domingo, 28 abril, 2024
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El mayor fracaso de Iván Redondo es él mismo

El “gurú” no supo prever la que se le venía encima ni organizar alguna salida para él

Desde que tuve la primera noticia sobre él y como periodista pude comprobar sus métodos, a partir de los primeros años de la segunda década de este siglo, formulé la tesis, plenamente confirmada después, de que Iván Redondo era un oportunista que solo tenía éxito cuando las circunstancias son tan favorables que lo tendría cualquiera (ganar Monago y Albiol unas elecciones en minoría después de décadas de gobierno socialistas, o aprovecharse de una moción de censura en el peor momento del PP desde un PSOE en absoluta minoría, pero con el apoyo de populistas de izquierda y fuerzas independentistas son carambolas destinadas a salirles bien incluso a los ineptos) y, en cambio, cuando tiene que demostrar esas dotes de las que tanto presume y de las que en realidad carece (como en las siguientes elecciones de Monago y Albiol, las segundas elecciones en las que el PSOE bajó de 123 a 120 diputados, o la operación GASEL de la que dio cuenta este periódico: Terremoto en el PSOE contra Iván Redondo por el desastre de la “Operación GASEL”), cosecha estruendosos fracasos. Con todo, el mayor fracaso de su vida -sin contar a Pedro Sánchez- ha sido él mismo, con un futuro profesional en serio entredicho hoy.

Hasta que otros han descubierto el pastel -nosotros venimos exponiéndolo a la vista de todos desde hace años- Iván Redondo ha engañado a varios políticos incautos, ha despilfarrado millones de euros y se ha embolsado centenares de millares de euros de dinero público, por un “asesoramiento” que no solo no vale un céntimo sino que, además, deja a sus asesorados hundidos para siempre (tendrían que pedirle daños perjuicios), como puede atestiguar el cadáver político de José Antonio Monago Terraza, o Albiol, que no volvió a levantar cabeza hasta muchos años después de desembarazarse del “gurú”, o los próximos cadáveres póstumos que va a dejar en breve, aunque ya no asesore a nadie, porque los efectos tóxicos de su chapapote político-propagandístico se mantienen inalterables durante años. Y, si no, al tiempo, Pedro Sánchez.


Tras una afortunada carambola inicial que cualquiera hubiese sabido aprovechar, llevó al fracaso a sus clientes, entre ellos al principal: él mismo.


Si Iván Redondo, ese genio de la prospectiva y de la Estrategia de País a Largo Plazo fuese tan listo y previsor como quería hacer creer que era, hubiese anticipado lo que le iba a ocurrir a él a corto y habría tomado medidas al respecto. Pero, no. No tenía ni idea de que iba a ser arrojado por una ventana de Moncloa por Pedro Sánchez un sábado por la mañana. Prueba palpable de ello es que el mismo sábado de su defenestración, el pasado 10 de julio, el “gurú” tenía mesa reservada en el restaurante A de Arco, en Mérida (Badajoz), donde había quedado para comer con su amigo de hace años, Jesús Cimarro, al que él en 2011 llevó colocado al Festival de Mérida, en cuya irregular explotación se eterniza desde entonces y que, con su amigo, forma uno de los principales dúos españoles de exprimidores del erario público. Si Redondo no tendría ni idea de lo que se le avecinaba que ese fin de semana lo iba a pasar en Extremadura con su mujer, Sandra Rudy Cobo, y algunos amigos, incluida la comida con Cimarro y su asistencia a la representación de Antonio y Cleopatra, de Shakespeare, en el Teatro Romano.

LA COMIDA QUE NO PUDO SER

El día 10 a primera hora todavía se las prometía muy felices con tan estupendo programa de fin de semana a cuerpo de rey en Extremadura y la pleitesía untuosa de Cimarro, beneficiario hasta ahora de su protección desde las más altas esferas. Redondo se disponía a divertirse con su grupo en aquel lugar que en otro tiempo había considerado “territorio conquistado”, desde la soberbia posición además de factótum máximo de Moncloa, cuando los medios informativos soltaron la bomba. El cambio de gobierno incluía su cese fulminante. Por si fuera poco, el presidente ni siquiera le había nombrado ni le había agradecido los (nefastos) servicios prestados, en la declaración que hizo ante los medios. Naturalmente, Redondo canceló impactado el fin de semana en Mérida, anuló la comida con Cimarro y se encerró en su refugio de Madrid siendo no ya un lloroso don nadie, sino una torre caída, un arrogante fracasado.

