sábado, 20 abril, 2024
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Monago, la caída prematura de un político que prometía

Su precoz fracaso es la consecuencia final de la caricatura que Iván Redondo hizo de él

El destino le jugó una mala pasada a José Antonio Monago Terraza, un político que prometía mucho en la política territorial del PP y hasta en la nacional, cuando Iván Redondo se cruzó en su camino. El nefasto y ridículo asesoramiento del “gurú” aparece como la causa principal del desastre y final prematuro de la carrera política del extremeño, retirado a los 56 años, una edad en la que sus colegas están en lo mejor de la madurez y gobernando. La caricatura en que le convirtió Redondo y los errores de (sobre)actuación e imagen inducidos por el “asesor” han sido determinantes en su hundimiento. No hay duda de que, con otro equipo a su lado que hubiese sabido destacar todo lo positivo y natural que había en su figura, el destino hubiese sido diferente para él. Su muerte política prematura tiene una causa evidente, basada en los numerosos errores que cometió inducidos por su “gurú” de cabecera. Prácticamente es el único político y gobernante de su edad que ha terminado en la cuneta. Pedro Sánchez se dio cuenta (no sabemos si) a tiempo y echó a Redondo de su lado antes de que terminara también con él.

Madrid, Mérida.-

José Antonio Monago Terraza tenía no pocos méritos y mucha experiencia política cuando Iván Redondo apareció en su vida. Nacido en una familia humilde, Monago es un hombre hecho a sí mismo. Su labor humanitaria desde el cuerpo de bomberos y desde las ong -de una de las cuales es fundador- es encomiable; participó en meritorias labores de rescate y ayuda en catástrofes y siniestros, en España y en otros países. Es un buen deportista. Su formación académica es amplia: profesor de EGB graduado en Ciencias Humanas, diplomado en Criminología, doctor en Derecho y profesor en diversos centros, con el mérito, además, de que estos estudios los realizó al mismo tiempo que trabajaba. Asimismo, su experiencia política es notable: concejal del Ayuntamiento de Badajoz durante 18 años, teniente de alcalde, diputado autonómico, senador, secretario general del PP de Extremadura y presidente de la Junta de Extremadura. Fue el primer político extremeño del PP que consiguió ganar unas elecciones autonómicas al PSOE, después de los sonados fracasos de sus predecesores, Floriano y Barrero. Además, su imagen todavía intacta y sus formas en sociedad hacían de él un prometedor político con una larga carrera por delante.


José Antonio Monago tenía formación, experiencia e imagen para una larga carrera política de éxito, pero cometió el error de su vida al contratar al “gurú”.


Su mala suerte fue que apareciera Iván Redondo en su vida y su inocente creencia de que había ganado en Extremadura gracias al “gurú”, cuando estaba cantado que un político de centro con un perfil como el suyo podía alzarse con la victoria sin necesidad de ese “asesoramiento” después de 30 años ininterrumpidos de gobierno (y cansancio) socialista.

Desde el principio se puso de manifiesto el mal camino emprendido por Monago, contagiado prematuramente de grandilocuencia y exceso redondinos, como se vio en la impúdica ceremonia de investidura en el Museo Nacional de Arte Romano, con más de mil invitados y una parafernalia más propia de un trasnochado césar. En ese momento inicial pronostiqué públicamente que su carrera no duraría.

El mayor error de Monago se llama Iván Redondo. JUNTAEX
El mayor error de Monago se llama Iván Redondo. JUNTAEX

MALOS CONSEJOS DE UN MAL ASESOR

La estrella de Monago empezó a declinar bastante antes de que se hiciera pública su aventura amorosa con una compañera de partido canaria. Urdir la absurda y carísima iniciativa de los Premios Ceres (más de tres millones de euros gastados en cuatro ridículos espectáculos); disfrazarlo de bombero; bautizarlo como “barón rojo”; idearle campañas basadas en raperos y viñetas; alejarlo de la línea política de Génova para intentar hacer creer que iba “por libre”; enajenarle el favor de su electorado natural por la quimera de arañar votos en la izquierda de Vara; escribirle discursos sonrojantes, por lo risibles y grotescos; hacerle adoptar poses engoladas y solemnes más propias de obispos decimonónicos; malgastar ingentes cantidades de dinero público en campañas institucionales claramente partidistas y de imagen de Monago; y tantos abusos cometidos y tantos errores provocados por los “consejos profesionales” de Iván Redondo, todo eso fue abonando sorda y tempranamente su decadencia.

