domingo, 28 abril, 2024
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Purga en la agencia EFE

Tras la destitución de Fernando Garea se vislumbra la larga mano de Iván Redondo

La promesa de regeneración de la vida política formulada por el PSOE y Podemos por separado, y luego por junto desde este Gobierno, vuelve a quedar también en agua de borrajas. El control de los medios públicos y su puesta al servicio del poder gobernante, de lo que la actual RTVE es un claro ejemplo, vuelve a ponerse de manifiesto con la purga que Sánchez-Redondo acaban de llevar a cabo en la agencia EFE, a cuyo presidente, Fernando Garea, han fulminado a los 20 meses de su nombramiento. Un aviso a navegantes.

Los medios públicos no están para servir al Gobierno de turno sino al país y al conjunto de la ciudadanía, pero esto no parecen entenderlo así los actuales gobernantes con su jefe de marketing e imagen, Iván Redondo, a la cabeza, cuya larga mano se aprecia en la destitución del periodista Fernando Garea al frente de la agencia EFE.


En el PSOE de Sánchez y en el actual gobierno no gustó la intención de Garea de “desgubernamentalizar EFE”.


EFE, una de las agencias internacionales de noticias más importantes del mundo, con presencia en más de 100 países, y la principal en español, es una institución pública española cuyo objetivo es suministrar información a medios nacionales e internacionales -más de 2.000 en la actualidad son sus clientes- de prensa escrita, radio, televisión e internet. Entre esa información destaca la relativa a España y, dentro de ella, la que se refiere a la vida política en nuestro país. Por eso, una de sus funciones es informar de la acción política de los partidos y de la acción gubernamental, lo que debe hacer con la máxima imparcialidad posible, imparcialidad que no hay duda que había conseguido Fernando Garea, cosa que no ha gustado al núcleo de Moncloa que Redondo y Sánchez manejan con puño de hierro.

NO A LA PROPAGANDA

Garea se negó a convertirse en propagandista de la acción del PSOE y de este Gobierno y el resultado ha sido fulminante. Su carta de despedida lo dice todo, aunque, eso sí, con la forma elegante que caracteriza a este gran profesional del periodismo. Tener que recordar a estas alturas, como acaba de hacer Fernando Garea, que una “agencia pública de noticias no es una agencia de noticias del gobierno, ni siquiera una agencia oficial” desvela lo que Redondo-Sánchez han pretendido hacer en este caso: poner a la agencia EFE a su servicio, como han puesto a RTVE, donde Rosa María Mateo rentabiliza la vergüenza de someterse al dictado de quien la nombró “provisionalmente” en julio de 2018 y donde se está eternizando a mayor gloria de quienes la nombraron.

Garea ha añadido, además, un matiz que subraya todavía más la gravedad del caso, recordando lo que dijo hace tiempo premonitoriamente: “Si al acabar mi mandato alguien se siente molesto, me gustaría que fuera antes el poder quien está molesto con mi gestión que la oposición. Creo que esa es la esencia de un medio público”. Ahora se hace evidente que esa “molestia del poder” es la que ha determinado su destitución.

El destituido había concitado el respeto y la unanimidad de todos los grupos parlamentarios, su nombramiento fue ratificado por todos los partidos presentes en el Congreso de los Diputados, y en su carta de despedida recuerda que logró que “todos (los partidos, excepto el PSOE) firmaran un documento comprometiéndose a promover la elección parlamentaria de los presidentes de EFE, porque considero que es imprescindible esa desgubernamentalización de la agencia”.

Aquí está la clave del asunto: “desgubernamentalizar” la agencia EFE. Algo que, indudablemente, no ha gustado al tándem Redondo-Sánchez, mientras el vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, que antaño denunció una “purga” contra Garea cuando fue despedido de El País, ahora calla vergonzantemente.

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