Chema Escribano, medio siglo de sobresaliente creación

Una extraordinaria exposición fotográfica muestra en Badajoz, hasta el 7 de noviembre, una selección de 50 años de arte de este singular creador, arquitecto y hombre de teatro

Por José Manuel Villafaina Muñoz

19 octubre, 2021

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José María (Chema) Escribano Fernández, “transeúnte” artista polifacético de la arquitectura, el teatro y la fotografía, inauguró recientemente, en la Sala Europa, de Badajoz, una interesante exposición fotográfica sobre la transformación de su visión de la imagen -que reúne la complicidad entre el autor y la obra que lo acompaña- durante 50 años de trabajo, en la que amplía su campo de observación para conseguir transmitir sus emociones frente a cada momento, mostrándonos el placer de la comunicación con el motivo, paisaje o instante que le ha impresionado en su recorrido cultural por los diferentes lugares –Madrid, Cáceres, Trujillo, Alicante, Sevilla, Salamanca, París, La Habana…-, siempre a través del objetivo. La exposición permanecerá abierta hasta el día 7 de noviembre.

Escribano, con José Manuel Villafaina, autor del reportaje, ante la serie de máscaras sobre desnudos.

Badajoz.-

“La obra fotográfica de Escribano”, una muestra selecta de sus colecciones 1970-2020, organizada por la Consejería de Cultura de la Junta de Extremadura, con la intencionalidad de “dar la palabra a ese concepto fundamental que es el enraizamiento de nuestra cultura en los diversos sectores sociales”, se puede ver hasta el 7 de noviembre en la Sala Europa de Badajoz. Pero en este creador artístico -nacido en Cáceres hace 75 años- además de la exposición, que celebra su medio siglo de trabajo fotográfico, hay que destacar también, aprovechando la efeméride de esos años, los importantes trabajos culturales que durante este tiempo ha realizado –armonizados en su trayectoria artística- desde su profesión de arquitecto y de su gran vocación por el teatro, una y otra reflejadas también en las fotografías.

ARQUITECTO

Como arquitecto, desde su trabajo en la Diputación cacereña (“Planes Provinciales de Obras y Servicios”) emprendió una importante labor en el diseño y la construcción –con espacios muy aptos para las actividades artísticas- de numerosas casas de cultura en esta provincia. Entre ellas, la esmerada versión del Corral de Comedias de Garrovillas de Alconétar, que fue un hito en su carrera. Porque el singular teatro diseñado por Escribano, a imagen de los del siglo de Oro, es el único en su forma integral de los pocos que existen hoy en España, ya que está concebido con los tres niveles de altura en los que –generalmente- funcionaban los corrales originales. Al famoso Corral de Comedias de Almagro, que solo cuenta con dos niveles, le falta el espacio alto donde se celebraban las tertulias.

Corral de Comedias de Garrovilla de Alconetar, una de las obras arquitectónicas de Escribano.

Sin embargo, debo decir que esta joya de teatro en Garrovillas, ubicada en una las más bonitas plazas porticadas de Extremadura, es bastante desconocida todavía. Penosamente, el proyecto del Corral, que nació envuelto en la ilusión de grandes expectativas –según las declaraciones públicas de las autoridades provinciales y regionales- ha estado muy desaprovechado en la realización de prestigiosas actividades teatrales, desde 1989 que se inauguró (con la compañía Teatro de Cámara de Madrid, que puso en escena “El viejo celoso” y “La cueva de Salamanca”, de Miguel de Cervantes). Recuerdo que fue en mi época de director del Centro Dramático y de la Música de la Junta cuando, al año siguiente de su estreno, la Consejería de Cultura (Jaime Naranjo/Pepe Higuero) me encargó desarrollar un programa de actividades con gente del pueblo que diera vida a este Corral de Comedias.

El programa se inició con un ciclo de formación teatral para niños y adultos, que impartieron Diana Carmen Cortés y el mismo Escribano (invitado además a montar una versión suya de la obra “La serrana de la Vera”). En el proyecto, también se había sugerido que el Corral pudiese participar –con representaciones de algunos espectáculos- como una extensión del Festival de Teatro Clásico del Siglo de Oro de Cáceres. Y la de crear un patronato que gestionase el espacio escénico, con la implicación de los municipios de la zona.

Sin embargo, después de los cursillos, que tuvieron una excelente acogida, nada salió adelante por una polémica política que había surgido entre la Diputación y la Junta, administraciones que impulsaron la construcción del Corral, pero que no se entendieron a la hora de su financiación (mostrando cierta incompetencia en la gestión el vicepresidente de la Diputación Ramón Suárez, oriundo de Garrovillas).

