El reciente debate sobre el estado de la región celebrado en la Asamblea de Extremadura, mueve al autor a una serie de interesantes reflexiones sobre las intervenciones de los intervinientes principales, uno que sigue, Guillermo Fernández Vara, y otro que se va -o que lo echa su partido-, José Antonio Monago, sin olvidar a Irene de Miguel (Podemos). Y con el asunto (la amenaza) del litio flotando sobre la ciudad de Cáceres.
Villanueva de la Serena, Extremadura.-
El análisis formal del debate lo dejo para el periodismo convencional, que lo cuenta a su manera y con los límites que ya conocemos. Trataré de hacer el resumen de cómo he visto yo a los intervinientes a partir de las impresiones que me han causado.
GUILLERMO FERNÁNDEZ VARA
Salió del toril como un torrente, con un discurso arrollador de quien conoce la tierra, la Administración y los distintos sectores de una comunidad que conviven como pueden y como se les ha acostumbrado durante este medio siglo de transición hacia no se sabe bien qué destino. Dijo cosas que son o pueden ser verdad y que estamos viendo o que vamos a ver en breve. Y dio explicaciones acerca de cómo funciona el aparato administrativo, ya que él lo conoce mejor que nadie. A pesar de la solidez con la que habló, creo que le sobró un poco de triunfalismo y dogmatismo, aunque dejara claro que se sabía bien la lección. Es conocedor de la gran crisis en la que estamos y, sobre todo, de la que se avecina, esa que, como él mismo ha reconocido en otros momentos, se llevará a muchos políticos por delante… Por eso tiene mérito que se presente de nuevo a unas elecciones ahora, cuando podría marcharse tranquilamente con un balance bastante mejor que el de los que le precedieron.
Tiene mérito que Vara se presente de nuevo a unas elecciones ahora, cuando podría marcharse tranquilamente con un balance bastante mejor que el de los que le precedieron
No dijo algunas cosas que podría haber dicho, porque si lo hubiera hecho le habrían podido correr a gorrazos algunos de los suyos, ¡y no digamos del resto de la jauría! Parece resignado a hacer lo que considera que puede hacer, sin correr el riesgo de afrontar los cambios que exige el momento en que vivimos, ese que “se puede llevar a algunos políticos por delante”. Él es un político pragmático que, aunque sabe que tiene en su entorno a alguna gente poco preparada y que va a lo suyo, es consciente de que cambiar a una parte de su aparato político es una tarea que exige mucho arrojo. No es un político valiente y, pese a conocer la gravedad de las circunstancias que vienen, prefiere ganar las próximas elecciones, y después… ya veremos, aunque sepa que hay cambios a la vista que ni pueden ni deben esperar mucho más. Tendremos tiempo de ver si en su última etapa política se atreve a hacer lo que un político inteligente y con altura de miras tiene que hacer cuando las circunstancias así lo exigen. O lo hace o se lo llevan por delante.
JOSÉ ANTONIO MONAGO
Salió como un búfalo en celo, con un discurso radical y catastrofista en el que no dejó resquicio para nada positivo. No es que no hubiera verdad en algunas de las cosas que dijo, pero se pasó siete pueblos en el balance que hizo de todo lo acaecido. Cuando uno echa la vista atrás y recuerda su etapa de presidente es cuando el globo se desinfla y vemos que predicar no es dar trigo. Entonces la pregunta ingenua es: ¿por qué le quita su partido de candidato a la presidencia de la Junta? En la política de la demagogia me recordó a otro colega suyo al que ahora dedican calles (Luis Ramallo se llamaba) y que algunos tildaron de jabalí. Aquel caballero tuvo que probar fortuna en Madrid cuando comprobó que en Extremadura no tenía nada que hacer. Creo que Monago puede llevar el mismo camino, y bueno será que no se meta en ningún lío, como sí hizo su antecesor, que se libró por los pelos de episodios que podrían haber dado al traste con él.
Cuando uno echa la vista atrás y recuerda la etapa de Monago como presidente, su globo se desinfla y vemos que predicar no es lo mismo que dar trigo.
El radicalismo sin límites, señor Monago, solo se le da bien a esos descerebrados de Vox, que se llevan a ese porcentaje de ciudadanos franquistas que todavía es mayor del que creíamos algunos y que acabarán volviendo a un PP que les recibirá con los brazos abiertos, pues es el lugar del que nunca deberían haberse marchado. La derecha es más práctica que la izquierda y acabará entendiéndolo.
Finalmente, las lágrimas se apoderaron de la Asamblea y, a pesar del discurso apocalíptico de Monago, acabaron todos dedicándole los mejores deseos de futuro, incluido aquel que se hubo zurrado la badana con él hasta extremos que no podremos olvidar.
IRENE DE MIGUEL
No voy a ocultar que es con la que más afinidades tengo, a pesar de mis discrepancias, cada vez mayores, con su partido. Creo que dijo cosas interesantes que deberían tenerse en cuenta, pese a que su discurso ambiental tenga aún ciertas carencias. Le recordó a Vara cosas que este no debería olvidar y señaló ciertas contradicciones que se dan en la política real de Extremadura, algunas muy importantes sobre las que tendrán que meditar PSOE y Podemos, en caso de que tengan la oportunidad de colaborar en el futuro. Dejado claro que su crítica era mucho más creíble que la de Monago, también hay temas en su discurso sobre los que tendrán que meditar. Uno de ellos es el tema de defensa. En un momento como el que se está viviendo en Europa y en el mundo, debería fijarse en el cambio operado en algunos países de la socialdemocracia escandinava. Reflexión que debería hacer la izquierda en general, aunque los hay de piñón fijo sobre los que no caben muchas esperanzas…
Otro tema para meditar es el sector público. Estoy totalmente de acuerdo en su impulso. Sin embargo, no olvidemos que hay empresas públicas importantes que no funcionan ni medio bien y que tienen presidentes que no habían visto una empresa en su vida. Decía Machado que tan importante como hacer las cosas es hacerlas bien. Sector público sí, pero sabiendo dónde y por quién debe estar dirigido.
Y EL ASUNTO DEL LITIO
Sobre el asunto del litio, dos cosas diré, una a Vara y otra a Irene. Al primero le digo que tener hoy día una Ley de Minas franquista es una vergüenza para quienes han gobernado este país durante tantos años. A Irene, que la propuesta que ellos han hecho para cambiar esta ley es manifiestamente mejorable. Y a ambos, he de decirles que, quede como quede el tema del litio, poner una mina pegada a la ciudad de Cáceres -a pesar de las mentiras que nos están contando- sería una torpeza y una cobardía por parte de quienes lo permitieran. Espero que eso no suceda.
(Juan Serna Martín, exconsejero de la Junta de Extremadura, es un destacado intelectual y activista medioambiental, escritor y columnista, Premio Nacional de Medio Ambiente 2022).
SOBRE EL AUTOR
Juan Serna, un intelectual de la ruralidad y el ecologismo
Juan Serna y un premio muy merecido
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