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Mérida 2020: Cimarro sigue abusando nueve años después

El adjudicatario (a dedo) del Festival de Teatro Clásico se ha vuelto a valer de su posición caciquil en el evento para sacar la mayor y mejor tajada del mismo una vez más

El Festival de Teatro (¿Clásico?) de Mérida tendría que terminar la noche de hoy, domingo 23 de agosto, tal como estaba programado en un principio, pero Jesús Cimarro, el adjudicatario a dedo de esta peligrosa edición -y de las cuatro 2012/2015- ha vuelto a abusar prorrogando un día más la función que él mismo produce, única del programa que disfruta de este privilegio, y pese a los riesgos crecientes de una epidemia de coronavirus en expansión. Es uno más de los abusos que Cimarro ha vuelto a consumar este año, en línea con los cometidos desde que en 2012 se hizo cargo, por adjudicación a dedo del entonces presidente de la Junta de Extremadura José Antonio Monago, sin el preceptivo concurso público pese a los millonarios importes, tanto de las galas Ceres como de la explotación del propio festival.

Desde su llegada a Extremadura en 2012, la gestión del adjudicatario a dedo del Festival de Teatro (¿Clásico?) de Mérida, Jesús Cimarro y su empresa Pentación, se ha caracterizado por el abuso reiterado, conducta que no ha variado un ápice nueve años después, a tenor de lo sucedido en esta extraña y peligrosa edición de 2020 bajo la amenaza del coronavirus. En el primer cuatrienio (2012-2015), solo en las galas de los premios Ceres -casi tres millones de euros facturó por cuatro noches de espectáculo- los presuntos sobrecostes pueden ascender a más del 50% de las cantidades facturadas, según las conclusiones de la investigación que hemos realizado desde este periódico y que publicaremos próximamente (ver nota al final del texto).


Cimarro hace y deshace a su antojo, aun a riesgo de la salud pública.


Entretanto, en la menguada edición del Festival 2020, Cimarro ha vuelto a abusar de su posición de autócrata del evento, de varias maneras, como veremos a continuación.

* PRIMER ABUSO: EXCESO DE AFORO: Los primeros días Cimarro decretó un aforo del 75% a pesar de la amenaza de la epidemia de coronavirus. El descontrol del público, apelotonado y sin guardar la distancia de seguridad, puso en peligro la garantía sanitaria del evento. Tan es así que tres días después del inicio del Festival, la Junta de Extremadura tuvo que intervenir para prohibir un aforo superior al 50%.

* SEGUNDO ABUSO: PRÓRROGA EXCLUSIVA PARA SU PROPIA PRODUCCIÓN: Penélope, el espectáculo producido por el propio Cimarro/Pentación fue programado oficialmente para los días 19 al 23 de agosto, de modo que tenía que terminar esta noche. Pero como el adjudicatario nunca tiene bastante, decidió prorrogar la función un día más, incluyendo mañana lunes, 24 de agosto, pese a los riesgos que se corren con una pandemia disparada. Es curioso que solo disfrute de este privilegio su producción y no ninguna de las otras cuatro del programa de este año.

El adjudicatario a dedo de la edición 2020 del festival, Jesús Cimarro. PENTACIÓN
El adjudicatario a dedo de la edición 2020 del festival, Jesús Cimarro. PENTACIÓN

Frente a esta conducta destaca la prudencia antimercantilista de Carlos Lobo y su empresa, organizadora del Stone&Music Festival de Mérida, que se celebrará a continuación en el propio recinto del Teatro Romano. A pesar de tener la taquilla vendida para el concierto de Amaral programado para el día 4 de septiembre, el señor Lobo, ante la dificultad para devolver las suficientes entradas a fin de respetar lo decretado por la Junta de Extremadura de no exceder el 50% del aforo, ha decidido aplazar un año dicho concierto. Toda una lección de responsabilidad y generosidad empresarial. (El concierto de Amaral en el Stone se aplaza por no devolverse las suficientes entradas para reducir el aforo).