En marzo de 2022 todavía declaró públicamente su disposición a seguir, lo que prueba su ceguera. PP
En marzo de 2022 todavía declaró públicamente su disposición a seguir, lo que prueba su ceguera. PP

EL ESCÁNDALO DE TENERIFE

Pero fue la manera garrafalmente errónea con la que el “gurú” dirigió la reacción y la respuesta de Monago al escándalo de Tenerife, lo que le dio la puntilla al político. Cualquier asesor con dos dedos de frente, ante la evidencia innegable de que el entonces senador había realizado al menos treinta y dos viajes privados a Tenerife, volando en clase “business” y con todos los privilegios inherentes a su condición representativa, para verse con su amante a costa de los impuestos de los españoles, le habría recomendado que afrontara con transparencia y sinceridad el asunto, pidiera perdón y actuara con responsabilidad.


Ha sido apartado de la primera línea política por el PP a una edad, 56 años, en que los gobernantes están en lo mejor de su carrera.


Pero, en lugar de eso, Redondo le montó una campaña suicida en la que el político empezó negando la cuestión, mintiendo, tratando de disfrazar los hechos -una aventura amorosa fuera del matrimonio de libro- vinculándolos con sus responsabilidades senatoriales -como si un senador por Extremadura tuviese otras cosas que hacer en las islas, aparte de darse a la buena vida, retozar y tomar el sol-, intentando hacer creer luego que tales viajes se los pagaba de su bolsillo, presentando una resistencia numantina a reconocer los hechos y, por último, blandiendo otro ridículo discurso frente a la catástrofe, como aquel “no me van a quebrar las piernas”, de factura típicamente redondina, lo que terminó de acabar con él.

El electorado español pasa por alto las aventuras amorosas de sus políticos, entre otras cosas, porque esas aventuras forman parte de la naturaleza humana de los electores. Pero lo que los españoles no perdonan es el abuso, el malgasto del dinero público y la mentira. Fue con aquella resistencia a admitir los hechos y con su negativa a reaccionar en la lógica de esa responsabilidad, lo que causó su definitivo hundimiento.

Hay que recordar, para calibrar el ridículo desacierto del asesoramiento que Monago recibió de Redondo en aquellos momentos nefastos, que el “gurú” incluso tuvo la osadía de hacerle citar a Murakami, diciendo que “a veces, en la vida, el destino se parece a una pequeña tormenta de arena que cambia de dirección sin cesar”, típico ejemplo del tonto engolamiento característico del “asesor”. Es decir, un escándalo de alcance nacional como el de sus viajes a Tenerife lo despacharon Redondo y Monago como “una pequeña tormenta de arena”. Y, además, el “gurú” pretendió darle la vuelta al descrédito como si el lance fuese positivo para su asesorado, haciéndole decir, después del escándalo: “hoy soy un presidente más fuerte, más capaz y más valiente; los rivales me han hecho más grande”, lo que prueba el universo de ceguera en el que lo tenía sumido Redondo y la olímpica ingenuidad del político.

DESASTRES ELECTORALES

Todas estas cosas absurdas las dijo públicamente aquel Monago “más fuerte, capaz y valiente” en noviembre de 2014, justo seis meses antes de perder las elecciones autonómicas de 2015 -que volvió a ganar Vara- a las primeras de cambio, con un descenso nada menos que de cuatro diputados autonómicos. Un verdadero desastre.


Todavía en marzo de 2022 se ofrecía públicamente, en su ceguera, para seguir al frente del PP extremeño y como candidato a la presidencia de la Junta de Extremadura.


Es decir, cuando debió de verse la genialidad del “gurú” si de verdad era tan eficaz como decía, llevando a Monago a una nueva victoria desde el poder -cosa mucho más fácil, por otra parte, si estás gobernando-, sucedió la hecatombe. Monago se convertía así en uno de los contados presidentes autonómicos de la democracia que no revalidaba un primer y único mandato. La cuesta abajo era ya inevitable.

Con posterioridad, Monago se resistió a ser apartado del primer plano político por su partido, cuando este comprendió que era un político amortizado después de su nueva y sonora derrota en las elecciones de 2019 que Fernández Vara ganó por mayoría absoluta.