Interior del restaurante de Mérida donde Redondo iba a comer el día de su (ignorada) defenestración.
Interior del restaurante de Mérida donde Redondo iba a comer el día de su (ignorada) defenestración.

El éxito de un profesional ha de ser primero el éxito de sí mismo. De poco sirve lograrlo para un cliente -que, en este caso, tampoco- si al final el hundimiento, el desprestigio y el cierre de puertas te afectan a ti. Venderse como el gran hacedor de brillantes futuros para su variopinta y escarmentada clientela y no ser capaz de prever y configurar el suyo, ni siquiera con la increíble ventaja de haber llegado donde llegó, es una paradoja aleccionadora sobre los verdaderos talentos de este osado.

¿QUIÉN LE VA A CONTRATAR AHORA?

¿En qué queda ahora Iván Redondo? Después de fracasar con Monago y Albiol en la segunda oportunidad de elecciones al margen de la primera carambola afortunada, es decir, cuando tenía que demostrar su valía como asesor; después de granjearse innecesariamente la enemistad manifiesta de un PSOE al que Sánchez dejó perplejo y dolorido con su inaudito “fichaje estrella”; después de haber tarifado con el PP, que ya no quiere verlo ni en pintura; y después de haber tarifado también con el sanchismo, como lo prueba su defenestración inmisericorde, y, desde luego, con el PSOE, ¿a quién va a prestar sus servicios Iván Redondo a partir de ahora? ¿Qué partido político va a contratar sus delirantes estrategias abocadas al fracaso? ¿Qué gran empresa, entidad, corporación o institución va a confiar en un hombre que en tan corto tiempo ha demostrado ser justo lo contrario de lo que decía?


¿Quién, empresa, corporación, institución, político o partido, va a contratar a partir de ahora a Iván Redondo en España?


Ahora mismo, además, pesan sobre él sospechas y acciones que pueden causarle muchos quebraderos de cabeza en los próximos tiempos. El cobro de dinero de la Caja B del PP -los célebres “papeles de Bárcenas”-, centenares de millares de euros que el periodista Graciano Palomo ha desvelado en su reciente libro Iván Redondo, el manipulador de emociones; el despilfarro de dinero público que llevó a cabo con Monago y después en Moncloa; la petición del Juzgado de Instrucción nº 1 de Barcelona a la Fiscalía Europea para que se investiguen las reuniones del atrevido “gurú” con representantes de la patronal catalana para engatusarles con el reparto de los 140.000 millones de euros de ayuda europea, cuando ni siquiera tal asunto era público, como han informado numerosos medios de comunicación (Un juzgado de Barcelona insta a la Fiscalía Europea a investigar la reunión de Iván Redondo por el reparto de fondos de la UE), son torpedos en diferido bajo la línea de flotación de Redondo.

PANIAGUADOS CAÍDOS COMO FICHAS DE DOMINÓ

Su caída, además de las consecuencias jurídicas de algunos de sus presuntos actos irregulares -por calificarlos piadosamente-, ha tenido también efectos demoledores en su entorno de paniaguados, que, tras el batacazo de su exjefe, han empezado a caer como fichas de dominó.

Un rasputín como él necesitaba a su alrededor un coro agradecido y adulador tras el que refugiar su “genio” y hacerlo brillar por contraste. Repartidor de favores a los que le bailaban el agua y látigo inmisericorde contra los críticos y los periodistas independientes, Redondo reunió en torno suyo una legión de chupópteros, hasta el punto de que nunca antes hubo en Moncloa tal número de asesores y “técnicos” nombrados a dedo, alrededor de 800 nada menos, y eso que Rajoy ya los tuvo muy numerosos.


Los efectos tóxicos de su chapapote político-propagandístico, que ahora amenaza a Pedro Sánchez, se mantienen inalterables durante años.


Pero su caída ha empezado ya a arrastrar a esos “inocentes” interesados que se creyeron el cuento y pensaron que la sinecura duraría siempre. La realidad ha llegado enseguida. El nuevo ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, y el nuevo jefe del Gabinete del presidente, Óscar López, no han tardado ni un minuto en empezar a cargarse la carísima e hipertrofiada superestructura de paniaguados que montó Redondo a mayor gloria suya, con la aquiescencia, eso sí, de un Pedro Sánchez incomprensible, que ha intentado enderezar el rumbo demasiado tarde, cuando el daño -y el desmesurado gasto- ya está hecho.

Con Redondo, la Presidencia del Gobierno creció hasta la barbaridad de 56 altos cargos y centenares de “asesores”. Los nuevos responsables de la cosa han reducido los numerosos y grandilocuentes órganos creados por el delirio de Redondo a siete, suprimiendo otros diecisiete, y eliminando de un plumazo 75 asesores en un primer movimiento.