* TERCER ABUSO: RESERVARSE LAS MEJORES FECHAS: Para su producción, Penélope, Cimarro se reservó las mejores fechas del programa, en la última decena de agosto, acaparando el colofón del festival. Con ello conseguía, entre otras cosas, un mes adicional para los ensayos y la preparación de la función.


Para su producción, Penélope, Cimarro se reservó las mejores fechas del programa, en la última decena de agosto, consiguiendo un mes adicional para los ensayos y la preparación de la función.


* CUARTO ABUSO: LA PRODUCCIÓN MÁS CARA, LA SUYA: Según fuentes bien informadas del Festival, la producción con mayor presupuesto de las cinco del programa de este año ha sido Penélope, doblando el coste de otras y más que triplicando el presupuesto de la producción extremeña Cayo César.

La falta de transparencia de los organizadores es tal que nadie sabe, después de nueve años, cuál ha sido el presupuesto de las diferentes obras, en especial de las producidas por él entre 2012 y 2020, ni a cuánto asciende el beneficio que Cimarro se lleva cada año de Extremadura, y que se estima próximo al millón de euros anual.

Penélope, como el resto de producciones cimarristas de estos nueve años, ha sido presentada como una “coproducción del Festival de Teatro Clásico de Mérida y Pentación Espectáculos”, pero eso es una falacia, dado que en ambos casos el factótum es el adjudicatario a dedo, por lo que mejor sería decir que es “una coproducción de Jesús Cimarro y Jesús Cimarro”.


La producción de Cimarro duplica y triplica el presupuesto de las otras cuatro producciones.


Muchos en la profesión se preguntan por qué se permite que el adjudicatario y director del festival pueda programar en Mérida producciones de su propia empresa cuya decisión solo depende de él, u otras en las que él tiene interés o parte, y que luego, financiadas desde Mérida con fondos públicos, giran en su beneficio por España, incluso con subvenciones directas a Cimarro para su ulterior representación en sus teatros de Madrid, cuando su hipotética labor consistiría en dar entrada a otras compañías y productoras teatrales. Pero esto es lo que hay, y, además, con la aquiescencia del Patronato del Festival y de la propia Junta de Extremadura.

* QUINTO ABUSO: NINGUNA OBRA CLÁSICA: De los cinco textos programados en esta edición que, por decisión caciquil de Cimarro, se prorroga un día más hasta mañana lunes, ni uno solo de ellos es de autor clásico griego ni latino, lo que transgrede el espíritu de la tradición y del Teatro Romano y convierte en publicidad engañosa su título de Festival de Teatro Clásico.


El adjudicatario del Festival debería tener prohibido introducir producciones propias en el programa.


* SEXTO ABUSO: EXCESIVO PROTAGONISMO DE CIMARRO: Muchos extremeños y extremeñas miraron sorprendidos, y en no pocos casos, avergonzados, la foto oficial de la apertura del festival de este año, con Cimarro a la derecha del rey Felipe VI, y el presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, situado en una posición secundaria, detrás del propio Cimarro. La representación de la ciudadanía extremeña, por el suelo.

* SEPTIMO ABUSO: LA ESTAFA ESTÉTICA: En este medio, distintas voces vienen denunciando también, año tras año, la estafa estética que supone primar lo comercial sobre lo artístico, con el ansioso objetivo -que parece el único de Cimarro- de llenar todo el aforo y vender todo el papel, para hacer luego un balance triunfalista, tratando de hacer creer que tiene superávit un festival que, de media, cuesta cada año como mínimo 3,5 millones de euros de dinero público y que solo recauda en torno a los 2 millones como máximo, con un déficit anual, pues, de más de un millón de euros.


“La calidad de las funciones es manifiestamente mejorable. Haría bien su director en ir a ver alguna función de teatro clásico en Grecia o en Inglaterra” (Konstantinos Gianikellis, veterano espectador y profesor de la Universidad de Extremadura).


