Hace bastantes años, el entonces príncipe (hoy, rey Felipe VI) quiso vivir una jornada con nosotros durante la trashumancia de las ovejas merinas de Cesáreo Rey a su paso por Toledo. Aceptamos su petición enseguida y de ese modo pudo ver cómo las ovejas no querían beber en el Tajo, tal era la pestilencia y contaminación de sus aguas. Han pasado muchos años y hoy España tiene muchos más problemas medioambientales.

Yuste, Extremadura.-
Hace bastantes años, el entonces príncipe (hoy, rey Felipe VI) quiso vivir una jornada con nosotros durante la trashumancia de las ovejas merinas de Cesáreo Rey a su paso por Toledo. Aceptamos su petición enseguida, y de ese modo pudo ver cómo las ovejas no querían beber en el Tajo, tal era la pestilencia y contaminación de sus aguas. Además, al colocarse tras el rebaño con nuestro mayoral, la polvareda que los animales levantaban era tal que se llevó por delante el maquillaje que el equipo de TVE le había puesto, imagen que no dejaba de resultar simpática en aquella circunstancia. Durante la parada para comer aprovechamos, además, para contarle cuál era el estado deplorable de las cañadas y las intrusiones y ocupaciones públicas y privadas que veníamos encontrando desde Extremadura hasta los puertos del norte.
Una república no se hace sin republicanos, y los que veo a mi alrededor, cuando no andan a hostias entre ellos, están más verdes que las torviscas.
Por esa época yo acababa de publicar, junto a Mario Gaviria, un estudio titulado La quimera del agua en el que ya pronosticamos lo que actualmente está ocurriendo en el acuífero 23 de La Mancha, estudio que me prometió leer con mucho interés. Y desde aquellos años hasta hoy, en la reciente entrega del premio Carlos V, de la Academia Europea de Yuste, no había tenido ocasión de volver a hablar con Felipe. Cuando el protocolo trataba de impedir que me aproximara a él, dio un paso y se acercó a mí, lo que nos permitió rememorar aquella jornada trashumante de la que se acordaba con detalle.
También me indicó que le fue muy útil aquella publicación que le regalé sobre el agua, comentario que yo aproveché para anunciarle que en su habitación se iba a encontrar la cartera de corcho que hemos creado para albergar la colección completa de nuestro Cuaderno Extremeño para el Debate y la Acción y que, entre otros muchos asuntos, trata a fondo el mundo de los alcornocales y el corcho, en el que a partir de ahora incluiremos también a Portugal.

El rey me dijo que no había tenido tiempo de verla aún y me prometió nuevamente que los leería con atención y comentaríamos su contenido en cuanto se nos vuelva a dar una nueva oportunidad para charlar.
Independientemente de las ideas que cada uno tenga, a mí me parece muy positivo que el jefe del Estado conozca una publicación como la nuestra, máxime cuando son otros quienes se la han regalado. De él depende su interés por esta publicación que busca un acercamiento y un análisis conjunto de sectores que compartimos con nuestro país hermano Portugal, cuyo liderazgo mundial en el sector corchero es indiscutible. Así pues, si se produjera un nuevo encuentro entre ambos, tal como manifestamos, no duden ustedes de que les narraría mis impresiones.
Y en cuanto al dilema entre república o monarquía… ya tendremos tiempo de hablar de ello. He dicho en otros lugares que una república no se hace sin republicanos. Y los que veo a mi alrededor, cuando no andan a hostias entre ellos, están más verdes que las torviscas. Habrá que esperar a que la breva madure.
(Juan Serna Martín, exconsejero de la Junta de Extremadura, es un destacado intelectual y activista medioambiental, escritor y columnista, Premio Nacional de Medio Ambiente 2022).
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