Es uno de los más importantes artistas andaluces –y españoles- de hoy y ya un maestro en esa forma suya de concebir el arte como una interpretación y, a la vez, una abstracción de lo que ve el ojo del creador, una andadura que vuelve a manifestar su capacidad de depuración en esta evolución de su paisaje hacia la síntesis y, a la vez, hacia un rico barroquismo en la forma y en el color, lo cual puede parecer una paradoja pero no lo es, como es sintética y, al mismo tiempo barroca la representación celeste, por ejemplo, de un cúmulo de galaxias. Porque David López Panea, nuestro artista, es capaz de captar el misterio de la naturaleza y del cosmos y traducirlo en el arte de sus admirables lienzos.
David López Panea (Sevilla, 1973), vuelve a exponer en su ciudad natal mostrando su última serie de paisajes. Se trata de un conjunto concebido esta vez en un paraje cercano, fruto de sus andaduras por una finca ubicada entre el Viso del Alcor y Carmona, diecisiete obras en lienzo en las que como un mantra se repiten, en diferentes formatos, una serie de hitos u horizontes a los que se ha ido enfrentando el artista: las ruinas de Santa Marina, la Vega, una roca desgajada de los alcores junto a la que se acopla una higuera y un imponente y versátil pino. Panea recorre los lugares comulgando con ellos y eso se trasluce en su pintura: sus imágenes reflejan lo inmanente y lo trascendente de los sitios que representa.
Hasta el 4 de julio puede visitarse esta exposición que se inauguró ayer, 23 de mayo.
En esta serie hay una gran influencia de una tradición ibérica atada a la tierra, podemos rastrear en ella las referencias al surrealismo telúrico de Benjamín Palencia, al paisaje sintético de Godofredo Ortega Muñoz, a la viveza colorista de los paisajes de Zabaleta. Todo ello pasado por el tamiz del fin del siglo XX: las huellas de artistas como Per Kirkeby, Lüpertz, Dokoupil, Albert Oehlen o Kippenberger se pueden rastrear en la forma de hacer de David López Panea, así como la de autores españoles como Lacomba o Luis Claramunt.
El resultado es una obra de madurez con la fuerza y la potencia de la juventud: el estilo de David López Panea ha evolucionado a un potente cromatismo, y la fuerza expresiva de sus paisajes se manifiesta ahora de manera gestual y vibrante, repitiendo los temas con cierto alegre frenesí. El artista habla de sus paseos por la finca “Trigueros” con verdadero apego y veneración a lo que ha vivido en ella, lo que ha visto, sentido, respirado, fotografiado y luego trasladado al lienzo. De los paisajes de Almería tan evocadores y totémicos ha pasado a la campiña sevillana sin solución de continuidad, sabiendo mirar la plenitud de un paisaje tan conocido por los lugareños y ofreciéndoles, sin embargo, una mirada insólita sobre él.
Reproducimos a continuación un artículo sobre la obra del artista, del que es autor el profesor David Delgado Sola.
INTRA: ALCORES
Señales de humo, lejos la mar, desde la costa interior sedimentos bajo la flotación, ciudades emergen sus túmulos: altares columnas, ánforas siniestras, evocadas ceremonias desde el fondo invisible: funeraria memoria.
Edificios en la jungla, emboscados, selva negra de Heiddeger encarado por Celan; cabras, ovejas que huelen respiraderos y cyclon ahumado, cenizas de ambiente, huecos sobre la piedra, indicios grutas, catedrales on the road, asideros caníbales, pozas sin fondo, de verdad sin resquemor, sin acritud hacía los míos, allá esa sonrisa etrusca.
Aterrizajes señales de object trouvé molto facile ma la combinasione mama terra germina desde paredes porosas y nostalgia branquias: pez pájaro, túmulos tímidos.
Planicies adosadas al tabique, colindante en la medianera, lo mientras tanto cansa y determina la comuna; remonta el amarillo y la mente acebuche cambia de color: barcos ojos montaña.
Un velo de ambiente sobre los golfos.
Artificios en los Alcores, falla móvil, vasos volátiles de Oriente, entre la luna y la transición: oraciones, recovecos, virgen elevada y refugios de alimañas.
El sueño indeciso de la primavera.
Humboldt de albero verde terror de estrellas inauditas, a veces imperturbables, esa naturalidad que todo círculo encubre soporta estigmas hacia el interior y nadie se atreviera a perseguirlos; libertxs en una historia de fina piel, ay la innombrable, esa isla todxs negrxs, llámese Ja- ití.
Amaestradas en las sombras entre cartones amamantada, cae la gota sobre la piedra: encerrarse en una ilusión sobre una marisma de palabras, miradas ojos movimientos, qué ciegos quieren porvenir entre las fisuras: la rueda nocturna de las estrellas, el afuera sin horizonte.
Acaparan canteras como si el universo fuera finito, edifican columnas como si los fugaces fueran diosas de la penumbra, asisten trémulos a las bestias de la incertidumbre, saben y no quieren adentrarse por aquello del fango, y en la inmundicia, ¿importa acaso los huesos y fósiles que se vislumbran?
Importan saberes diversos entre las rutas de punta a cabo emanan creencias satisfechas en sus cumbres en sus alardes. Toda una ética de mínimos, en la precaria e intemperie fatua.
Sobre la matriz de todas las cosas Foucault estaba confundido y animare a encontrarnos en esos lastres que llevan al desvarío, quién no quisiera verse envuelto de teselas y lino, quiénes en la sombra no se arropan, esos sujetos que hilan los cuentos que esta memoria no alcanza: vamos ebrios al encuentro como si una ola gigante nombrara.
Antes de nacer los minerales vuelven al agua, dixit Battiato, sonido de campanas irresistibles que invitan a la plegaria de la tarde.
Desde la voz desnuda una urraca mira un naranjo machadiano y anochecía, esos que aman la luz, como olas nos envuelven, fuentes tentaciones, viva la juventud, vivir es un don, los bares cerraban compraban el sexo, qué te ha dado Boukowski, ambiente sensacional los domingos por la tarde en la Alameda, obreros y sirvientes y chavalería se divierten; lo que vaya a pasar pasará porque ya ha pasado: eri come…Heráclito y sus efebos: Rimbaud lo que no sabemos es tal vez terrible, lo sabremos, en Abisinia.
Pasajes obstruidos, antiguas formas de construcción, y transformaciones de dío. Paisajes obturados, circuncidados que salpican en su eclosión, atentos al ojo, esa historia sin desenterrar, ese dron cree verlo todo en una pantalla térmica, muchos naranjas confundidos con amarillos. Orwell polemiza con Chomsky, se ríen de las trampas sociales, vietnamitas máquinas de propaganda.
Cantera de esclavos cubiertos de rebeldía, albero pezuñas con cuernos y toques flamencos, sobre la ley romana los depredadores gusanos que fosilizan una disidencia.
David López Panea, pintor ultra trans alcor, se mira sobre el horizonte de la campiña sevillaní y nos recuerda los restos orfebres de una deriva incierta y hecha añicos.
David Delgado Sola
ULTRA – EXPOSICIÓN DE DAVID LÓPEZ PANEA Galería: CARMENARANGUREN – fineart Puerta de la Carne, 4, 1º, Izda. 41004-SEVILLA Del 23 de mayo al 4 de julio de 2019 Horario: Lunes a Viernes: 11h a 14h y de 18h a 20:30 h. Sábados: 11h a 14h. |