sábado, 27 abril, 2024
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Llamadme calientapollas…

…aunque sea una palabra malsonante que la RAE dice que está desuso. ¡Ja!

A lo mejor esa mujer a la que se le endosa tan bonito adjetivo ha sonreído pícaramente, o ha permitido, y hasta disfrutado, un magreo o un beso, pero cuando dice hasta aquí quiero llegar y de aquí no paso, resulta que es una provocadora que deja al pobre hombre con las ganas, y eso es de ser una malísima y lasciva hembra, sin perdón.

La periodista, con su perro Killer
La periodista, con su perro Killer

Llamadme calientapollas. Es lo que ciertos hombres llaman a las mujeres que no responden a sus avances. La RAE , muy espabilada para algunas cosas y tan remolona para otras lo define así: m. y f. malson. coloq. Persona que excita sexualmente a un hombre sin intención de satisfacerlo.

A lo mejor esa mujer, a la que se le endosa el bonito adjetivo, ha sonreído pícaramente, o ha permitido y hasta disfrutado, con un magreo o un beso, pero cuando dice hasta aquí quiero llegar, resulta que es una provocadora que deja al pobre hombre con las ganas, y eso es de ser una malísima y lasciva hembra.

Por suerte la palabra está en desuso, aunque no diría lo mismo de los pensamientos que acompañan al exabrupto.

Hay más, una mujer después de ser besada o sobada a la fuerza, y no digo ya violada, debe encerrarse en su casa y llorar hasta que se le caigan las pestañas, porque esa es la actitud que dará credibilidad a su agresión. Que no se le ocurra reírse, irse de fiesta y, mucho menos, tomarse a cachondeo la actitud del agresor. Eso, si la cosa no ha pasado de unas babas asquerosas e indeseadas; no importa si, aparte de esas babas, en tu vida hay alegrías paralelas que te alivian, ya sea una salida con amigas o haber ganado, por poner un ejemplo tonto, un sencillo mundial de fútbol. Hay que estar hundida y punto.

SI HABLAMOS DE VIOLACIÓN

Si hablamos de violación, la víctima ha de hacerse el haraquiri, o irse a las misiones para demostrar que el hecho ha sido traumático.

Si después de violarla, la han matado, quizá tenga suerte y digan eso de pobrecita, no lo merecía.


Por eso las mujeres hemos callado desde siempre, por no soportar que, además de ser víctima, te conviertan en culpable.


Por eso las mujeres hemos callado desde siempre, por no soportar que, además de ser víctima, te conviertan en culpable.

Que ese señor del que todo el mundo hablamos haya calificado de pico inocente y paternal el morreo a una subordinada es la punta del iceberg de una larguísima historia de vejaciones que se dan en la élite de fútbol, en las redacciones de los periódicos, en los despachos de los abogados o en las contrataciones de las kellis.

Quizá ese beso forzado sirva para destapar toda la mierda que oculta el patriarcado y se lleve por delante a este señor que lleva años en un cargo en el que ganaba 1.800 euros diarios (repito, diarios) pese a la larga lista de despropósitos que lleva a sus espaldas. Y si cae alguno más, como parece que sí, miel sobre hojuelas.

LOS MESSIS, LOS RONALDOS, LOS NADALES

Y en la otra punta del universo, a años luz del común de los y las mortales, los Messis, los Ronaldos, los Nadales… guardan un silencio sepulcral mientras pasean en sus yates, mostrando como trofeos a sus esculturales mujeres y sus esculturales y propios abdominales.

No opinan porque es meterse en política, dicen, y no vaya a ser que por ayudar a sus compañeras pisen algún callo y vean recortados unos milloncejos de sus estratosféricos contratos.

Dan asco. Son, sin merecerlo, el referente de millones de niños que ven en ellos los héroes a seguir por servir de ejemplo. Y lo están dando, sí, de cobardía, misoginia, insensibilidad y prepotencia.

Y aun así, si lo que ha pasado, pese a tanto machista, sirve para dar un pasito más en conseguir una sociedad más justa y amable, bienvenido sea este circo de tres pistas que hay montado.

Claro, que siempre es mejor que te llamen calientapollas a que tengas que inmolarte para dar gusto al personal.

(Elisa Blázquez Zarcero es periodista y escritora. Su último libro publicado es la novela La mujer que se casó consigo misma. Diputación de Badajoz).

SOBRE LA AUTORA

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Llamadme desesperada…

Llamadme rara…

Llamadme vaga…

Llamadme lo que os dé la gana…

Llamadme cabreada…

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