Dicen que “Madrid es mucho Madrid” y que su capacidad de resistencia fue siempre excepcional. Sin embargo, la pesadilla que padezco cada vez que oigo, veo o leo los medios de comunicación me sobrecoge y me resisto a creer que pueda ser real lo que está aconteciendo en esta campaña electoral. Que sean dos mujeres con los perfiles biográficos de Isabel Díaz Ayuso y Rocío Monasterio las que tengan acorralada a esta izquierda desconcertante me parece algo surrealista.
Villanueva de la Serena, Extremadura.-
Sé que, a veces, las encuestas se equivocan un poco, pero tener que estar pendiente de eso que los sociólogos llaman el “factor de insinceridad” para que la izquierda consiga un parlamentario más que la derecha me parece muy triste e inquietante, principalmente porque no está descartado que dicha insinceridad pueda darle aún más votos a la derechita cobarde y también a la otra.
Sé que la izquierda que tenemos lo ha hecho fatal. No se pueden cometer más errores ni hacerse más daño entre ellos mismos y, sobre todo, hacérselo a sus votantes. Lo de Podemos es la historia de un error tras otro hasta acabar echando del partido a lo mejor que tenían dentro de él para ahora presentarse a unas elecciones separados.
La izquierda que tenemos lo ha hecho fatal, no se pueden cometer más errores ni hacerse más daño entre ellos y a sus votantes.
El baile del PSOE -que si sí, que si no…- para terminar creando los veintitrés ministerios, las vicepresidencias en serie y el fichaje del consultor, asesor y prohombre del gobierno, Iván Redondo, ha sido otro vaivén que ha dejado pelos tanto en la gatera socialista como en la de sus simpatizantes. Si al menos esto sirviera para enmendar el rumbo a toda máquina, tal vez quedarían algunas esperanzas, pero lo de la izquierda de la Puerta del Sol no se arregla diciendo “hemos cometido errores”. Algún santón tiene que quitarse del medio y dedicarse a escribir sus memorias a fin de que sean otros los que intenten enderezar los entuertos -si la divina providencia obra un milagro-, o bien esperar dos años a que la putrefacción entre esas dos derechas se produzca y las lleve de nuevo al lugar del que nunca debieron salir.
Ignoro si el ala progresista de todos los que concurren a la Asamblea madrileña tendría tiempo todavía de algún gran gesto de autocrítica y de demostrar una unión sincera y sin fisuras. Sé que esa posibilidad existe. No obstante, mi pregunta es: ¿tiene esta izquierda la altura de miras y la generosidad suficientes para llevar a cabo esa confesión pública y dejar claro el compromiso que estarían dispuestos a hacer, de modo que el pacto que puedan establecer entre ellos y las medidas que deban tomar resultaran creíbles a los madrileños?
Falta una semana escasa para ello. Mientras tanto, seguimos pendientes de la pesadilla.
(Juan Serna Martín, exconsejero de la Junta de Extremadura, es un destacado intelectual y activista medioambiental, escritor y columnista).
SOBRE EL AUTOR
Juan Serna, un intelectual de la ruralidad y el ecologismo
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