversaciones y el control de sus mascotas en los espacios públicos. En España la gente suele hablar a voces, el silencio es un bien definitivamente perdido, muchas poblaciones están asquerosas, los niños gritan y corretean entre las mesas de los restaurantes, y las calles de muchas ciudades están llenas de excrementos de perros.

13.- Un país multilingüe: En Portugal la mayoría de la población habla como mínimo dos idiomas, sobre todo en los sectores de atención al público. Cualquier camarero portugués habla español e inglés con soltura. Y las clases medias y los políticos son todos plurilingües. En Portugal las películas extranjeras y las series de televisión se subtitulan, pero no se doblan, respetando el idioma original, lo que contribuye a la formación lingüística de los ciudadanos. En España, basta ver a Rajoy aislado en las cumbres internacionales por no hablar más que español, para comprobar lo que sucede entre una gran mayoría de la población.

14.- Un país vigilante con la corrupción: En Portugal los políticos corruptos de mayor rango no tienen la impunidad de la que gozan en España. Prueba de ello es la prisión del que fuera primer ministro José Sócrates. En nuestro país eso todavía es impensable a ese nivel.

15.- Un país a la cabeza del mundo en educación: La mejora continuada del sistema educativo de Portugal ha colocado al país a la cabeza del mundo en esta materia. Así lo avalan los informes PISA, TIMSS y PIRLS, superando incluso a países muy avanzados en esta materia, como Holanda y Finlandia. En España el sistema educativo sigue siendo bastante desastroso y nuestro país permanece estancado en estos indicadores. Por poner un ejemplo, mientras que en el informe TIMSS, que mide matemáticas y ciencias, Portugal ha pasado en pocos años del puesto penúltimo al 13º, España permanece en el puesto 31º.

16.- Un país políticamente austero: Las residencias oficiales del presidente de la República y del primer ministro, ejemplo de la austeridad que rige la política portuguesa, pueden ser equiparables a una mansión mediana de un rico español, nada que ver con los complejos de La Zarzuela, La Moncloa y otros palacios que utilizan nuestros máximos dirigentes. Es más, la mayoría de los presidentes de Portugal que hemos conocido iban al palacio de Belem a trabajar, pero vivían en sus domicilios particulares. Recuerdo perfectamente la estampa de Jorge Sampaio, asomado a una ventana de su domicilio pidiendo silencio a sus seguidores la noche que ganó la presidencia, para no molestar a sus vecinos.

Calles de Portugal, siempre brillantes e impolutas. PROPRONews
Calles de Portugal, siempre brillantes e impolutas. PROPRONews

17.- Un país de políticos cercanos: Los políticos portugueses, desde el presidente para abajo, suelen hacer una vida social cercana a la ciudadanía. Se puede ver al presidente paseando por la calle o participando como un particular en actividades ciudadanas con una escolta mínima. Esto en España es impensable. Cualquier político de tercer nivel va rodeado de escoltas que muchas veces impiden de manera agresiva el trabajo de los periodistas, y el acceso espontáneo al rey o al presidente es imposible.

18.- Un país paciente y tolerante: Los portugueses están acostumbrados a sufrir la prepotencia, la ignorancia y los malos modos de los españoles cuando visitan su país. Un dicho portugués dice: “de España, ni buen viento ni buen casamiento”. He sido testigo en Portugal, en numerosas ocasiones, del comportamiento inaceptable de ciudadanos españoles. Pese a ello, la respuesta portuguesa siempre ha sido comedida y paciente. Espero y deseo que esto cambie definitivamente.

ASPECTOS MANIFIESTAMENTE MEJORABLES

Podría seguir enumerando ad aeternum aspectos de Portugal que son un ejemplo para España en todos los órdenes de la vida. Estoy convencido de que quienes conocen y aman a Portugal están de acuerdo con lo que aquí expongo. Pocos españoles agradecen la fortuna de tener de vecino, tan cercano y accesible, un país como ese. No significa esto ningún desprecio a España por mi parte, todo lo contrario. Precisamente en este periódico que fundé hace ahora diez meses, incluí una sección titulada GRAN PAÍS, referida a España, para luchar contra la persistente leyenda negra que acompleja a tantos españoles y para suscitar el orgullo ciudadano por tantas cosas buenas como también tenemos en nuestro país.

Marcelo Rebelo de Sousa, presidente de Portugal. RTVE
Marcelo Rebelo de Sousa, presidente de Portugal. RTVE

Pero hay aspectos de la vida española manifiestamente mejorables –acabo de exponer algunos de ellos- en los que Portugal nos vuelve a dar una reiterada lección que muchos españoles no quieren aprender. Somos un gran país, desde luego, pero si tuviéramos todo eso de lo que Portugal está sobrado y que a nosotros aún nos falta, seríamos un país maravilloso.

(José Mª Pagador es periodista y escritor).

SOBRE EL AUTOR

José Mª Pagador y Rosa Puch, casi 100 años de periodismo

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La lección portuguesa (1)

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