A estas alturas, hablar de lo que sucedió en la izquierda en la Segunda República y en la Guerra Civil española no tiene mucho sentido. Los que no saben qué pasó ―que son muchos― que lean, y a los que les ciega el sectarismo y no quieren reconocer que en la izquierda española la mayoría eran socialistas y anarquistas, y que los comunistas eran cuatro gatos que jodieron todo lo que pudieron aquella etapa…, a esos, nadie les va a convencer del trasfondo de lo que sucedió. El asunto es que se perdió una gran ocasión para consolidar la democracia en España, lo que habría permitido llevar a cabo una serie de reformas que hubieran evitado la larga noche del franquismo y todas las atrocidades que la siguieron.
Villanueva de la Serena, Extremadura.-
Ahora, en una etapa histórica muy distinta a aquella, nuevamente el fantasma de la división y las trifulcas entre la izquierda amenazan con hacer imposible la consolidación de la democracia y de las reformas necesarias en la sociedad actual, en la que, desgraciadamente, todavía quedan sectores que añoran aquel viejo franquismo y donde la derecha conservadora parece mucho más dispuesta a pactar con él que a aceptar la alternancia en el gobierno para emprender las reformas que nos lleven a una sociedad más moderna e integrada en una Unión Europea donde nuestro país juega cada día un papel más importante.
A pesar del pacto de Gobierno que en última instancia se produjo para evitar tener que repetir las elecciones ―e impedir así que gobernara de nuevo la derecha―, las divisiones en el denominado “bloque progresista” empezaron desde el principio.
Los de Podemos, pese a que habían perdido bastante fuerza debido a sus torpezas y sectarismo, seguían tensando la cuerda con pretensiones tan maximalistas como ingenuas a veces.
El PSOE, a pesar de sus torpezas y vaivenes, logra mantenerse en un equilibrio inestable, si bien algunos “barones” y “viejas glorias” hacen lo posible por destruirlo.
Los nacionalistas catalanes seguían queriendo forzar por las bravas la separación de Cataluña del Estado español. Y solo la gran división entre ellos llevó a Esquerra a asumir posiciones más pragmáticas y de mayor entendimiento con los socialistas.
Los del PNV, haciendo uso de su pragmatismo habitual ―ese que los ha llevado a conseguir que el País Vasco tenga el nivel de vida mal alto de España―, han colaborado en mantener el pacto de “Gobierno progresista” al que aludimos.
Y el PSOE, a pesar de sus torpezas y vaivenes, logra mantenerse en un equilibrio inestable, si bien algunos “barones” y “viejas glorias” hacen lo posible por destruirlo.
En estas circunstancias, tiene mérito que ese pacto al que atacan desde tan distintos frentes siga resistiendo.
De nuevo estamos ante la encrucijada de si serán capaces la izquierda y los sectores progresistas aliados de mantenerse unidos hasta el final de esta legislatura tan laboriosa, en unos momentos tan difíciles de esta etapa política que no solo afecta a España, sino a toda la Comunidad Europea. O, por el contrario, si volveremos a las andadas cainitas de una izquierda en gran parte culpable de que en este país la democracia no pueda arraigar como lo exige nuestra peculiar historia, así como las circunstancias especialmente sobrevenidas en los últimos años.
Si prosperaran iniciativas como la de la ministra Yolanda Díaz, eso ayudaría a estabilizar los acuerdos con el principal socio de Gobierno. Sin embargo, está por ver si el sector duro de Podemos, con una oposición cerril, no las malogran a fin de que no pierdan poder algunos de sus líderes ―comandados todavía por Iglesias―, que se consideran propietarios del partido que quería asaltar el cielo.
Estos profesores jóvenes, que deberían conocer bien la historia de España, tienen en su mano evitar que, una vez más, la división de la izquierda frustre una ocasión como la que se abre en estos momentos a nuestro país. Si no ellos, al menos sus bases deberían evitar que volvamos a las andadas antes de que retrocedamos hasta donde nos quiere llevar la caverna que componen PP y VOX.
(Juan Serna Martín, exconsejero de la Junta de Extremadura, es un destacado intelectual y activista medioambiental, escritor y columnista, Premio Nacional de Medio Ambiente 2022).
SOBRE EL AUTOR
Juan Serna, un intelectual de la ruralidad y el ecologismo
Juan Serna y un premio muy merecido
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