HOMBRE DE TEATRO

Como hombre de teatro, Escribano, desde 1968 estuvo vinculado al mundo de la escena universitaria e independiente madrileña, participando como actor y director en sus certámenes y en los Ciclos de Teatro de Cámara y Ensayo, organizados en el Teatro Español y el Teatro Marquina. Entre sus montajes figuran, como los más destacados, “Églogas” de Juan del Encina y “El juego de los insectos” de los hermanos Capek. En el Certamen Universitario de 1971 obtuvo el premio a la mejor dirección, con la obra “El amor de don Perlimplin”, de García Lorca. Durante la década de los 70, tras recibir cursos monográficos en varias escuelas de Arte Dramático, colaboró en la compañía profesional del Real Coliseo Carlos III del Escorial, codirigiendo junto a su titular Álvaro Custodio.

En Extremadura, a partir de los 80, fundó un Centro Dramático Universitario en Cáceres, montando obras de Cervantes y García Lorca. En esos años, colaboró con el Centro Dramático de Badajoz en su Festival Nacional de Teatro Contemporáneo, haciéndose cargo de su extensión a Cáceres, en un momento de gran auge teatral extremeño (la edición de 1985 se realizó descentralizada por 30 poblaciones, con la asistencia de más de 36.000 espectadores).

El artista, presentando la exposición, con Mirian García Cabezas, secretaria gral. de Cultura de la Junta de Extremadura.

A partir del 2000 sus creaciones teatrales fueron ocasionales. Le recuerdo colaborando como arquitecto de escena, con unos atractivos decorados, en un espectáculo infantil –“En el país de los cuentos”- que montó la actriz y profesora Diana Carmen Cortés en el Teatro López de Ayala de Badajoz el día de la Epifanía de 1995 (el espectáculo estuvo protagonizado por Miguel Nieto y casi un centenar de niños de las distintas barriadas de Badajoz). La última intervención teatral de Escribano fue en el Festival de Badajoz 2010, con “Medea material” del alemán H. Müller, donde destacaba su escenografía.

Otra de las magistrales series del artista.

FOTÓGRAFO

Como fotógrafo, Escribano desarrolló su primera actividad en el Madrid de los 70, donde coincidió con fotógrafos de la “Escuela de Madrid” en la Real Sociedad Fotográfica y donde obtuvo premios. Su fotografía trataba con frecuencia el reportaje del teatro independiente y universitario, y las diferentes tipologías de la arquitectura popular de sus estudios. Algunos de sus primeros temas fueron publicados en las revistas “Arte Fotográfico” y “Nueva Lente”. En 1975 presentó la primera colección individual, conjuntamente con la del pintor Eduardo Mezquida, en la galería Forma2. A partir de entonces, sus colecciones recogieron temas iconográficos, conceptuales y documentales, altamente sugerentes, con una rígida carga compositiva y de gran plasticidad, desde el muñeco, la máscara, el rostro humano, la naturaleza muerta y el desnudo.

La apasionada búsqueda de Escribano en las diferentes temáticas, desde lo figurativo a la abstracción y del lenguaje del material, a través de sus estudios sobre las texturas de la madera, el metal o la piedra, dará origen a varias colecciones, que completarán la actividad desde los años 80 hasta principio de los 90. Y todo este material de archivo será después utilizado en sus series Arquitecturas Clonadas y ArquiTexturas, que se repetirán hasta la actualidad.

Retrato del artista en el catálogo ENCUENTROS CON EL AUTOR Y SU OBRA (Alicante).

DISEÑADOR

Por otra parte, en sus colecciones de aquella época hay que destacar el diseño y maquetación de algunas portadas, como la del disco “Porque amamos el fuego” del cantautor Pablo Guerrero. También, las de los temas monográficos, como la Rehabilitación del Patrimonio Histórico Artístico o los reportajes de los municipios transfronterizos de Extremadura y Portugal, que fueron sujetos pasivos del éxodo de los judíos después de los respectivos edictos de expulsión. Y más recientemente -entre 2016 y 2018- las de su regreso al tema del retrato, que realizó en Alicante en los denominados “Encuentros con el autor y su obra”.

En la evolución de su obra se aprecia que, si bien en los primeros años hubo un compromiso con temas sociales reivindicativos, en las etapas sucesivas sustituyó dicha necesidad por la libertad de experimentar en otras temáticas, sin abandonar los reportajes sobre escenas teatrales y de cine. Así, avanzó en lo figurativo, pasando por la búsqueda de la anécdota en el paisaje urbano, en el análisis de las formas y la particular concepción de la belleza que iba encontrando en su incansable recorrer los grandes temas. Su capacidad para elegir y aislar el fragmento es, quizás, la constante que le hizo encontrar el equilibrio de su reflexión entre el concepto y la forma, su visión seriada en la lectura personal de los elementos que configuran y alteran los diferentes ambientes y paisajes visitados.

La catedrática de Historia del Arte, María del Mar Lozano Bartolozzi, de la Universidad de Extremadura, ha escrito en el catálogo de la exposición que Chema Escribano es un personaje “versátil”, que ha sabido “construir y palpar con la fotografía el sueño utópico de un arquitecto”.

Paisajes de Extremadura, serie de Escribano.

(José Manuel Villafaina Muñoz es licenciado en Arte Dramático, actor, director, autor, profesor y crítico teatral, con una trayectoria profesional de más de 50 años).