Dolores Tomás: la pasión rusa

La asombrosa historia de la española que recorrió la URSS ayudando a los artistas rusos y adquiriendo su obra hasta convertirse en la mayor coleccionista de arte ruso del mundo

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Colección

Dolores Tomás no es una potentada como los Thyssen, los Rothschild o los Guggenheim, pero seguramente les gana a todos en su pasión por el arte y por su búsqueda y mecenazgo de creadores sin persona interpuesta ni talonario inagotable. Cuando se tiene gusto, empleados y una fortuna ilimitada es fácil reunir una gran colección de arte. Pero el mérito está cuando con solo el buen gusto, la pasión por el arte y la dedicación y el esfuerzo personal se consigue reunir la mayor colección de arte ruso del mundo fuera de Rusia. Esta es la increíble historia de Dolores Tomás, la española que se atrevió a recorrer la Unión Soviética en busca de los grandes pintores rusos, a los que ayudó y cuya obra rescató y reunió para la humanidad.

Cuando ves a Dolores Tomás por primera vez, una mujer menuda, delgada y aparentemente frágil, no te haces una idea de la enorme fortaleza y el infinito tesón que mueven su voluntad. Hay que ser muy fuerte y muy apasionado por algo –Rusia y el arte ruso en su caso- para hacer lo que ella ha hecho. Desde principios de la década de los años 80 del siglo pasado, bastante antes de la caída del Muro de Berlín y del colapso de la URSS, Dolores Tomás recorrió la Unión Soviética de cabo a rabo, viajando en todas las épocas del año, con calor o con nieve, utilizando cualquier medio de transporte a mano en aquel inmenso país, visitando, protegiendo y haciendo amistad con la mayoría de los artistas rusos del momento, a los que ayudó de mil maneras y a los que fue adquiriendo las obras que hoy forman su magna colección.


Es la primera ciudadana particular no rusa que recibe la Medalla Puskhin, la más alta condecoración cultural rusa.


Tenemos la suerte y el honor de gozar de la amistad de Dolores y de su estupenda familia. Sin la comprensión y el apoyo de Jesús, su marido, y de sus hijos, posiblemente ella no habría podido realizar la empresa colosal que ha llevado a cabo durante tanto tiempo. En su hermosa casa madrileña reinan la armonía de la familia bien avenida y el elevado tono de la alta cultura y del buen gusto. Por todas partes, además de hermosas pinturas de los mejores artistas rusos, pueden verse recuerdos de su estrecha relación con Rusia: fotos de Dolores con Valentina Tereshkova –la primera cosmonauta mujer y la primera ciudadana civil del mundo que voló al espacio-, con Boris Yeltsin, o con artistas de la talla de Borodin, Chernikov o Strigin.

La hazaña de Dolores Tomás no tiene parangón. J.M. PAGADOR
La hazaña de Dolores Tomás no tiene parangón. J.M. PAGADOR

Porque para comprender el alcance de la hazaña que Dolores ha realizado, hay que pensar, primero, en el sacrificio de recorrer la URSS durante años, muchas veces en condiciones extremas; en la agotadora labor de búsqueda de artistas y obras, y en la adquisición y transporte de las mismas; en solventar los trámites aduaneros en un país entonces tan hermético; en habilitar un depósito adecuado donde guardar la creciente colección en las mejores condiciones de temperatura, humedad, etc.; en catalogar, fichar, fotografiar y envasar cada obra; en restaurar las necesitadas de cuidado; en crear y presidir el órgano privado imprescindible para gestionar tamaño legado, la Fundación Surikov; en crear y mantener la magnífica web que divulga este tesoro en Internet; y en promocionar y divulgar el arte y los artistas rusos de los siglos XX y XXI, especialmente de aquellos grandes maestros que crearon su arte en la época sombría de la URSS, todavía desconocidos por la mayoría, y que realizaban un tipo de arte dentro de los cánones impuestos por el Estado, pero que en el aislamiento de sus estudios pintaban lo que les daba la gana, al margen de las directrices oficiales, dando rienda suelta a su creatividad heterodoxa y vital. Precisamente muchas de las obras que pintaron “clandestinamente” forman hoy parte de la inmensa colección de Dolores. Su divulgación, de la obra y de tan egregios artistas, es su principal empeño.


