Creo que el papel de líderes como Borrell, en sitios tan estratégicos como los que ocupa, es enormemente importante, como lo es igualmente la labor de António Guterres, que comentaba en mi columna anterior. Personas con ese caudal de experiencia que han evolucionado de modo tan efectivo son vitales para la toma de decisiones que hay que llevar a cabo en estos momentos.
Yuste, Extremadura.-
Con la llegada de los primeros ayuntamientos democráticos, empecé mi aventura política en el consistorio de Villanueva de la Serena como responsable de Urbanismo. Por entonces, José Borrell fue designado al frente de Hacienda en el gobierno regional de Madrid. De modo que ya a principios de los 80 pude conocerle y seguir sus peripecias. Sin embargo, fue en su etapa de ministro de Obras públicas, Transportes y Medio Ambiente cuando tuvimos más contacto, ya que en varias ocasiones los ecologistas mantuvimos ciertas discrepancias con él, debido a que le tocó jugar un papel tecnocrático en tiempos en que el medioambiente era poco valorado. De hecho, nunca olvidaré una reunión de muchas horas en Segovia (en la que ni él logró convencernos a nosotros ni nosotros a él tampoco) acerca del impacto que tendrían algunas de las obras públicas que se estaban proyectando.
Estoy convencido de que contribuirá todo lo que pueda a los cambios que estos momentos exigen y a neutralizar los conflictos bélicos en la medida de lo posible.
Tras Enrique Barón y José M.ª Gil Robles, en 2004 fue elegido presidente del Parlamento Europeo, donde pudo aportar su gran experiencia política, al igual que hace ahora convertido en Alto Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad y en vicepresidente de la Comisión Europea. A lo largo de estos más de 40 años ha ocupado otros muchos cargos que completan una biografía excepcional.
En el reciente acto de la Academia de Yuste, con motivo de la concesión del Premio Carlos V al secretario general de la ONU, António Guterres, pudimos conversar un buen rato y recordar las vivencias de ese largo período, e incluso hablar de estos nuevos tiempos en los que todo está cambiando tanto y de los nuevos retos económicos y ambientales que son de unas dimensiones que asustan, sobre todo debido a la falta de valor de los países más poderosos y, además, a las guerras que están desatando los gobiernos más reaccionarios y autoritarios del globo.
Creo que el papel de líderes como Borrell, en sitios tan estratégicos como los que ocupa, es enormemente importante, como lo es igualmente la labor de António Guterres que comentaba en mi columna anterior. Personas con ese caudal de experiencia que han evolucionado de modo tan efectivo son vitales para la toma de decisiones que hay que llevar a cabo en estos momentos.
A lo largo de estos días he recibido comentarios muy positivos sobre su figura. No obstante, también he recibido otro de un amigo que escribe bien y que lo trata de patán y de payaso que se viste de militar y que no ha dado un palo al agua en su vida. Entiendo que se puedan tener discrepancias con Borrell, yo mismo las he tenido. Pero dedicarle estos calificativos me parece, como mínimo, desafortunado, y, además, pretender convencerme a mí de ello reiteradamente es una tarea inútil.
Así pues, Borrell y yo hemos quedado en estar en contacto para intentar desarrollar alguna idea interesante. Y espero tener la ocasión de pedirle que nos dedique algún artículo en nuestro Cuaderno Extremeño para el Debate y la Acción, sobre su visión de la Unión Europea en estos momentos, el cual podría resultar de gran interés para todos.
Concluyo diciendo que, a pesar de la fuerte personalidad que siempre ha tenido Borrell, e incluso de que algunas de sus decisiones hayan podido ser polémicas en determinados momentos, ciertamente ha evolucionado de posiciones más o menos tecnocráticas en tiempos lejanos a otras mucho más abiertas al nuevo discurso ambiental (algo habrá tenido que ver en esto Cristina Narbona…). Asimismo, estoy convencido de que contribuirá todo lo que pueda a los cambios que estos momentos exigen y a neutralizar los conflictos bélicos en la medida de lo posible, que no es tarea fácil.
Por mi parte, siempre que pase por la autovía de Madrid a Extremadura no me quedará más remedio que acordarme de él…
(Juan Serna Martín, exconsejero de la Junta de Extremadura, es un destacado intelectual y activista medioambiental, escritor y columnista, Premio Nacional de Medio Ambiente 2022).
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