jueves, 25 abril, 2024
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Andalucía: gane quien gane, pierde el PSOE

El sanchismo ha despojado al partido socialista de su razón de ser y de su identidad socialdemócrata

En Andalucía se libra hoy una nueva batalla entre una vieja “gloria” como Susana Díaz y el sanchismo. Pero, también, -se quiera o no- entre la identidad socialdemócrata del PSOE y la vaciedad en que lo ha convertido el presidente del Gobierno. En su obsesión por controlar hasta la última agrupación socialista y hasta la última Casa del Pueblo, Pedro Sánchez ha lanzado a la palestra al alcalde de Sevilla, Juan Espadas, para tratar de “recuperar” Andalucía para sus intereses y, de paso, vengar la no olvidada rebelión susanista que a punto estuvo de lograr su defenestración. La pugna entre la expresidenta y el alcalde estaba bastante igualada -aunque con cierta ventaja para Espadas- al inicio esta mañana de las votaciones de los militantes, que eligen así al próximo candidato socialista a la presidencia de la Junta de Andalucía. Lo trágico para ese partido es que, gane quien gane, pierde el PSOE.

En la progresiva cuesta abajo que padece el PSOE como consecuencia de los bandazos del sanchismo, de la falta de palabra de su líder, de las promesas incumplidas, de la alianza con los partidos anticonstitucionalistas, separatistas y herederos -o artífices- de ETA y del golpe del 1-0, y de los indultos a los delincuentes sediciosos y malversadores, hoy le ha tocado a Andalucía ser el escenario de la enésima pugna entre dos personalismos enfrentados a vida o muerte.


A Sánchez le es imprescindible “recuperar” Andalucía, en su estrategia de mantenerse en el poder a toda costa.


Por un lado, la todavía viva Susana Díaz, que pretende no solo volver a ser la candidata socialista en las próximas elecciones andaluzas, sino también mantener el territorio para el PSOE clásico, frente a la deriva suicida del sanchismo, y que se lo juega todo a esta carta, porque, de perder, aun conservando la secretaría general del PSOE-A, se vería forzada a dar un paso atrás si los militantes la rechazan.

Y por otro lado, un Pedro Sánchez que viene de sufrir la peor derrota de su vida en las recientes autonómicas de Madrid, donde el PSOE, por el que él hizo campaña en persona, no solo perdió 500.000 votos y no solo perdió abrumadoramente las elecciones, sino que se convirtió por primera vez en tercera fuerza política, tras el sorpasso de Más Madrid.


El PSOE se ha convertido en un partido al que muchos de sus votantes y simpatizantes ya no reconocen.


En estas circunstancias, a Sánchez le es imprescindible “recuperar” Andalucía en su estrategia de mantenerse en el poder a toda costa, una estrategia diseñada por un Iván Redondo delirante, que fracasó estrepitosamente en la operación montada para ganar las autonomías de Murcia, Castilla y León y Madrid con mociones de censura frustradas, operación cuya consecuencia es el reforzamiento del PP en dichas comunidades, el “ayusazo” de Madrid y el vuelco de las expectativas de voto a nivel nacional en favor del PP.

Sea cual sea el vencedor de las primarias socialistas de hoy en Andalucía, pierde el PSOE:

Si gana Susana Díaz, el PSOE pierde, porque ella es la mejor candidata desde el punto de vista de los intereses del PP andaluz, cuyo líder, Juan Manuel Moreno Bonilla, cada vez más centrado a causa del rechazo de Vox y con una gestión bastante bien valorada por los andaluces, sopesa adelantar unas elecciones en las que puede cosechar un éxito parecido al de Díaz Ayuso en Madrid. Es decir, con esta lideresa socialista “renovada”, una política desprestigiada y más que amortizada, las posibilidades de victoria del PP-A se disparan.

Si gana Juan Espadas, el PSOE pierde igualmente, porque su victoria reforzaría a Pedro Sánchez, y reforzar a un gobernante que no tiene empacho en pactar con los enemigos de España, con tal de mantenerse en el poder a toda costa, es agravar los problemas del país y debilitarlo, y eso no solo es muy perjudicial para la nación, sino también para el PSOE, cuyas bases y muchos de sus dirigentes autonómicos están en contra de la suicida deriva sanchista de los últimos años y de los indultos a los presos y huidos catalanes.

Es decir, gane quien gane hoy en Andalucía, pierde el PSOE, un partido al que muchos de sus votantes y simpatizantes ya no reconocen, un partido que ha dejado de ser socialdemócrata, que ha perdido su identidad socialista para ser exclusivamente sanchista, y eso les va a seguir costando muy caro en cuantas elecciones se convoquen en los próximos años. El “ayusazo” no solo ha sido un aviso, sino el principio del desastre final, como les ha ocurrido a los partidos socialistas francés y griego, entre otros, que prácticamente han desaparecido de la escena política de sus países. Por eso, lo que ocurra hoy en las primarias socialistas andaluzas, sea lo que sea, será tan irrelevante como catastrófico.

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