martes, 19 marzo, 2024
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Grave responsabilidad de Iván Redondo en la imprevisión de la crisis del coronavirus

El valido presidencial con más poder en la historia de la democracia es el responsable máximo de la pomposa “Oficina Nacional de Prospectiva y Estrategia de País a Largo Plazo” pero ni siquiera vio la epidemia que tenía ante de los ojos

El valido de Moncloa que más poder acumula en la historia de la democracia, es el máximo responsable, entre otras muchas funciones y con una estructura carísima de medios y personal, de la Oficina encargada de realizar informes de “análisis predictivo” para el presidente, elaborar una “Estrategia Nacional de Futuro” e implementar la “Gobernanza Anticipatoria”. Por lo tanto, su responsabilidad en la crisis del coronavirus -para cuya “anticipación” contaba, además, con todas las unidades de análisis y todos los departamentos ministeriales- es mayor y más grave que la de los demás gestores gubernamentales, porque Iván Redondo falló estrepitosamente en “predecir” nada en el corto plazo, en elaborar la mínima “Estrategia Nacional” no ya de futuro, sino simplemente del día presente, y en implementar “Gobernanza Anticipatoria” alguna, puesto que la epidemia arrasó el país sin que él se percatase de lo que venía ni de sus consecuencias, a pesar de los informes y datos nacionales e internacionales de los que disponía en su todopoderoso Gabinete de Presidencia. ¿Cómo se le puede encomendar a un publicitario el diseño de la estrategia a 30 años vista de un país como España, si no es capaz siquiera de interpretar la realidad que tiene delante? ¿Y quién va a pedir responsabilidades a un asesor que cobra su peso en oro y cuyo creciente chiringuito cuesta una fortuna, pero que falla estrepitosamente en lo más elemental?

Ahora que lo peor de la crisis del coronavirus ha pasado en el aspecto sanitario -aunque persiste el desastre económico generado-, y dejando claro que, pese a los fallos que cometió el Gobierno al principio, el grave problema de salud originado ha sido gestionado de manera razonable y parece estar resolviéndose satisfactoriamente, es el momento de analizar algunos aspectos llamativos de esta catástrofe sin correr demasiado riesgo de que te llamen traidor o desleal. Precisamente es todo lo contrario. Un periodista traiciona a la sociedad y es desleal con su país y sus lectores cuando oculta la verdad, calla su opinión y renuncia a la crítica.


Redondo acumula 8 cargos y responsabilidades algunos de los cuales exceden sus atribuciones como director del Gabinete de la Presidencia del Gobierno.


Hay un aspecto de la dirigencia -o gobernanza- nacional relacionada con la crisis del coronavirus que ha pasado desapercibido a todos los medios, que han centrado el punto de mira y sus ataques en el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, y en el ministro de Sanidad, Salvador Illa, entre otros responsables gubernamentales. Nadie se ha fijado, sin embargo, en un hombre que tiene muchísimo más poder, medios, infraestructura prospectiva y asesores a su mando que Simón e Illa juntos. Y me quedo corto. Nadie ha caído hasta ahora en que Iván Redondo es, tal vez, el máximo responsable de la imprevisión gubernamental en torno al coronavirus, más incluso que Pedro Sánchez desde el punto de vista de la información y la anticipación, puesto que, como superjefe del Gabinete de Presidencia, y contando con todos los “superpoderes” que el presidente le ha dado -y que detallamos a continuación-, no fue capaz de pintarle a su jefe un cuadro siquiera aproximado de lo que se avecinaba, teniendo en cuenta que en el Gabinete que dirige se tenían noticias sobradas del comienzo de la pandemia en China en noviembre de 2019, de los informes que la propia China empezó a hacer públicos un mes después, de las advertencias de la OMS y de otras instancias europeas e internacionales, del desastre epidémico generado rápidamente en Italia y de la detección del primer contagiado en España el 31 de enero. Todo ello, meses y semanas antes de que autorizasen las manifestaciones del 8-M, así como el mitin masivo de Vox y los partidos de fútbol que se celebraron en olor de multitudes aquel domingo nefasto; y meses y semanas antes de que Pedro Sánchez decretase el estado de alarma el 14 de marzo.

