viernes, 26 abril, 2024
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Llamadme cansina y aviso…

…sí, lo seré un ratito: voy a hablar de Franco…

…Y llamadme mentirosa de propina, porque prometí que no lo haría y estoy a punto de incumplir lo prometido (no solo voy a hablar de Franco, sino que en este artículo voy a mencionar también a VOX). Pido perdón.

La periodista, con su perro Killer
La periodista, con su perro Killer

Ya sé que hay temas más importantes, y que lleva la tira de años muerto, pero ¡quién lo diría! Entre Reverte, que propuso que hicieran empanadillas con sus restos, la familia, que a punto está de iniciar un crowdfunding para solventar el asunto de su exhumación, los tejemanejes con las estatuas del Pórtico de la Gloria, en poder de sus descendientes y reclamadas ahora por el Ayuntamiento de Santiago, que estima que fue un expolio y un abuso del abuelo (su nieta lo llama regalo), la Virgen del Pilar, que no quiere ser francesa y debe ser por eso que apareció una buena mañana ataviada con el manto falangista, un cabo de la Armada, que va a acabar en el trullo, mediante expediente disciplinario, por firmar un documento contra el dictador (nada de expedientar a los otros 181 que suscribieron un documento similar, pero de apoyo), la senadora que no quiere que se destine dinero público a “desenterrar unos huesos” (vergonzosa y textual frase), y sus seguidores políticos con la última ocurrencia por el momento, esta noticia que parece un chiste pero no lo es: El Parlamento andaluz nombra a una diputada de VOX presidenta de la comisión que tiene las competencias de la Memoria Histórica.


En noviembre de 1975 un joven gallego llamado José Luis Pita Caruncho ofreció su cuerpo para albergar el cerebro de Franco.


Bien (pausa para respirar), con toda esta avalancha de acontecimientos, que de seguir así me temo que culminarán con el nombramiento de los miembros de La Manada como asesores del Observatorio contra la violencia de género, tengo una teoría sobrecogedora y no me resisto a la tentación de contarla. Veréis:

UN CUERPO PARA EL CEREBRO DE FRANCO

Hace años, un gallego llamado José Luis Pita Caruncho ofreció su cuerpo para albergar el cerebro de Franco. Corría el mes de noviembre del 75 y el dictador agonizaba en su lecho. Yo tenía por entonces información de primera mano, puesto que mi profesor de Ética en la Facultad de Ciencias de la Información, era miembro del comité que confeccionaba el parte médico. Él, en lugar de clase, nos entretenía con algunas pinceladas de la situación, pero de la extraña oferta de Pita Caruncho nada nos contó, me he enterado de ella hace poco y es inquietante.


El Parlamento andaluz nombra a una diputada de VOX presidenta de la comisión de la Memoria Histórica.


Pita Caruncho, un gallego de 32 años, decidió inmolarse donando en vida su cuerpo para que colocaran en él el cerebro de su adorado Franco. Lo hacía, según confesó en una entrevista concedida años después, porque “El Generalísimo era un hombre irrepetible, sin el cual este país se iba a pique, (y yo) quería que mi cuerpo sirviese como vehículo del suyo”. “El cerebro -añadió- es el conductor. Franco era el mejor piloto; y mi cuerpo, el coche, estaba joven y sano. (…/…) Pongo todo mi ser orgánico al servicio del equipo médico que atiende a S. E.”

El caso es que se desestimó la oferta del galleguiño, que eso sí, tuvo una contestación que por surrealista bien merecería un capítulo en La saga fuga de JB, de Torrente Ballester. Decía así: ”La Excma. Sra. Doña Carmen Polo de Franco y demás familiares, así como el equipo médico que atiende a Su Excelencia, profundamente conmovidos por su abnegado y desinteresado ofrecimiento, le hacen presente su agradecimiento de todo corazón, aun cuando el trasplante no parece sea preciso.”

El Intermedio también se hizo eco de la oferta de Pita Caruncho. LA SEXTA
El Intermedio también se hizo eco de la oferta de Pita Caruncho. LA SEXTA

Ya sabemos que Galicia es tierra de habitantes gustosos de leyendas y misterios, y, como ellos dicen, yo tampoco creo en las meigas, pero haberlas “haylas”. De modo que quién sabe si al final se llevó a efecto el experimento Frankenstein y el cerebro de Franco anda por ahí, en algún cuerpo, no diré cual. O lo que considero más probable, y más aterrador, que le dividieran en diminutos trocitos, como la empanadilla de Reverte, y que ahora esté circulando repartido y vivo por otros miles de cuerpos, los de esos seguidores que repiten sus formas y maneras. No encuentro otra explicación a tanto franquista desatado.

¡Ave María Purísima!

(Elisa Blázquez Zarcero es periodista y escritora. Su último libro publicado es la novela La mujer que se casó consigo misma. Diputación de Badajoz).

SOBRE LA AUTORA

Una colaboradora muy especial

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