Juicio Festival de Mérida 2007-2011: “Fernández Vara lo sabía todo”

Francisco Suárez, director del certamen en esa época, ha testificado que informó repetidas veces de las irregularidades al presidente de la Junta de Extremadura y al resto de responsables del Patronato

Por José María Pagador

2 mayo, 2021

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Las irregularidades en el Festival de Mérida, en los juzgados. JUNTAEX

El que fuera director del Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida entre 2008 y 2010, Francisco Suárez Montaño, que ha testificado esta semana en el juicio que se sigue por presunta prevaricación, malversación de fondos públicos y otros cargos, contra diversos responsables del Patronato del Festival y de la Consejería de Cultura de la Junta de Extremadura de esa época, declaró que el presidente de la Junta, Guillermo Fernández Vara, sabía lo que ocurría desde el primer momento, porque él le informó telefónicamente y en persona en diversas ocasiones, e incluso le entregó un prolijo informe escrito, sin que se tomaran medidas. En el procedimiento están imputados, entre otros altos cargos, el entonces gerente del Patronato, Pedro Salguero, y la exconsejera de Cultura Manuela Holgado. El señor Fernández Vara ha negado a este periódico que supiera lo que ocurría.

Barcelona. Mérida.-

Francisco Suárez testificó esta semana en el juicio que arrancó el lunes pasado, correspondiente al procedimiento 9/2020 (Sección Penal 3 de la Audiencia Provincial en Mérida). Lo hizo por videoconferencia desde la Audiencia Provincial de Barcelona, por tener actualmente su domicilio en dicha ciudad, en calidad de testigo de la defensa del auxiliar administrativo que estaba a las órdenes del gerente del Consorcio del Festival, Pedro Salguero. Para Salguero, la Fiscalía pide nueve años de prisión, dieciséis de inhabilitación y una multa de 12.000 euros. Los cargos públicos imputados por los presuntos delitos cometidos, además de los citados, son la exconsejera de Cultura de la Junta de Extremadura en aquel gabinete de Guillermo Fernández Vara, Manuela Holgado, el director general de Cultura, Francisco Javier Alonso de la Torre, y el secretario general técnico de la consejería, Agustín Sánchez Moruno. En el transcurso del juicio, el señor Salguero ha culpado de las irregularidades al consejo rector del Festival.

Guillermo Fernández Vara, presidente de la Junta y del Consorcio cuando sucedieron los hechos. RTVE

El gerente del Festival, que a su vez lo era de la Orquesta de Extremadura (OEX), ya fue condenado en 2018 por la Audiencia Provincial de Badajoz a dos años de prisión por apropiación indebida de fondos de la Fundación OEX, por importe de 111.695 euros. Salguero, que llegó a ingresar en la cárcel, solo cumplió tres meses de la condena impuesta, al obtener de inmediato el tercer grado gracias a conseguir un trabajo en el Ayuntamiento de Calamonte (PSOE), en el que ya fue concejal de Cultura entre 2003 y 2007.

ACUSACIONES Y PENAS

En la segunda causa que se ha visto esta semana, el señor Salguero está acusado de prevaricación, malversación de dinero público (diversas facturas abonadas por servicios no prestados o no relacionados con el Festival, por importes entre 1.750 y 24.000 euros; y facturas emitidas infringiendo la normativa de contratos públicos, entre ellas, de 150.000 y 230.000 euros por iluminación, que no llegaron a pagarse por carecer de fondos) y ocultación de documentos a la Consejería de Economía y Hacienda de la Junta de Extremadura y a la Agencia Tributaria, a las que presuntamente escamoteó información fiscal y contable del período 2008 a 2011.

Es inconcebible que el presidente de la Junta y del Consejo Rector no lo supiera o no fuera informado por ningún alto cargo de la Consejería de Cultura.

Además, hay otras cuatro causas abiertas en tres Juzgados de Primera Instancia de Mérida. En ellas, para la exconsejera de Cultura Manuela Holgado, miembro del consejo rector del Festival del que Fernández Vara era co-presidente, la Fiscalía emeritense pide cinco años de prisión, por los presuntos delitos de malversación y prevaricación relacionados con la gestión del evento durante los años 2010 y 2011. El escrito del fiscal señala que la exconsejera organizó una trama para abonar irregularmente facturas, incluso por servicios no realizados, por “criterios de amistad o de conocimiento personal” con determinadas empresas, sin ningún control legal.

Para la acusación, la consejera sabía la situación económica del Festival, así como que el gerente escamoteaba los datos anuales necesarios para el control de las cuentas y las auditorías.

Igualmente, la Fiscalía de Mérida solicita cinco años y medio de prisión para el exsecretario general de Cultura, Agustín Sánchez Moruno, y la misma pena para el exdirector general de Promoción Cultural, Francisco Javier Alonso de la Torre, por los mismos delitos que la exconsejera, aunque a ellos se les imputa, además, el de falsedad en documento público.

“Su error fue creer que volverían a ganar las elecciones y lo solucionarían “dentro”, pero ganó Monago y este descubrió el pastel”.

