martes, 19 marzo, 2024
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El gran error de Monago, un político que prometía

El expresidente de Extremadura tenía valores y cualidades que murieron en la caricatura, la estrategia y el relato ridículos diseñados por Iván Redondo, cuya contratación fue la equivocación de su vida

Posiblemente José Antonio Monago podría seguir siendo hoy presidente de la Junta de Extremadura o, al menos, no habría resultado derrotado en la primera oportunidad tras su victoria en 2011, si hubiese tenido a su lado a un asesor de otro tipo. Pero cometió el error de poner su presente y su futuro en manos de Iván Redondo y todo lo que sucedió a partir de ese momento fue un desastre para él. Hoy, el Monago hundido políticamente y desprestigiado tras la negativa gestión que de su conducta, administración e imagen hizo Iván Redondo, acaba de ser aplastado por una nueva mayoría absoluta del PSOE en Extremadura y, con una carrera política finiquitada para siempre, ha vuelto al vergonzante refugio del Senado. Algo parecido le ocurrió a Albiol, otro asesorado por el “gurú”, y Pedro Sánchez corre hoy el mismo peligro.

Mérida, Badajoz.-

Conocemos a José Antonio Monago Terraza desde hace muchos años y hubo un tiempo en que teníamos un trato cordial y una inmejorable opinión de él, a pesar de nuestra distancia ideológica. Incluso admirábamos cualidades suyas como la valentía, la solidaridad y la capacidad de hacerse a sí mismo viniendo de unos orígenes humildes. Recuerdo con simpatía sus esforzadas y arriesgadas actuaciones como bombero en el incendio de los almacenes Arias de Madrid o en la riada de Badajoz que se cobró una veintena de muertos en 1997; o su labor como fundador de la ONG SOS Extremadura, con su participación en el rescate de víctimas en los terremotos de Argelia y Marruecos.


El bagaje de su formación multidisciplinar, su excelente condición humana, su buena gestión en el Ayuntamiento de Badajoz y al frente del PP de Extremadura y como primer político del PP que arrebataba la Junta de Extremadura a los socialistas, todo eso quedó hecho añicos en solo cuatro años.


Trabajando y estudiando, José Antonio Monago ha completado una estimable formación académica, fruto del esfuerzo personal. Es diplomado en Magisterio, licenciado en Derecho, abogado del Ilustre Colegio de Badajoz, y técnico en Criminología, por lo que su formación supera la de muchos políticos en ejercicio. Tampoco es de esos que llegan a la vida pública sin un puesto de trabajo o una actividad privada previa. Muy joven, ingresó por oposición en el Cuerpo de Bomberos de Badajoz, del que actualmente es jefe de Sección. Asimismo, practica numerosos deportes y otra serie de actividades que completan una excelente condición humana en lo físico y en lo mental.

Su trayectoria política hasta su encuentro con Iván Redondo fue meritoria y ascendente. Durante casi 20 años fue concejal y teniente de alcalde del Ayuntamiento de Badajoz, donde realizó una labor apreciable y donde adquirió la experiencia política necesaria para dar el salto a la política nacional, como senador, y a la regional como candidato a presidir la Junta de Extremadura. Al mismo tiempo contribuyó a reforzar y mejorar el PP de Extremadura, del que es presidente desde 2008.

Monago entre los brazos de Redondo, un abrazo políticamente mortal.
Monago entre los brazos de Redondo, un abrazo políticamente mortal.

Con todo este acervo académico, profesional, privado y público, todo parecía sonreírle a largo plazo cuando en 2011 puso fin contra pronóstico a 28 años ininterrumpidos de gobiernos socialistas en Extremadura, consiguiendo 32 diputados y quedando a uno solo de la mayoría absoluta, y convirtiéndose en el primer presidente del PP de la Junta extremeña. Un logro extraordinario debido también a su capacidad de diálogo y consenso, pues consiguió nada menos que la abstención de los 3 diputados de Izquierda Unida, que hubieran permitido gobernar a un Fernández Vara que se había quedado en 30 escaños después de perder nada menos que 8.

UNA HAZAÑA QUE NADIE HABÍA CONSEGUIDO ANTES

El asombro, primero de sus propios correligionarios, fue mayúsculo. Ahí es nada un líder de origen humilde hecho a sí mismo, carente del pedigrí de las grandes familias de la derecha extremeña, cuyos retoños jamás habían conseguido, ni de lejos, un logro parecido, ganando para esa derecha las primeras elecciones autonómicas después de tres décadas ininterrumpidas de gobierno socialista.

Era un éxito que no había conseguido ninguno de sus predecesores en la candidatura extremeña de la derecha, encabezada antes que él por personajes como Carlos Floriano, Juan Ignacio Barrero y Adolfo Díaz-Ambrona Bardají, es decir lo más conspicuo de Alianza Popular y del PP, incluyendo nada menos que a un hijo de un ministro de Franco, es decir, la élite del sistema.


Con cualquier otro asesor con más sensatez y menos fantasía, Monago, desde el poder, hubiese vuelto a ganar más elecciones autonómicas, como Feijóo en Galicia.


