El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, no tiene alternativa en la política que ha de seguir forzosamente en la preocupante legislatura que ahora comienza. Dado que no puede hacer a la vez dos cosas totalmente antagónicas -servir a España y atender las exigencias de ERC y Bildu- ha de traicionar -enseguida lo sabremos- o al país o a los independentistas. De momento, ya ha traicionado a los electores como yo que confiamos en su promesa de que no pactaría con Podemos y los independentistas.
Muchos de los electores que votamos a Pedro Sánchez el 10-N, después de haberlo hecho con anterioridad en convocatorias electorales previas a las que se presentó, nos sentimos traicionados al día siguiente de que perdiera tres escaños (ahora se ha visto que cruciales) y centenares de miles de votos, con el acuerdo súbito, abrazo incluido, con Pablo Iglesias. Muchos de los electores socialistas, quizás una mayoría de ellos, incluido yo, nos creímos su promesa de que no pactaría con Podemos ni con los independentistas. Su célebre frase “no dormiría tranquilo… ni tampoco los españoles…”, constituyó -eso creímos tantos ingenuos socialistas de base- una promesa en toda regla a cuyo cumplimiento, puesto que nuestro voto se basó en eso, estaba plenamente obligado Sánchez, mediante ese contrato electoral que formalizamos él prometiendo y nosotros votando. El vídeo que ilustra estas líneas es bien elocuente al respecto.
Los ciudadanos de este país no vamos a permitir que se rompa España o se viole la Constitución.
Solo unas pocas horas tardó Sánchez en traicionar esa promesa, para estupor, ira y vergüenza de muchos de los que le habíamos votado. Su inmediato abrazo a Iglesias y a todo lo que este representa de desfasada política comunistoide con tintes bolivarianos, representó en mi caso una traición a mi confianza, a mi voto y a mi vinculación desinteresada de décadas con el PSOE, partido al que apoyé tempranamente en pleno franquismo, con el que colaboré de mil maneras, para el que trabajé gratis incluso jugándome entonces mi puesto de trabajo como periodista, y al que estuve afiliado en los momentos más difíciles.
Pedro Sánchez me traicionó el 11-N, pero ya no volverá a hacerlo, porque mi voto ya no será para él en lo sucesivo, como tampoco el de tantos socialistas traicionados y defraudados como yo.
NEFASTA ALTERNATIVA
Y ahora, consumada ya su traición a tantos electores, gracias a la cual Sánchez es hoy presidente del Gobierno, como ciudadano y como periodista constato la tremenda perspectiva con que se inicia esta legislatura de las traiciones. Porque la lealtad a la Constitución y la lealtad al pacto que ha suscrito (véase el infamante ACUERDO PARA LA CREACIÓN DE UNA MESA ENTRE EL GOBIERNO DE ESPAÑA Y EL GOVERN DE LA GENERALITAT DE CATALUNYA PARA LA RESOLUCIÓN DEL CONFLICTO POLÍTICO, como si el Gobierno de España no lo fuera de Cataluña) con los independentistas catalanes -que ya han dicho públicamente en el Parlamento que les “importa un pito la gobernabilidad de España”- no es posible de manera simultánea; de modo que, para que sea viable el triste camino emprendido contra toda dignidad y toda coherencia, tendrá que traicionar a España o a los independentistas.
Entretanto, para acallar a los ingenuos va a disfrazar esta tremenda contradicción de solución imposible con una batería de “medidas sociales”, entre las que se encuentra un Ministerio de Consumo a cargo de un Alberto Garzón que dice que “el país con el consumo más sostenible del mundo es Cuba”; tan sostenible, desde luego, que en esa isla el consumo materialmente no existe. Este es el aterrador horizonte que se vislumbra en los inicios de la legislatura.
Después de habernos traicionado a tantos electores que confiamos en su palabra de no buscar el apoyo de Podemos y de los separatistas, lo que esperamos ahora de Pedro Sánchez quienes le votamos es que traicione a ERC, cosa nada improbable teniendo en cuenta la trayectoria de un personaje en el que un día confiamos y al que defendimos en el peor momento de su vida política. Porque lo que no le vamos a permitir es que traicione a España y a la Constitución, ni que haga concesión alguna que suponga una violación del marco legal. Y debería no minusvalorar a la ciudadanía de este país que se llama España, ni desafiar más su paciencia.
Así que, después de las traiciones previas de las que tantos hemos sido ya víctimas, la nefasta alternativa con que encara Pedro Sánchez la nueva legislatura es, pues, la de traición o traición. O a España, o a los independentistas. Lamentablemente, no le queda otra. Y la que afecta a España será mejor que ni la intente.
(José Mª Pagador es periodista y escritor, y fundador y director de PROPRONews. Sus últimos libros publicados son 74 sonetos (poesía, Fundación Academia Europea de Yuste), Los pecados increíbles (novela, De la Luna Libros), Susana y los hombres (relatos, Editora Regional de Extremadura) y El Viaje del Tiburón (novela, Caligrama Penguin Random House).
SOBRE EL AUTOR
José Mª Pagador y Rosa Puch, casi 100 años de periodismo
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