Era el único barón del PP que no revalidaba mandato en la historia de la democracia, mientras Alberto Núñez Feijóo se convertía en líder nacional del PP después de cuatro mayoría absolutas en Galicia; Isabel Díaz Ayuso revalidaba mandato en Madrid en 2021 rozando la mayoría absoluta, con más votos que toda la izquierda junta; Fernando López Miras va a cumplir seis años al frente de la región de Murcia; Alfonso Fernández Mañueco revalidaba mandato al frente de Castilla y León en 2022; y Juan Manuel Moreno Bonilla no solo repetía mandato sino que lograba la hazaña de su mayoría absoluta en Andalucía. Mirarse en este espejo de exitosos políticos del PP más o menos de su edad y con un horizonte político totalmente abierto, evidenció todavía más el fracaso de Monago.

PREMIO DE CONSOLACIÓN

Con Casado al frente del PP al expresidente extremeño no le fue nada bien y se atrincheró en el PP extremeño esperando tiempos mejores. Creyó que estos habían llegado cuando Casado cayó y Feijóo se perfilaba para sustituirle. Tanto es así, que el 13 de marzo de 2022, Monago todavía se ofreció públicamente diciendo que “mi posición vital siempre ha estado a disposición del partido”, lo que prueba su intención de continuar como líder del PP extremeño y candidato a la presidencia de la Junta de Extremadura, y ratifica su falta de visión sobre el clima interno en relación con él y sobre sus opciones personales.

Pero el PP de Feijóo, consciente de que Monago estaba más que amortizado, apostó claramente por la renovación desde el principio, aunque reservando para él el intrascendente premio de consolación de la presidencia de la Comisión de Derechos y Garantías. Eso, sin contar su poltrona de senador por designación autonómica, en la que se levanta 7.300 euros al mes prácticamente por no hacer nada, como el resto de los miembros del Senado, que es una especie de retiro de oro para políticos sin futuro como él o como Floriano, Javier Arenas o Susana Díaz, y que los españoles no comprendemos cómo sigue existiendo una cámara tan innecesaria como inútil.

Con ese estilo engolado que terminó asumiendo como propio, Monago se despidió de la Asamblea de Extremadura diciendo “siempre que se me llame, siempre estaré con Extremadura”, con ese absurdo y reiterativo “siempre” y como si alguien le fuese a llamar para nada en lo sucesivo.

Parece mayor que Vara teniendo ocho años menos. ASAMBLEA DE EXTREMADURA
Parece mayor que Vara teniendo ocho años menos. ASAMBLEA DE EXTREMADURA

LA MEJOR EDAD

Monago ha dejado el primer plano de la política, apartado por su partido, con tan solo 56 años de edad, es decir, cuando los gobernantes están en su mejor momento de madurez y experiencia para seguir ejerciendo el poder. Es un caso extraordinario de caída prematura. Sin contar a los más longevos en el cargo de presidente autonómico, como Miguel Ángel Revilla, que va a cumplir 80 años, y sin contar tampoco a los más jóvenes, que están en torno a los 40, el resto de presidentes tienen una edad que oscila entre los 51 años de la presidenta de Baleares y los 64 de Guillermo Fernández Vara o los 65 del presidente de Aragón. Es decir, diez presidentes autonómicos ejercientes en el cargo están en la franja de edad de José Antonio Monago, de modo que él es el único de los líderes autonómicos actuales que no sigue.

Estas contradicciones y estos fracasos -que no consigas revalidar tu presidencia y que tu propio partido no renueve su confianza en ti es algo muy duro- parecen haber hecho mella en el expresidente. Cuando se despidió de la política extremeña, la foto de Vara y de él puso de manifiesto el desgaste. Porque parece mayor que el actual presidente teniendo ocho años menos.

(José Mª Pagador es periodista y escritor, y fundador y director de PROPRONews. Sus últimos libros publicados son 74 sonetos (poesía, Fundación Academia Europea de Yuste), Los pecados increíbles (novela, De la Luna Libros), Susana y los hombres (relatos, Editora Regional de Extremadura) y El Viaje del Tiburón (novela, Caligrama).

SOBRE EL AUTOR

José María Pagador Otero

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