La colección Dolores Tomás reúne 4.000 obras de 180 artistas rusos de primera fila desde 1913 hasta la actualidad, la mayor del mundo fuera de Rusia.


A este fin destina en la actualidad Dolores Tomás sus mejores energías, con la divulgación por todos los medios de la figura y la obra de tan grandes creadores, y con la exposición podemos decir itinerante de una selección de la colección –algo más de un centenar de obras maestras- que han sido expuestas ya en decenas de museos, palacios y grandes espacios expositivos de España y de otros países bajo el título de “Rusia Siglo XX”, y que nosotros hemos tenido ocasión de contemplar en varias ocasiones, además del privilegio de haber visto la colección en los depósitos donde se guarda, en un acto de intimidad y confianza que agradecemos a Dolores.

Imposición de la Medalla Pushkin a la coleccionista española por el ministro ruso de Exteriores.
Imposición de la Medalla Pushkin a la coleccionista española por el ministro ruso de Exteriores.

Tan importante es la colección Dolores Tomás, que aun la propia Galería Tetryakov –la importante institución estatal rusa que conserva el mayor depósito de arte ruso del mundo- tenía lagunas de obras y autores que, en cambio, estaban bien representados en la colección de la española. Para cubrir esos huecos, la propia Dolores, en un gesto de generosidad sin precedentes, ha donado a la misma más de una decena de obras de artistas rusos de primer nivel, y otras varias decenas más al Ministerio de Cultura de Rusia, para su distribución entre algunos de los más importantes museos de ese país.


La colección «Rusia, siglo XX», considerada por el Instituto de Bellas Artes Surikov, por el Hermitage y por la Galería Tetryakov como muy importante, viene a cubrir gran parte del vacío informativo del arte posterior a la Revolución Rusa.


MEDALLA PUSHKIN

No tiene, pues, nada de extraño, que, entre otros gestos y distinciones, el Gobierno ruso haya concedido a Dolores Tomás la Medalla Puskhin, la más alta condecoración cultural que concede Rusia. Dolores es la primera ciudadana particular no rusa que recibe tan importante galardón en el mundo. Días pasados la medalla les fue impuesta también al alcalde de Málaga y al cónsul de Rusia en Baleares por sus méritos en la promoción de los valores rusos, pero ellos son políticos o cargos públicos y tienen el respaldo de las instituciones que dirigen. En cambio, Dolores es la primera persona privada que recibe la distinción sin tener detrás ningún órgano público que sustente su labor.

Parte de la colección, en uno de los depósitos donde se conserva. J.M. PAGADOR
Parte de la colección, en uno de los depósitos donde se conserva. J.M. PAGADOR

Precisamente ayer, 6 de noviembre, recibió Dolores Tomás la condecoración. La solemne ceremonia tuvo lugar en el madrileño Palacio de Viana, sede del Ministerio de Asuntos Exteriores, con la presencia del ministro español del ramo, Josep Borrell, el ruso, Serguéi Lavrov, los embajadores de Rusia en Madrid y de España en Moscú, y todo el personal ejecutivo de la Embajada rusa, así como alto personal del Ministerio español.

Dolores Tomás, en una de las exposiciones de su colección. J.M. PAGADOR
Dolores Tomás, en una de las exposiciones de su colección. J.M. PAGADOR

El ministro Lavrov ha sido el encargado de imponer la condecoración a la española en nombre del presidente Putin y del Gobierno ruso, agradeciéndole la impagable labor realizada por Dolores en beneficio de la cultura y el arte rusos durante tantos años.