Alguien podrá decirme que qué tiene que ver Iván Redondo con todo eso. Y lo voy a explicar aquí. ¿A quién corresponde la mayor responsabilidad en cualquier emergencia? Sin duda a quien acumula el mayor poder en el ámbito en el que aquella se produce. En el caso que nos ocupa, hay dos tipos de responsabilidades, la gubernamental, que compete a Pedro Sánchez y a su Gobierno, y la técnica y profesional, que corresponde a quien el presidente designa para que le prevenga y se lo ponga fácil en estos casos. Y para que Iván Redondo esté atento y se lo ponga fácil al presidente, este le ha dado lo que no dudamos en llamar “superpoderes”, un conjunto de atribuciones, funciones, cargos acumulados, infraestructura, personal y medios de los que ningún Jefe de Gabinete de la Presidencia del Gobierno ha disfrutado jamás en la historia de nuestra democracia ni en el franquismo. Es más, Pedro Sánchez ha conferido a su valido algunos poderes que en realidad corresponden al propio Gobierno, poderes que les permiten a ambos tomar decisiones que serían de obligado escrutinio parlamentario, pero que llevan adelante muchas veces sin pasar por el Congreso. Una trampa de la que tendrán que rendir cuentas en el futuro.

LOS “SUPERPODERES” DE REDONDO

La propia información facilitada por la web de Moncloa sobre el nombramiento de Redondo el pasado 14 de enero, señala que el valido, además de sus cargos anteriores, “ampliará sus funciones y concentrará dentro del Gabinete, bajo su Comité de Dirección en el complejo de la Moncloa, todos los departamentos de asistencia al presidente” que detallamos en el punto 5 (El Consejo de Ministros aprueba el nombramiento de Iván Redondo como director del Gabinete de la Presidencia).


El “gurú” tiene a su disposición, además de la Oficina de Prospectiva, todas las unidades de análisis y previsión del Gobierno, pero los resultados “anticipatorios” de su gestión son pésimos


Según esta información oficial de Moncloa, Iván Redondo, acumula los siguientes cargos y funciones:

1.- Director del Gabinete de la Presidencia del Gobierno.

2.- Primer Secretario de Estado y, por tanto, coordinador de los secretarios de Estado de los respectivos ministerios, incluyendo los que tienen que ver con la información, la prospectiva, el análisis de situación y la salud pública.

Los secretarios de Estado constituyen el segundo escalón gubernamental y puede decirse que son un gobierno bis. Desde este punto de vista, Iván Redondo es un presidente del Gobierno bis. Esto quedó bien claro cuando, con motivo del golpe de Estado del 23-F y estando el Gobierno secuestrado en el Congreso, el entonces director de la Seguridad del Estado y secretario de Estado él mismo, Francisco Laína, organizó de inmediato un gobierno bis con todos los secretarios y subsecretarios de los ministerios, órgano improvisado que, no obstante, sostuvo el poder democrático, la autoridad del ejecutivo y la gobernanza del país en aquellos momentos dificilísimos, lo que da idea del poder de los secretarios de Estado y del que está al frente.

3.- Secretario del Consejo de Seguridad Nacional (CSN) y, como tal, Redondo coordina un órgano que, entre otras atribuciones, tiene encomendada la previsión de la seguridad de España también en materia sanitaria y económica, como mínimo a través de su Comité Especializado de Situación (CES), que es un órgano específico para crisis como esta.

4.- Jefe de la Secretaría de Estado de Comunicación.

5.- Jefe del Comité de Dirección del complejo de la Moncloa, que incluye, según dice textualmente la web oficial, “todos los departamentos de asistencia al presidente, como asuntos nacionales, institucionales, internacionales, comunicación con los ciudadanos, la secretaría general de Presidencia, la Dirección General de Asuntos Económicos, el Departamento de Seguridad Nacional, y las diferentes unidades de análisis.” Todas estas unidades de análisis, puestas bajo el poder de Iván Redondo, tampoco supieron detectar ni anticiparse a lo que estaba ocurriendo con la epidemia o, sabiéndolo, no fueron atendidas.

6.- Secretario General de Presidencia.

7.- Beneficiario de nuevos poderes hasta ahora ajenos al Gabinete que dirige, como “la Secretaría de Estado de Comunicación y su titular (el periodista Miguel Ángel Oliver)”, un órgano hasta ahora independiente del poder de Redondo, que desde el 14 de enero ha sido “incorporado formalmente” al Gabinete que dirige el «gurú» y ha quedado bajo la autoridad de este.