LOS FRUSTRADOS TENTÁCULOS DE REDONDO

Pero los tentáculos de Redondo pretendían extenderse mucho más allá de Moncloa, pues, creyendo que aquel poder era suyo, que tenía ya la vida hecha y el futuro asegurado, y que todo sería ascender desde Moncloa a los cielos, empezó a tejer la malla sobre la que cimentar su imperio. Por eso, no solo principió a coquetear con la patronal y con otros a cuenta de los fondos europeos, creyendo, pobre, que él tendría protagonismo en el reparto de los 140.000 millones, a fin de asegurar influencia y lazos sobre futuros clientes privados, sino que había empezado también a colocar a sus hombres en instituciones y puestos de todo tipo. Por ejemplo, el “gurú” intentó sin éxito colocar en la dirección de Casa América -un vistoso y bien retribuido cargo- a su amigo Borja Cabezón, quien, ingenuo él y creyendo que la cosa estaba hecha, renunció a su escaño en la Asamblea de Madrid y ahora no tiene ni una cosa ni la otra. Tras la defenestración del “gurú”, el nuevo ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, ha nombrado para ese puesto a un hombre capacitado que responde al perfil que se requiere para un cargo así, como es el que hasta ahora era embajador de España en Chile, el diplomático Enrique Ojeda Vila, que tiene una experiencia de casi tres décadas en Iberoamérica.

AL VENDEHUMO LE QUEDA “SUPERVIVIENTES”

Iván Redondo, como venimos denunciando en este periódico desde hace años, hasta que al final se han demostrado nuestras tesis y Sánchez se ha caído del burro -tal vez demasiado tarde para el sanchismo, que padece una desafección creciente del antiguo electorado socialista, como avisan las encuestas más solventes- es un vendehumo revestido del aura falsa de los más conspicuos charlatanes. Increíblemente, con esas pocas carambolas políticas que citamos y que le hubiesen salido bien al más tonto de los asesores, ha logrado engatusar durante años a políticos ingenuos sin entidad política, intelectual ni humanista, que se han dado cuenta tarde de que su estrategia desnortada les llevaba directamente al abismo.

Los daños al sanchismo y al PSOE son enormes y los cambios han llegado tarde. RTVE
Los daños al sanchismo y al PSOE son enormes y los cambios han llegado tarde. RTVE

Y ahora, defenestrado y con muy difícil futuro en España -salvo que se apunte a un Gran Hermano o a un Supervivientes, o fuera de aquí intente convencer de sus talentos a algún político tercermundista-, Iván Redondo se lame unas heridas que nunca pensó que recibiría, y menos, tan precoz y duramente, y de un modo tan humillante. Sin empatía con los demás, sin piedad por el prójimo, sin inteligencia emocional, sin sentido de la mesura, sin la mínima prudencia que se espera en una persona adulta, sin el sentido de la proporción esperable en alguien que vende un currículum tan brillante, y sin recato a la hora de dilapidar dinero público, Iván Redondo también ha fracasado estrepitosamente con su principal cliente, él mismo. Se le ha visto el plumero mucho antes de lo que pensó. Y lo peor está todavía por llegar para él. Al tiempo.

(NOTA DE LA DIRECCIÓN: en los siguientes enlaces, nuestros lectores y lectoras pueden hacer un seguimiento de la delirante trayectoria de Iván Redondo reseñada muchas veces en exclusiva por este periódico desde su fundación, y de los análisis y pronósticos que hicimos tempranamente sobre el “gurú” y su deriva, que se han visto plenamente confirmados por los acontecimientos. Nos asombra que tantos dirigentes políticos, analistas y periodistas no supiesen verlo desde el principio, cuando era algo evidente como la luz del día, y nos congratula haber sido de utilidad en este asunto para que ciertos políticos abrieran por fin los ojos y, sobre todo, para nuestros lectores y para la sociedad).

(Próximamente: La atroz campaña de Redondo contra Vara: “putero” y “borracho”).

(José Mª Pagador es periodista y escritor, y fundador y director de PROPRONews. Sus últimos libros publicados son 74 sonetos (poesía, Fundación Academia Europea de Yuste), Los pecados increíbles (novela, De la Luna Libros), Susana y los hombres (relatos, Editora Regional de Extremadura) y El Viaje del Tiburón (novela, Caligrama Penguin Random House).

SOBRE EL AUTOR

José María Pagador Otero

José Mª Pagador y Rosa Puch, 100 años de periodismo

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