ESPAÑA NO SABE LO QUE TIENE

Que España atesore, por obra y gracia de esta ciudadana ejemplar, la mayor colección de arte ruso fuera de Rusia del mundo, es un hito al que ciertas instituciones y medios de nuestro país no dan la importancia que tiene. Es hora ya de que alguna institución nacional, autonómica o municipal, se haga cargo de este tesoro de valor incalculable. La magnífica gestión artística del alcalde de Málaga, con la serie de importantes museos que ha creado en su ciudad, contribuyendo al extraordinario desarrollo y auge turístico actual de la localidad –del que puede decirse que él es el promotor principal- debería inspirar a otros alcaldes para crear, en algún lugar de España, el gran Museo de Arte Ruso del siglo XX, que, sin duda, atraería a centenares de millares de visitantes, como se ha demostrado en Málaga. Es hora de que nuestro país libere a esta gran mujer de la enorme responsabilidad y agotador trabajo que representa tamaño legado. Ella ya ha hecho lo principal. Ahora le toca dar el paso a las instituciones.

Lenin con la gente de Golub, una de las obras de la colección, de un gran valor documental.
Lenin con la gente, de Golub, una de las obras de la colección, de un gran valor documental.

España no sabe lo que tiene y desde PROPRONews queremos colaborar a divulgar la importancia de este tesoro. Son, repetimos, casi 4.000 obras realizadas entre 1911 y 2003, por un total de 180 artistas –algunos de ellos todavía vivos- muchos de los cuales fueron maestros de las más importantes escuelas en Moscú, San Petersburgo, Volgogrado, Nizhni-Novgorod, Yoshkar Ola, Samara, Tula, Astrakan y Asia Central. Muchos de ellos han sido reconocidos con las más altas distinciones por el Estado y la Academia Rusa de las Artes con títulos tales como Artista Honorífico o Pintor del Pueblo de la URSS, o más recientemente de la Federación Rusa, junto con otros reconocimientos de las distintas repúblicas que constituían la URSS, y sus respectivas Academias.

Pero la colección Dolores Tomás tiene otra singularidad. Es, además, una colección de colecciones, porque en ella figuran gran número de obras de determinados maestros, que constituyen las mayores colecciones nominales existentes de ellos. Por ejemplo, de grandes nombres como Aron Buck tiene 540 obras, de Vladimir K. Zhuk 403, de Velichko 320, de Borodin 276, de Litvinsky 183, de Strigin 177, de Danilichev 166, de Chernikova 144, de Stroev 132, de Chervonenko, 125, entre otros muchos con decenas de cuadros… Una riqueza artística sin parangón ni dentro ni fuera de Rusia.

La coleccionista española, con los ministros de Exteriores de España y Rusia y los respectivos embajadores, tras recibir la condecoración.
La coleccionista española, con los ministros de Exteriores de España y Rusia y los respectivos embajadores, tras recibir la condecoración.

La colección es algo único e irrepetible, de un enorme valor estético pero también documental, porque esta profusión de obras pictóricas retrata asimismo la Rusia de la revolución, la evolución de la URSS a lo largo del tiempo hasta su caída, los tipos, los personajes históricos, la mujer, el proletariado, los niños, los interiores domésticos, los paisajes maravillosos rurales y urbanos, los oficios y las profesiones, el campo, la industria soviética, la maquinaria, la navegación, los acontecimientos históricos, incluso el clima, las estaciones y la nieve sempiterna en aquellas latitudes.

La colección es de una belleza inaudita, mareante. En ella están representados casi todos los estilos pictóricos, empezando por el realismo socialista, pero también aquellos otros que no podían practicarse oficialmente. Vemos obras figurativas, impresionistas, expresionistas, fovistas, abstractas… Para muchos occidentales, sus autores son artistas desconocidos, pero la cosa cambia si decimos que ellos son los Degas, Monet, Manet, Cezanne, Picasso o Van Gogh de Rusia, que no pudieron darse a conocer en su momento por las circunstancias de la URSS y que ahora empiezan a ser valorados y admirados en España y en todo el mundo gracias a la labor colosal de Dolores Tomás.

