El Festival de Mérida, como todos los años, ha vuelto a tener un déficit millonario. La edición de 2021, cuyo presupuesto asciende a cuatro millones de euros de dinero público, solo ha recaudado en taquilla 1,9 millones, por lo que el déficit supera los dos millones de euros. Las cifras que ha ofrecido Jesús Cimarro, el empresario que explota el festival desde 2012, en rueda de prensa, son engañosas, como proclamar un “superávit” de 400.000 euros o dar el titular de que la cifra de espectadores asciende a más de 147.000, cuando la realidad es que a ver las representaciones en el monumento emeritense, que es la esencia del evento, solo han acudido 62.000 personas. Un año más se consuma la pantomima inaceptable del triunfalismo sobre otra edición mediocre que vale bastante menos de lo que cuesta.
Mérida, Extremadura.-
Un año más, con la connivencia del presidente de la Junta de Extremadura y su consejera de Cultura, vuelve a mentir Jesús Cimarro al hacer balance de los resultados de la edición del Festival de Teatro Clásico de Mérida, que acaba de finalizar. El avispado empresario que explota el Festival desde 2012 -diez años ya, en cinco de los cuales se la ha dado la explotación del millonario evento a dedo-, en el informe que ha distribuido a los medios incluye una serie de cifras engañosas, unas porque son directamente falsas y otras, porque inducen a engaño.
Cimarro vuelve a mentir cuando dice que ha tenido un superávit de 400.000 euros.
La cifra falsa más significativa es la que se refiere al “superávit” anunciado por Cimarro. Según el empresario, la edición de 2021 ha tenido un superávit de 400.000 euros con unos ingresos por taquilla de algo más de 1,9 millones. Para que eso fuese cierto, y dado que el coste del Festival asciende a cuatro millones de euros, la taquilla tendría que haber sido de 4,4 millones. La realidad, en cambio, es que el Festival vuelve a perder más de dos millones de dinero público.
UNA FALACIA INNECESARIA
Si Cimarro no volviese a propalar la falacia del “superávit”, por nuestra parte no tendríamos nada que decir al respecto, ya que una actividad cultural de este tipo no tiene que ser un negocio para las instituciones (para él lo es, y gordo). Es decir, que una actividad cultural que se pretende de primer nivel cueste dinero es lo normal, porque este tipo de actividades no deben estar pensadas para el negocio sino para la cultura y el deleite de los ciudadanos. Pero si se pretende llevar a los ciudadanos al engaño, entonces hay que decir la verdad.
Si el Festival de Mérida (véase la cifra prudente del cuatrienio que aparece en la Plataforma de Contratación del Estado relativa al evento) cuesta cada año en torno a cuatro millones de euros, y los ingresos por taquillas suponen menos de la mitad de esa cifra, ¿de dónde salen los 400.000 euros de superávit anunciados por Cimarro? Es muy fácil y lo hemos explicado otras veces, porque este engaño se remonta ya a 2012 y cansa. Cimarro “presupuesta” antes del Festival, y a la baja, unos determinados ingresos por taquilla, para este año 1,5 millones de euros. Y él luego llama “superávit” a todo lo que pase de esa cifra. El engaño es evidente y ninguna contabilidad seria admite una bobada semejante. Esa es la cifra falsa.
62.000 ESPECTADORES
Y luego están las cifras engañosas, que pueden ser reales, pero que están manipuladas e inducen a la confusión. Porque si Cimarro titula su informe diciendo “El Festival de Mérida cierra su 67ª edición con 147.181 asistentes” y los incautos no se paran a desentrañar la falacia, creerán que esas son las personas que han ocupado una localidad en el Teatro Romano de Mérida para ver las representaciones dramáticas del evento, y nada más lejos de la realidad. En esa cifra están incluidos los asistentes a diferentes espacios escénicos además del de Mérida, a pasacalles, a proyecciones de cine, a conferencias y a otras actividades secundarias. Solo hace falta que el avispado empresario incluya a las personas que han asistido a misa durante los días del Festival, para redondear mejor todavía la cifra.
Los espectadores del recinto monumental emeritense solo han sido 62.000 en los espectáculos dramáticos.
La realidad, sin embargo, es que a los siete espectáculos dramáticos de esta edición solo han asistido 62.000 espectadores, que divididos por las 39 funciones que han tenido lugar, dan una media de 1.590 espectadores por función, cifra que desde luego está muy bien, aunque lejos del triunfalismo de Cimarro.
CIMARRO Y SUS SOCIOS
La edición de 2021, como decimos, ha costado algo más de cuatro millones de euros de dinero público, no lo olvidemos, con un déficit real de más de dos millones. De esa cuantía, Pentación y sus socios se han llevado la parte del león. A Focus, socio de Pentación, es decir, Cimarro, el Festival de Mérida, es decir, Cimarro, le ha financiado el espectáculo Golfus de Roma, con un gasto de un millón de euros y el mayor número de días del programa nada menos que 10, el doble o más, que cualquiera de los otros. Pero es que, además, el Festival de Mérida y Pentación, es decir, Cimarro, han producido otro espectáculo para Cimarro, el Edipo, cuyo coste para el Festival desconocemos, porque el empresario practica un oscurantismo inadmisible en todo lo que tiene que ver con el recorrido económico interno. De modo que Cimarro o sus socios han acaparado la parte del león del presupuesto y el mayor número de funciones, nada menos que 15 de un total de 39, es decir el 38,46 % de los días de representación -situación que se repite año tras año desde hace diez-, como si en España no hubiese otras productoras, otras compañías, otros directores y otros actores.
Frente a esto, el maltrato que sufren las productoras y compañías extremeñas por parte de la dirección del Festival es escandaloso. Las producciones extremeñas, que, además, suelen ser lo más digno de la programación, reciben 135.000 euros del Festival, o 150.000 la que más. Y, encima Cimarro les hace firmar a todas una cláusula de confidencialidad, para evitar que se sepa semejante injusticia, lo que da idea de su sentido de la transparencia y el de las instituciones que lo sostienen.
Y todo esto ocurre, no lo olvidemos, con el beneplácito de la Junta de Extremadura.
(NOTA 1: Avisados como estamos de que ni Cimarro, ni Pentación, ni la Junta de Extremadura, ni el Patronato, han respondido nunca a nuestras reiteradas solicitudes de información sobre el Festival, las irregularidades del concurso de adjudicación, las cifras manejadas y otras cuestiones, hemos obviado ponernos en contacto con ellos para una petición estéril que solo nos haría perder el tiempo. No obstante, si cualquiera de las empresas, personas e instituciones concernidas detectan errores o apreciaciones incorrectas en esta información, estamos abiertos a rectificar, si ha lugar, en cuanto nos lo hagan saber.
NOTA 2: Al final de esta información, los lectores y lectoras pueden seguir el recorrido de las irregularidades y abusos producidos en el Festival de Mérida durante los últimos diez años y etapas anteriores en los enlaces adjuntos).
(Próximamente: 2012-2021: diez años de vergonzoso nepotismo de Cimarro & Amiguetes en el Festival de Mérida).
(José Mª Pagador es periodista y escritor, y fundador y director de PROPRONews. Sus últimos libros publicados son 74 sonetos (poesía, Fundación Academia Europea de Yuste), Los pecados increíbles (novela, De la Luna Libros), Susana y los hombres (relatos, Editora Regional de Extremadura) y El Viaje del Tiburón (novela, Caligrama Penguin Random House).
SOBRE EL AUTOR
José Mª Pagador y Rosa Puch, 100 años de periodismo
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