martes, 19 marzo, 2024
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Elecciones, ya

La nueva crisis provocada por Podemos, otra grave afrenta a la democracia, y el chalaneo de Bildu deben tener una respuesta contundente

La permanente y antidemocrática rebelión en que vive Podemos, tanto a través de sus miembros en el Gobierno como en el Congreso -sin contar su tóxica acción partidaria- pone de manifiesto que el presidente Sánchez, si quiere defender nuestra democracia y el futuro de su partido, debe tomar cartas en el asunto de una vez, en una situación que se agrava cada vez más con la participación desestabilizadora de Bildu y los crecientes problemas económicos. Los ataques de ministros podemitas al Tribunal Supremo y a la presidenta del Congreso, y las declaraciones de Arnaldo Otegi asegurando que “si para sacar a los doscientos presos (asesinos etarras) de la cárcel tenemos que votar los Presupuestos Generales del Estado, los votaremos”, rebosan ya el vaso de la paciencia ciudadana y terminan de romper las costuras de nuestro sistema constitucional.

Madrid.-

Lo sucedido esta semana en el sector podemita del Gobierno excede toda medida. El inadmisible ataque de los ministros podemitas al Tribunal Supremo y a la presidenta del Congreso, a los que la ministra Ione Belarra ha acusado directamente de prevaricación (la Fiscalía debería actuar de oficio, porque tal acusación es presuntamente delictiva), por la condena al diputado de Podemos Alberto Rodríguez, en cuyo juicio quedó probado que había agredido físicamente a un policía en una manifestación, y por la retirada del acta de diputado ordenada por la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, dando cumplimiento a dicha sentencia, unido todo ello a los ataques del portavoz podemita en el Congreso, Pablo Echenique, y los torpes anuncios de querella contra la señora Batet, hacen imposible que el Gobierno de Pedro Sánchez continúe adelante como si nada pasara.

INFAME CHALANEO PROETARRA

Pero, además, estas agresiones de Podemos contra otras instituciones del Estado -nada menos que contra el poder legislativo y el judicial, lanzadas desde el propio poder ejecutivo, algo nunca visto en una democracia- y contra el sistema constitucional vigente, se enmarcan en otros episodios antidemocráticos protagonizados por otras fuerzas políticas populistas y separatistas en las que el Gobierno basa su inestable y carísima -a efectos económicos, políticos, de estabilidad, de credibilidad nacional e internacional, y de convivencia- mayoría parlamentaria.


La ministra Ione Belarra ha acusado de prevaricación al Tribunal Supremo y a la presidenta del Congreso, nada menos.


Esta semana, Arnaldo Otegi, ha vuelto a repetir la acostumbrada ceremonia de la hipocresía, haciendo como que entiende el dolor de las víctimas del terrorismo etarra, pero sin reconocer los crímenes cometidos ni pedir perdón por ellos. Y no solo eso, además se ha atrevido a sacar nuevamente a la luz el infame chalaneo gracias al cual el Gobierno de Sánchez se mantiene en el poder con los votos de los herederos de ETA. Otegi ha dicho textualmente: “esos 200 presos (criminales etarras condenados por gravísimos delitos de asesinato, secuestro, extorsión y otros) tienen que salir de la cárcel. Si para eso hay que votar los Presupuestos, los votaremos”.

A todo eso hay que añadir la permanente pugna entre los dos sectores del Gobierno, con la guerra abierta también entre Nadia Calviño y Yolanda Díaz a cuenta de la reforma laboral, todo lo cual representa un problema político mayúsculo que daña seriamente la calidad de nuestra democracia y que está haciendo trizas las opciones del PSOE de revalidar su pírrica victoria electoral. Sin contar los graves problemas económicos de los últimos tiempos, con la deuda pública disparada, la inflación por las nubes, los precios de la luz, de los combustibles, imparables, la amenaza de cobrar peaje en las autovías, el ingente gasto burocrático, que se dispara con la nueva “policía de animales”, las tonterías de la ministra Irene Montero y más de doce millones de españoles en el umbral de la pobreza.


“Esos 200 presos tienen que salir de la cárcel. Si para eso hay que votar los Presupuestos, los votaremos” (Arnaldo Otegi).


Las bases socialistas están escandalizadas y desencantadas por completo con la deriva del sanchismo, pese al frustrado lavado de cara del 40º Congreso Federal, que se ha quedado viejo en cuatro días, lo mismo que ocurrió con la remodelación ministerial de julio, de la que parece que hubiesen pasado no tres meses sino tres años.

Seguir manteniéndose en el gobierno con los infames apoyos de Podemos, de ERC y de Bildu es una temeridad que, de continuar así, Pedro Sánchez y el PSOE pagarán muy caro. Pero el problema principal es que ese precio lo estamos pagando también todos los españoles, en materia de calidad democrática, estabilidad institucional y convivencia. Son muchas las voces que reclaman ya un adelanto electoral, para que la ciudadanía se exprese y manifieste si quiere seguir siendo gobernada por un ejecutivo de estas características y en este ambiente de permanente guerra institucional, o prefiere un cambio que corrija este rumbo suicida. ¡Elecciones, ya!

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