Ayer fue un domingo intenso. Y de difícil análisis, si se quiere ser mínimamente objetivo con lo que los medios de comunicación nos ofrecían, dentro de un saco en el que lo mezclaban todo: gente humilde del mundo rural, con señoritos de la España de la mugre y la decadencia; cazadores que saben lo que es el arte de la caza, con escopeteros analfabetos que desconocen lo que es una especie protegida y disparan a todo lo que se mueve; agricultores que saben lo que es la agricultura, con especuladores que solo quieren subvenciones y que el Estado les haga regadíos gratis para aumentar el valor de sus tierras; ganaderos que distinguen entre una raza autóctona de otra foránea y entre una carne madurada de otra que solo es pienso…, y así sucesivamente.
Villanueva de la Serena, Extremadura.-
A estos otros “defensores del medio rural” hay que decirles que si no hay agua, no hay agua, ni para Agamenón ni para su porquero. Que si no hay liebres, perdices, codornices, zorzales, etc. es porque ellos están acabando con la caza. Que no se pueden poner 50.000 hectáreas de olivar intensivo o superintensivo, en primer lugar porque será una ruina para el olivar tradicional y, en segundo, ¡porque no hay agua! Que si tenemos las mejores chuletas de cordero y los mejores quesos, debemos defender nuestras razas ganaderas autóctonas… Y lo mismo podemos decir de todo lo bueno que tenemos por aquí, que es mucho. De modo que no tenemos que consentir que algunas multinacionales nos digan con qué razas o con qué semillas tenemos que trabajar.
La manifestación de ayer, entre la gente que tenía sobrados motivos para ella y la que quiere tumbar al gobierno a cualquier precio, debería ser un serio aviso al Gobierno de Sánchez.
Juntar las preñadas con las paridas, como se hizo ayer en Madrid, y oír a algunos tontos útiles decir que aquello era apolítico -mientras la Cuca y el Abascal salían en los telediarios- es una tomadura de pelo, ante la que debemos estar prevenidos. Esa chusma no puede apropiarse de un desarrollo rural para analfabetos y para algunas multinacionales. No obstante, también es cierto que fenómenos como la pandemia, la sequía, el cambio climático y la guerra criminal de Putin contra Ucrania, unidos a los errores de “algunos gobiernos progresistas de izquierda”, están ayudando a que se formen estos carajales, en los que los dos personajes antes citados aparezcan como salvadores de tanto desatino.
…Y EL GOBIERNO
Creo que Pedro Sánchez, aunque se liberara de Iván Redondo y de otros fichajes similares, ya ha hecho méritos suficientes para que le dediquemos un artículo que le sirva de advertencia de lo que nos puede traer si sigue pensando que puede hacer lo que le dé la gana y sin ser consciente de cómo la derecha y extrema derecha de este país se aprovechan de todos sus errores, que no son pocos.
Quedo emplazado ante ustedes para escribir ese artículo acerca de lo que no me gusta del Gobierno de Pedro Sánchez y, del mismo modo que he recordado que nunca conviene mezclar a las preñadas con las paridas, habrá que decirle al presidente socialista que, aunque haya que hacer esfuerzos por gobernar en coalición, no vale todo en nombre del progresismo, ni tampoco que puede echar en el mismo saco todo lo que considere conveniente, sin avisar, además, como viene haciendo últimamente.
La manifestación del domingo, entre la gente que tenía sobrados motivos para ella y la que quiere tumbar al gobierno a cualquier precio -ayudada por no pocos “tontos útiles”- debería ser un serio aviso al Gobierno de Sánchez para que cambie el rumbo en su forma de gobernar, además de a algunos ministros que le sobran, si no quiere traernos de nuevo a la derecha al poder, esa que ya sabemos cómo se las gasta y de qué gente se rodea.
(Juan Serna Martín, exconsejero de la Junta de Extremadura, es un destacado intelectual y activista medioambiental, escritor y columnista).
SOBRE EL AUTOR
Juan Serna, un intelectual de la ruralidad y el ecologismo
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