viernes, 26 abril, 2024
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Rivera muestra a Sánchez el camino de la dignidad

El fracaso colosal del presidente en funciones no debería tener otro desenlace que la dimisión

Albert Rivera ha mostrado esta mañana a Pedro Sánchez el camino de la dignidad. Cuando un líder político asume un riesgo fuera de toda sensatez y el resultado es tan catastrófico, no queda otra salida que la dimisión. El ya ex-líder de Ciudadanos ha fracasado por completo en su desnortada estrategia, pero el fracaso de Pedro Sánchez no solo no es menor, sino que, en determinados aspectos, es incluso mayor, aunque siga refugiándose en el espejismo susanista de que ha ganado las elecciones.

La consulta plebiscitaria del todavía presidente ha fracasado estrepitosamente y muchos militantes socialistas se quedaron estupefactos, cuando, tras la jornada electoral, Pedro Sánchez salió anoche al tablado palmeril de Ferraz para decir que el PSOE había ganado por tercera vez las elecciones. Muchos militantes socialistas esperaban una mínima palabra de autocrítica, un examen de conciencia política, una recapitulación sincera sobre todo lo que nos ha traído hasta esta situación incontrolable y cada vez más crítica, pero nada de eso salió de los labios del todavía presidente en funciones. En medio de una ridícula corte de palmeros, entre los que destacaba patéticamente su esposa, que más que aplaudir parecía que estuviese haciendo gimnasia, el Pedro Sánchez más engolado y patético salió para ensalzar una victoria que no es tal, puesto que ganar en estas circunstancias equivale a la hazaña de Pirro, cuya victoria le fue tan costosa que no mereció la pena.


El PSOE debería tomar cartas en el asunto y buscar una salida con otro líder más capaz y menos temerario.


El PSOE tiene un grave problema de liderazgo que no se va a resolver haciendo la vista gorda y confirmando a un Pedro Sánchez que ha perdido definitivamente el norte. Después de tantos meses de parálisis, después de casi 150 millones de euros tirados en otra repetición electoral, después de los miles de millones que está costando a la economía nacional la caprichosa parálisis gubernamental determinada por las (nuevamente frustradas) aspiraciones personales y partidarias de un líder que en realidad no sirve para liderar nada, después del agravamiento de la situación en Cataluña y de cómo su suicida estrategia está cebando cada días más los extremismos que creíamos definitivamente desterrados de este país, todavía se atrevió anoche Pedro Sánchez a cantarnos otra insoportable milonga desde el lamentable tablado de Ferraz.

LA LECCIÓN DE RIVERA

La grandeza de espíritu demostrada por Albert Rivera con su dimisión, expresada con unas palabras de enorme visión, generosidad y altura de miras, son una lección para otros líderes desnortados, entre los cuales descuella por méritos propios Pedro Sánchez. Ninguno de sus pronósticos-aspiraciones se ha cumplido, todo lo contrario. Y la consecuencia de su nefasta política es una España todavía más ingobernable y dividida. ¿Cómo puede pedir desde esa posición la abstención de nadie? ¿Para qué? ¿Para seguir cometiendo una irresponsabilidad tras otra hasta que la situación sea irreversible?

La gran lección de Rivera. RTVE
La gran lección de Rivera. RTVE

El PSOE debería tomar cartas en el asunto. Los valientes que en 2017 defenestraron a Pedro Sánchez y todos los líderes y mandos sensatos del partido, deberían hacerle ver, por la vía estatutaria, que el final de su tiempo ha llegado. Es inconcebible que un partido como el PSOE esté en manos de un hombre tan temerario e incapaz como Pedro Sánchez. Es hora de que, si él no da un imprescindible paso atrás, el partido le sustituya. Quedan todavía en el PSOE dirigentes talentosos y capaces, que deberían dar un paso al frente y tomar las riendas, antes de que el partido quede reducido a lo que hoy son los socialistas en Francia o en Grecia, y antes de que España termine de caer por el precipicio.

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