Cuando se supo que los tres diputados autonómicos de IU se abstendrían y permitirían gobernar a Monago, la euforia de la victoria se multiplicó y los festejos se extendieron por las sedes extremeñas del PP y en las calles donde, hasta la fecha, solo se habían visto caravanas socialistas victoriosas. Y este doble éxito inesperado e impensable semanas antes -ganar las elecciones y poder gobernar-, empezó a nublar el juicio de personas que hasta ese momento nos habían parecido sumamente razonables. En el partido de la derecha extremeña se desató una euforia difícil de controlar que contagió a todos y terminó cegando a aquel que debería haber mantenido la cabeza fría, José Antonio Monago.

EL TRUCO OPORTUNISTA DE ATRIBUIRSE EL ÉXITO

Como era de esperar, el “gurú” electoral que Monago había contratado con anterioridad para asesorar al PP extremeño se atribuyó de inmediato el éxito, según personas del partido que entonces estuvieron en la salsa de aquellos días. Precisamente, en el oportunismo radica la principal baza de Iván para deslumbrar a los incautos con brillos que no son obra de él. Y, claro está, el cándido de Monago -que en el fondo es un inocente y una buena persona, al margen de los errores que haya cometido- se dejó llevar por esa corriente interesada de euforia que solo conducía a un objetivo: que Iván Redondo lograse todo el poder a la sombra del nuevo presidente, cosa que este le concedió gustoso automáticamente, nombrándole jefe de Gabinete de la Presidencia de la Junta con rango de consejero, incorporando como director general a otro socio del “gurú” en Redondo&Asociados (todo a costa del bolsillo de los extremeños), y entregándole de facto el control y la capacidad decisoria del gobierno autonómico. Lo mismo que el “gurú” ha vuelto a hacer ahora con Pedro Sánchez, aprovechando el deslumbramiento sanchista de la victoria en las primarias y en la moción de censura.

Analistas y expertos se han preguntado si Monago habría ganado aquellas elecciones con otro asesor que no fuese Iván Redondo, e incluso sin ningún asesor, y la respuesta es afirmativa. Porque lo que le dio la victoria al nuevo presidente no fue la estrategia diseñada por Iván Redondo -de hecho, fue esa estrategia la que, cuando lo tenían todo a favor desde el poder de la Junta de Extremadura, motivó la derrota de Monago en las siguientes elecciones autonómicas-, sino el implacable cansancio del electorado después de tres décadas de ininterrumpido gobierno socialista.

La imagen del lugar que ocupa Monago en el PP actual lo dice todo. E.P.
La imagen del lugar que ocupa Monago en el PP actual lo dice todo. E.P.

Los resultados de tal estrategia están a la vista, para desgracia de Monago, un político de tan solo 53 años, con un gran bagaje y en la mejor edad y madurez, que tenía toda una brillante carrera pública por delante y al que hundió la desnortada y ridícula estrategia electoral, de imagen y de gestión del hombre que hoy asesora a Pedro Sánchez.

MONAGO CALLA

Lamentamos no poder ofrecer a los lectores la visión del propio Monago sobre el asunto, dado que no hemos recibido respuesta a los requerimientos que le hemos hecho, tanto a él directamente como a través de su hombre de confianza, Luis Alfonso Hernández Carrón.

El lamentable papel que le toca desempeñar actualmente a José Antonio Monago queda plasmado en las imágenes donde aparece con otros líderes nacionales de su partido, en las que siempre se le ve disminuido y en segundo plano, con una gestualidad y posición que delatan su estado de ánimo y el triste lugar que ahora ocupa en el PP. En el desconcierto en el que vive, cuando fuerzas del PP nacional y extremeño apuntan a su relevo, llegó a decir antes de las elecciones autonómicas que volvió a ganar Fernández Vara, que si el PSOE volvía a obtener mayoría absoluta él se “empadronaría en Portugal”. Ha pasado el tiempo, el PSOE ha vuelto a ganar Extremadura por mayoría absoluta, y Monago, lejos de irse a vivir a Portugal, sigue aferrado a la poltrona extremeña que le ha permitido regresar a un vergonzante “retiro” como senador autonómico. Lástima de un político que prometía tanto y que lo perdió todo por entregarse a un vendedor de humo. De no ser por eso, Monago podría haber seguido gobernando e incluso ser el Feijóo de Extremadura.

(PRÓXIMO CAPÍTULO: LOS MALOS CONSEJOS QUE HUNDIERON A MONAGO)

(José Mª Pagador es periodista y escritor, y fundador y director de PROPRONews. Sus últimos libros publicados son 74 sonetos (poesía, Fundación Academia Europea de Yuste), Los pecados increíbles (novela, De la Luna Libros), Susana y los hombres (relatos, Editora Regional de Extremadura) y El Viaje del Tiburón (novela, Caligrama Penguin Random House).

SOBRE EL AUTOR

José Mª Pagador y Rosa Puch, casi 100 años de periodismo

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