domingo, 28 abril, 2024
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Llamadme Vargas Llosa…

…pero yo no estaría feliz durante ocho años en un ambiente que detesto para luego decir que lo aborreces

Llamadme Vargas Llosa, no porque escriba cómo él, ya quisiera; no por su edad, no quisiera; no por su dinero, ya quisiera; o por su fama, que no sé, no sé…; o por sus convicciones ideológicas, en mis antípodas. Hablo de que, al igual que él, no se me levanta, no la pichula, que soy mujer y carezco de ese adminículo, tampoco le tengo envidia (al pene quiero decir), cómo afirmaba el doctor Sigmund Freud. Qué va, es todo más prosaico; es el brazo. Resbalé, me caí, me rompí el brazo derecho y lo tengo inmovilizado y pegado, merced al cabestrillo, a una teta, que eso si tengo (dos, por cierto). Pero, vamos estar ocho años conviviendo, aparentemente feliz con una señora, para luego decir que no podías soportarlo es de traca.

La periodista, con su perro Killer
La periodista, con su perro Killer

A ver, que levante la mano aquel o aquella que no haya sufrido por una infidelidad (alguna vez), que no haya sido infiel (alguna vez), o ambas cosas, (alguna vez), aunque no necesariamente a la misma vez .

Y que levante la mano quien lo haya padecido en silencio y solo contado (alguna y mil veces), a sus amistades más íntimas, incluido su perro y la gata de la vecina.

Bien, pues habéis hecho el ridículo. Pregonarlo a los cuatro vientos es lo que mola y resulta rentable… Si es que no somos influencers porque no queremos…


Las infidelidades y las «partes bajas» para el arrastre es mejor, dado el caso de que suceda, sufrirlas en silencio.


Que Isabel Preysler cuente se vida en el Hola, es normal; que una influencer llamada Laura narre en Instagram que se ha operado de hemorroides, (menos mal que sin foto del evento), es normal; que una señora marquesa jure y perjure, siendo ultracatólica, que no vuelve con su novio infiel, y luego se retrate besuqueándose con pasión (con el mil veces reprobado) y anuncie boda inminente, es normal, pero pecado; que una cantante famosa vierta en su nuevo disco todo su rencor es normal. Pero que todo un premio Nobel nos informe de que su pichula solo le sirve para mear y que echa de menos a su ex mujer, con la que, dicho sea de paso, se casó después de divorciarse de la anterior, y a la que, según cuentan, dejaba cada dos por tres, para ofrecerle variedad a la pichula, digo yo que sería, es que es para eso, para mear y no echar gota .

Resumiendo, que todos los escritores se nutren de hechos reales para sus novelas, pero cobrar una buena pasta por salir en las exclusivas con tu novia, permanecer feliz en ese ambiente durante ocho años y luego decir que lo aborreces, está más feo que pregonar lo de las hemorroides.

Y es que las infidelidades y las «partes bajas» para el arrastre es mejor, dado el caso de que suceda, sufrirlas en silencio, como bien decía aquel famoso anuncio.

Una, que es discreta.

(Elisa Blázquez Zarcero es periodista y escritora. Su último libro publicado es la novela La mujer que se casó consigo misma. Diputación de Badajoz).

SOBRE LA AUTORA

Una colaboradora muy especial

OTROS LLAMADME

Llamadme solidaria…

Llamadme antimilitarista…

Llamadme mujer…

Llamadme presunta…

Llamadme escéptica…

Llamadme desconsolada y horrorizada…

Llamadme interesada…

Llamadme rarita…

Llamadme confusa…

Llamadme nostálgica…

Llamadme puta…

Llamadme antitaurina y olé…

Llamadme desesperada…

Llamadme rara…

Llamadme vaga…

Llamadme lo que os dé la gana…

Llamadme cabreada…

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