jueves, 3 octubre, 2024
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Llamadme presunta…

...como llamamos, por el momento, a los dos señoritos de las mascarillas carísimas

Llamadme presunta, ya que casi todo lo que diré en este artículo tendría que llevar delante esa palabreja que todo lo tapa, y que lo mismo vale para un desfalco real que para un asesino confeso al que pillaron con las manos en la sangre. Ponedla dónde la consideréis procedente. Yo abrevio o no acabo, que el asunto va de esas mascarillas (presuntamente) carísimas…

La periodista, con su perro Killer
La periodista, con su perro Killer

Resumen del cuento, para los que hayan estado hibernando estos días y no lo sepan: érase una vez una pareja de señoritos de alta alcurnia, de esos de la rojigualda en la muñeca y un Montecristo entre los dedos, dos tipos que han dejado chico al mismo Jesucristo y su milagro de la multiplicación de los panes y los peces. Nuestros dos amiguitos han convertido una catástrofe mundial en una oportunidad de emprendimiento, unos test defectuosos y unas mascarillas cutres, en un yate de lujo, un piso de más lujo todavía y una ristra de coches de esos que yo solo veo en las pelis de James Bond. Y todo, y no es la primera vez, por su cara bonita, sus amistades complacientes, su agenda telefónica repleta de números de despachos importantes, y sus familias de rancio, y (en algún caso) pestilente, abolengo.


Somos unos cantamañanas, pero ¿qué esperar de un país que tiene por héroe literario a un muchacho avispado que robaba a un ciego avariento?


Somos unos cantamañanas, pero ¿qué esperar de un país que tiene por héroe literario a un muchacho avispado que robaba a un ciego avariento? Estos dos de la, por ahora, más reciente y desvergonzada estafa, mantienen la tradición. No están solos, también está en esa onda el que envió, para quitar la nieve que dejó Filomena, una máquina que llevaba arrumbada 30 años en un desguace (por la módica cantidad de 700.000 euros). O la del máster regalado, que fue absuelta. A su exasesora, por firmar, le han caído dos años de cárcel, pero la beneficiada no sabía, oiga, y para más inri, da lecciones de ética en una televisión como tertuliana. O los jueces, que se cabrean por una viñeta, pero que no protestan porque algunos de sus colegas metan la pata hasta la borla del birrete. Eso sí, los chistes se nos dan de maravilla, es sablearnos con algún palo de estos y Twitter derrocha ingenio y salero. Lástima que se quede en las risas, mientras nos mean y creemos que llueve.

Y sin duda, el mejor chascarrillo nos lo ha ofrecido el protagonista del escándalo que nos ocupa, Luis Medina, (hijo de aquel duque de infausto recuerdo), que ha dicho: “No hay irregularidad alguna. La fiscalía, ya sabes, son todos de izquierdas”. Me lo imagino dándole una calada al puro y sin que se le despeine el tupé.

¡Ay!, Chiquito de la Calzada, te ha salido un heredero, ¡por la gloria de tu madre! “¿Te da cuen?”

(Elisa Blázquez Zarcero es periodista y escritora. Su último libro publicado es la novela La mujer que se casó consigo misma. Diputación de Badajoz).

SOBRE LA AUTORA

Una colaboradora muy especial

OTROS LLAMADME

Llamadme escéptica…

Llamadme desconsolada y horrorizada…

Llamadme interesada…

Llamadme rarita…

Llamadme confusa…

Llamadme nostálgica…

Llamadme puta…

Llamadme antitaurina y olé…

Llamadme desesperada…

Llamadme rara…

Llamadme vaga…

Llamadme lo que os dé la gana…

Llamadme cabreada…

Llamadme Luna…

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