Además de los citados, la acusación pública pide seis años y tres meses de prisión para una funcionaria de la citada consejería, y cuatro años y ocho meses para dos empresarios beneficiarios del desvío.

Al término de aquella legislatura de Fernández Vara, el Consorcio del Festival tenía deudas acumuladas por importe de 3.358.078,54 euros, de los que 1.846.212 correspondían a impagos a acreedores y proveedores, 645.000 a débitos a la Seguridad Social, 534.500 a la Agencia Tributaria y 253.000 al personal del Festival.

Monago denunció irregularidades y luego las cometió él. JUNTAEX

DENUNCIA (E IRREGULARIDADES) DE MONAGO

Tras las elecciones autonómicas de 2011 que ganó José Antonio Monago contra pronóstico, el nuevo presidente extremeño denunció los hechos citados a la Fiscalía, que inició el procedimiento que ha dado lugar al juicio celebrado esta semana. Preguntadas diversas fuentes relacionadas con el Festival acerca de por qué no tomó medidas en su momento la Junta de Extremadura presidida por Guillermo Fernández Vara, cuando parecía evidente que los altos cargos de la Consejería de Cultura estaban al tanto de lo que ocurría y siendo inconcebible que una consejera no informara de tales anomalías al presidente, que a su vez lo era del consejo rector del consorcio -en cuyo seno debieron de tratarse asuntos tan anómalos y graves-, la respuesta es que “todos estaban convencidos de que Vara volvería a ganar las elecciones y el asunto podría encarrilarse sin que saliese a la luz pública, pero eso se torció con la victoria de Monago, que fue el que sacó los trapos sucios de la administración saliente y descubrió el pastel”.

Monago, el denunciante de las irregularidades del Festival con los socialistas, las cometió también al darlo a dedo a Cimarro, junto con las cuatro galas Ceres, con grave perjuicio para el erario público extremeño.

Lo paradójico del caso es que, nada más tomar posesión de su cargo, el justiciero Monago que había denunciado las irregularidades de la administración socialista en el consorcio, volvió a cometerlas él, al adjudicar a dedo a Jesús Cimarro, sin el preceptivo concurso público imprescindible para un contrato millonario de esa envergadura, las cuatro ediciones del Festival 2012 a 2015. Y no solo eso, sino que, además, adjudicó al mismo empresario, también a dedo, las cuatro galas de los llamados premios Ceres, que costaron alrededor de 3 millones de euros (cerca de 20 millones de euros en total, contando el Festival), y que, por lo hemos podido averiguar hasta ahora, tuvieron un presunto sobrecoste de más de un millón y medio de euros; irregularidad mayor teniendo en cuenta que las citadas galas carecían de presupuesto previo y que Monago tuvo que arañar cantidades de otros conceptos presupuestarios prioritarios, al tiempo que daba hachazos a servicios básicos de la comunidad alegando falta de dinero.

Las arbitrariedades de José Antonio Monago con la adjudicación a dedo de cuatro ediciones del Festival y de las cuatro galas Ceres, posiblemente le han costado a Extremadura más de dos millones y medio de euros de exceso en los cuatro años de su mandato, cantidad que la región se habría ahorrado si se hubiesen aplicado criterios de libre competencia mediante los correspondientes concursos.

Francisco Suárez asegura que Vara lo sabía. FACEBOOK

VARA LO NIEGA

Consultado por este periódico el presidente socialista Fernández Vara -nuevamente en el cargo desde 2015-, este ha negado tajantemente que tuviera noticia alguna de lo que ocurría, pese a que parece inverosímil que un presidente -que lo era a su vez del Consejo Rector del Festival- no recibiera ninguna información de asuntos tan graves ni en las reuniones de dicho consejo a las que asistía, ni en cualquier momento, de boca o a través de los altos cargos de la Consejería de Cultura, incluida la consejera, con la que despachaba regularmente, pese a ser unas irregularidades tan llamativas y duraderas en el tiempo.

Por otro lado, Francisco Suárez Montaño no es un testigo cualquiera, sino uno muy cualificado, por haber sido nada menos que el director del Festival en los años en que se cometieron las irregularidades y que, conocedor de las mismas, es de sentido común que pusiera en conocimiento de sus superiores lo que sucedía, so pena de verse posiblemente involucrado por omisión si hacía también la vista gorda.

Pese a todo, el señor Fernández Vara asegura que “es rotundamente falso” que él supiera lo que ocurría y recuerda que, de hecho, la Junta de Extremadura y el Patronato se han personado como acusación particular en el procedimiento penal del exgerente.

(MAÑANA, entrevista exclusiva con el director teatral Francisco Suárez Montaño, director del Festival de Mérida entre 2008 y 2010 sobre estos hechos y sobre la etapa en la que él dirigió el evento).

(José Mª Pagador es periodista y escritor, y fundador y director de PROPRONews. Sus últimos libros publicados son 74 sonetos (poesía, Fundación Academia Europea de Yuste), Los pecados increíbles (novela, De la Luna Libros), Susana y los hombres (relatos, Editora Regional de Extremadura) y El Viaje del Tiburón (novela, Caligrama Penguin Random House).