8.- Responsable máximo de la nueva “Oficina Nacional de Prospectiva y Estrategia de País a Largo Plazo” (ONPEPALPLA), un nuevo órgano creado por iniciativa personal del propio Iván Redondo, según informan a este periódico fuentes bien informadas, en un nuevo alarde de fantasía redondiana que no se sostiene, si tenemos en cuenta que no se compadece la perspectiva que pretende diseñar para una España a 30 años vista, con la debilidad de un Gobierno en inestable minoría, que será difícil que complete la legislatura y que, falto de apoyos, incluso ha tenido que pactar con Bildu, para asegurarse una de las prórrogas del estado de alarma. Por otra parte, para poder elaborar una “estrategia de país a largo plazo” hay que contar con todas las fuerzas políticas, sociales, culturales y económicas, y alcanzar un consenso general básico, de modo que dicha estrategia no sufra modificaciones cada vez que el gobierno cambia. Y, en este caso, la tal Oficina de Prospectiva es una iniciativa unilateral, no ya de Pedro Sánchez, sino del propio Iván Redondo, su mentor y promotor, cuyo recorrido se prevé muy corto.


¿Quién va a pedir responsabilidades a un asesor que cobra su peso en oro y cuyo creciente chiringuito cuesta una fortuna, pero que falla estrepitosamente en lo más elemental?


La “pieza literaria” de la web de Moncloa con la que se da noticia al mundo del feliz parto de la ONPEPALPLA (el lector puede confirmarlo en el enlace de más arriba), delata el estilo inconfundible de Iván Redondo. El texto, un alarde de arrogancia ignara, no tiene desperdicio:

“Con la Oficina de Foresight Unit, España se suma a un selecto grupo de países y organismos internacionales pioneros que ya cuentan con unidades similares, como son Canadá, EE.UU, Francia, Finlandia, Reino Unido, la Comisión Europea o la OCDE.

Esta oficina se encargará de pensar estructuralmente en la España de los próximos 30 años. Se trata de aportar una mirada transversal, con metodología y con vista a largo plazo, que contará con un comité de expertos de la sociedad civil y que elaborará una estrategia nacional. Su objetivo es analizar de manera sistemática la evidencia empírica disponible para identificar los posibles retos y oportunidades demográficos, económicos, geopolíticos, medioambientales, sociales o educativos que España tendrá que afrontar en el medio y largo plazo, y de ayudar al país a prepararse ante ellos.

Uno de los grandes defectos de la democracia es el cortoplacismo. En la frenética cotidianeidad de los gobiernos, lo urgente a menudo eclipsa a lo importante. Esto genera a su vez otros problemas como falta de pensamiento estratégico, de respuesta a la demanda de la sociedad, obsolescencia legislativa, oportunidades no aprovechadas o escasa anticipación, que están en la base de fenómenos como el cambio climático, el vaciamiento rural o la pérdida de relevancia económica para una nación.

Iván Redondo no supo predecir ni anticiparse a esta crisis, a pesar de sus muchas funciones, personal y medios. RTVE
Iván Redondo no supo predecir ni anticiparse a esta crisis, a pesar de sus muchas funciones, personal y medios. RTVE

Para combatir este cortoplacismo y velar por los intereses futuros de España como nación, se crea esta Oficina Nacional de Prospectiva y Estrategia de País a Largo Plazo”.

Ahí es nada. Si el lector analiza la insufrible verborrea redondiana de estos párrafos, observará que todo eso del “pensamiento estratégico”, la “anticipación”, etc., ha fallado estrepitosamente en esta crisis, en la que, en cambio, ha primado el “cortoplacismo”, que es lo que él dice querer “combatir”.

Estos desmesurados “superpoderes”, atribuciones y medios, en una concentración en una sola persona inédita hasta ahora en la historia de España de los últimos ochenta años, se detallan en el “Real Decreto 136/2020, de 27 de enero, por el que se reestructura la Presidencia del Gobierno”, que el lector puede consultar aquí.

CARO INVENTO Y NULO RESULTADO

La ONPEPALPLA de la que es también codirector Iván Redondo -su verdadero creador-, en lugar de aprovechar los recursos y personal existentes en Moncloa y en las unidades de análisis de los diferentes ministerios -que son muchos-, ha empezado creando una costosa estructura, prodigando, como es habitual en él, otros nombramientos a dedo dentro de la nueva Dirección General -cuyo titular, bajo el mando de Redondo, es el extremeño Diego Rubio Rodríguez, que, todo hay que decirlo, tiene un extraordinario currículum, bastante más sólido que el de su jefe-, la Subdirección General y la Unidad de Estudios creadas al efecto y que, desde enero, fecha de su puesta en marcha, no tuvieron el mínimo “sentido prospectivo” ni siquiera para detectar no ya lo que va a ser España dentro de 30 años, sino el coronavirus que se estaba extendiendo por el país a toda velocidad ante sus miopes ojos.