«Rusia Siglo XX», la fastuosa colección que comentamos, es la consecuencia de un empeño sobrehumano, el triunfo del tesón de esta gran mujer, que, enamorada de la cultura rusa y con más amor por el arte de aquella gran nación que medios económicos, ha recorrido sus tierras y llegado a sus más remotas ciudades, buscando a sus pintores y a sus obras. Muchas de estas obras, además de la importancia que confiere al conjunto su carácter de colección unitaria y homogénea, tienen una virtualidad más allá de su reunión y es su propia existencia. Porque muchas de ellas han sido rescatadas, para la historia del arte y para el placer de quienes podemos contemplarlas, por su coleccionista, que las ha restaurado y salvado de la desaparición en no pocos casos, debido a los diversos avatares que las mismas han sufrido, a las circunstancias de muchos de sus autores y a la pobreza de los materiales utilizados en la creación de algunas de ellas, dadas las condiciones que se vivían en la extinta Unión Soviética.

“NO SOY UNA COLECCIONISTA AL USO”

Dolores Tomás ha dicho de sí misma: «no soy una coleccionista al uso ni la señora Thyssen»; y de su extraordinario legado: «el total de las obras de mi colección se encuentra en España, restaurado y en completa legalidad». Su mayor aspiración ahora es conseguir un museo específico para la misma.

El origen de la hazaña, sin parangón en el mundo, que ha realizado Dolores lo explica así: «Mi pasión por el mundo de la pintura la heredé de mi abuelo, reconocido escritor, hombre de extraordinaria cultura y viajero incansable. De niña escuchaba embelesada sus relatos. En aquella casa, que olía a libro y sonaba a buena música, se podía soñar con lugares lejanos y exóticos. Muchos años después, cuando llegué a Rusia por primera vez, reconocí enseguida los escenarios donde se habían desarrollado los relatos de Dostoevski, Bulgakov, Cholojov… y la música que me había acompañado desde mi infancia. Entonces fui consciente de haber encontrado mi lugar soñado. Deseaba conocer qué había sido de su pintura después de la Revolución, tan desconocida para occidente, pero visitando sus muchos museos fui descubriendo que la pintura que en ellos se mostraba se extendía tan solo hasta los primeros veinte años del pasado siglo, dejando desierto el final del siglo de plata, la época socialista, post-soviética, y la Rusia renovada. Hecho sorprendente tratándose de un país para el que el arte ha sido siempre fundamental. A partir de ese momento, y cargada de entusiasmo, comencé una etapa de búsqueda, recuperación y restauración de toda aquella pintura que pudiera representar la auténtica vida de sus gentes, sus costumbres, personajes y paisajes. En definitiva, todo lo que representara la historia y el latido del corazón de Rusia. Mi primer contacto fue con el Instituto de Bellas Artes Surikov, en Moscú, donde tuve el honor de conocer a Piotr Litvinski, Jefe de Cátedra de dicha Escuela, cuya amistad me honra. A partir de ese momento fui conociendo a los grandes maestros de la pintura rusa contemporánea, de las distintas Escuelas de Moscú y San Petersburgo. Más tarde haría extensivos mis viajes a las Escuelas de Bellas Artes más importantes de las distintas regiones y repúblicas del país: Nizhni Novgorod, Ekaterinburgo, Yoshkar Ola, Volgogrado, Samara, Tula, Astrakan… La colección de pinturas «Rusia, siglo XX», considerada por el Instituto de Bellas Artes Surikov, así como por asesores del Hermitage y Tretyakov como muy importante, viene a cubrir gran parte del vacío informativo de las últimas ocho décadas del siglo pasado. He de decir que para mí ha supuesto un enorme privilegio el haber conocido a la mayoría de los pintores que participan en la colección y que ocupan una parcela muy importante de mi vida. Les he visitado en sus estudios, a veces a miles de kilómetros unos de otros, he compartido momentos inolvidables con sus familias y me han relatado con emoción cientos de acontecimientos vividos que, más tarde, reflejarían en sus obras. No solo me han permitido entrar en su mundo, sino que me han brindado todo su cariño, su amistad y la oportunidad de conocer y amar profundamente a Rusia. La Colección «Rusia, siglo XX» es un homenaje a todos ellos».

(José Mª Pagador es periodista y escritor, y fundador y director de PROPRONews. Su último libro publicado es El Viaje del Tiburón – Caligrama Penguin Random House).

SOBRE EL AUTOR

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