En numerosas ocasiones hemos visto en la escena del Teatro Romano producciones devaluadas incluso en el vestuario y la escenografía. Hay críticas de directores teatrales que son bien elocuentes al respecto: Ricardo Iniesta: «Vestir con vaqueros la tragedia griega, le quita grandeza».

*OCTAVO ABUSO: EL DESPRECIO AL ESPECTADOR: Este es el punto que lo resume todo. No son pocos los espectadores del festival que abominan de su deriva populachera y muchas veces ordinaria. El Festival de Teatro Clásico de Mérida no es un Sálvame grecorromano trufado de bufonadas y caras conocidas. Un festival de este tipo tiene que defender y mantener un nivel, ese que lo convierta en una actividad artística y cultural de primer orden, y que le permita competir con los grandes festivales internacionales. Porque un festival como este no puede concebirse para el reclamo aprobatorio de la masa, sino para ayudar a convertir a la masa en ciudadanía, y más aún, en ciudadanía culta.

Un veterano espectador del Festival de Mérida lo ha dicho muy bien en unas recientes declaraciones públicas. Se trata del griego-español Konstantinos Gianikellis, profesor de la Universidad de Extremadura, que lleva 25 años viviendo en dicha región y hace poco declaraba en el periódico local Hoy «Voy al Festival de Mérida pero muchas veces me salgo a mitad de la función».

El profesor Konstantinos Gianikellis, uno de los muchos espectadores que desaprueban la deriva cimarrista del Festival de Mérida. HOY
El profesor Konstantinos Gianikellis, uno de los muchos espectadores que desaprueban la deriva cimarrista del Festival de Mérida. HOY

Que los espectadores tengan que salirse a mitad de la función da idea de a donde conduce la deriva cimarrista del festival. En el enlace que compartimos más arriba, los lectores pueden comprobar que el profesor Gianikellis manda directamente a Cimarro, aun sin nombrarlo, a aprender a Grecia o a Inglaterra. Este espectador dice textualmente: “Siempre voy al Festival de Mérida, pero muchas veces me salgo en la mitad de la función por no soportar la falta de respeto y la muy precaria preparación de los actores para hacer teatro clásico. Me gustó Nuria Espert en Medea, Pou en Sócrates y Cicerón, y la Iliada con actores griegos. La calidad de sus funciones es manifiestamente mejorable. Haría bien su director en ir a ver alguna función de teatro clásico en Grecia o en Inglaterra.”

Sus palabras resumen a la perfección los nueve años de Cimarro al frente de un festival antes tan prestigioso.

(NOTA: Después de una ardua -por la resistencia de las autoridades autonómicas a facilitarnos datos- y exhaustiva investigación de nueve años, después de analizar a fondo las cifras y los procedimientos y contrastarlos con una veintena de solventes empresarios de teatro, productores, directores teatrales, gestores culturales, ex-responsables del Festival, actores y actrices de España y de Extremadura, próximamente publicaremos un amplio informe-denuncia sobre las numerosas irregularidades en la adjudicación a dedo a Jesús Cimarro -sin el obligado concurso público pese a la millonaria cuantía de los contratos- de las ediciones del Festival de Mérida del cuatrienio 2012-2015- y de los premios Ceres, y de los presuntos sobrecostes de más del 50% de las galas Ceres durante dichos años).

(José Mª Pagador es periodista y escritor, y fundador y director de PROPRONews. Sus últimos libros publicados son 74 sonetos (poesía, Fundación Academia Europea de Yuste), Los pecados increíbles (novela, De la Luna Libros), Susana y los hombres (relatos, Editora Regional de Extremadura) y El Viaje del Tiburón (novela, Caligrama Penguin Random House).

SOBRE EL AUTOR

José Mª Pagador y Rosa Puch, casi 100 años de periodismo

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