El 14 de enero, fecha de la ratificación del nombramiento de Iván Redondo como director del Gabinete de la Presidencia del Gobierno y la ampliación de sus “superpoderes”, consultamos la página web de Moncloa donde se informaba de ello. En aquel momento, la web oficial de presidencia destacaba que, entre las funciones de la Oficina de Prospectiva, estaban 1.- realizar informes de “análisis predictivo” para el presidente, 2.- elaborar una “Estrategia Nacional de Futuro” y 3.- asistir técnicamente la “Gobernanza Anticipatoria”, coordinando a todos los ministerios del Gobierno al servicio de estos fines. Sin embargo, confrontando estos enunciados grandilocuentes con la realidad, observamos que el análisis predictivo, la estrategia de futuro y la gobernanza anticipatoria han fallado estrepitosamente en la crisis del coronavirus. Y si esto ha ocurrido en relación con un problema que estaba ante los ojos, ¿qué cabe esperar de estos «expertos» cuando se enfrenten a verdaderos problemas internacionales, asuntos complejos de geoestrategia, amenazas externas o ataques económicos a nuestro país?

D. Rubio, nuevo director de la Oficina de Prospectiva bajo el mando de Ivan Redondo. Un gran curriculum al servicio de una fantasía. WIKIPEDIA
D. Rubio, nuevo director de la Oficina de Prospectiva bajo el mando de Ivan Redondo. Un gran curriculum al servicio de una fantasía. WIKIPEDIA

Pero, curiosamente, a día de hoy la información de Moncloa sobre el nombramiento de Iván Redondo y las funciones de su Oficina de Prospectiva ha sido modificada, desapareciendo la mención a los tres conceptos citados (los “análisis predictivos, la estrategia de futuro y la gobernanza anticipatoria”), lo que parece indicar que, visto el desastre de la crisis del coronavirus que no supieron “predecir” ni “anticipar” el «gurú» y sus equipos, les ha dado vergüenza y los han eliminado a posteriori.

No obstante, esos conceptos se mantienen en la entrada de Wikipedia sobre la Oficina Nacional de Prospectiva y Estrategia, elaborada sin duda por la oficina de Iván Redondo o a instancias de este, donde consta el nombre del “gurú” por encima de su director general Diego Rubio, y donde aparece textualmente (se les ha debido olvidar borrarlo también) el párrafo que hemos citado, presente en el primer texto de la web de Moncloa y ahora desaparecido de ella.

Pues bien, con toda esta infraestructura a su alcance, con todos estos medios, oficinas y personal, con todas las unidades de análisis funcionando bajo su tutela, con todos los ministerios bajo su coordinación, con todos los numerosos cargos, funcionarios y técnicos de los órganos reseñados en los ocho puntos anteriores y en el decreto, incluida la flamante Oficina de Prospectiva, Iván Redondo, el asesor máximo del presidente, el que tiene la obligación de estar al tanto de lo que ocurre para orientar la acción de Pedro Sánchez, el máximo responsable de “predecir”, “anticiparse” y hacer “estrategia de futuro” -como él mismo dice- ha fallado estrepitosamente. A él compete la mayor y más grave responsabilidad en la crisis del coronavirus, porque es el que tiene encomendada la misión de anticiparse y porque se le ha dotado de un poder omnímodo y de todos los medios imaginables para ello. Su fracaso, visto el resultado de su capacidad prospectiva y su asesoramiento, es colosal, y más si se lo compara, por ejemplo, con un país tan cercano como Portugal, donde, sin tanta parafernalia «predictiva y anticipatoria», sus asesores y dirigentes supieron ver a tiempo la que se avecinaba y tomaron las medidas oportunas, logrando un resultado óptimo.

(Próxima entrega: Las muchas profecías fallidas de Iván Redondo).

(José Mª Pagador es periodista y escritor, y fundador y director de PROPRONews. Sus últimos libros publicados son 74 sonetos (poesía, Fundación Academia Europea de Yuste), Los pecados increíbles (novela, De la Luna Libros), Susana y los hombres (relatos, Editora Regional de Extremadura) y El Viaje del Tiburón (novela, Caligrama Penguin Random House).

SOBRE EL AUTOR

José Mª Pagador y Rosa Puch, casi 100 años de periodismo

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