La ciudad fantasmal del coronavirus es también fuente de inspiración para los artistas. Adrián Pagador Saracho, diseñador y fotógrafo madrileño, es uno de ellos. De él publicamos hace días una primera serie titulada Madrid, infierno, purgatorio, paraíso. Hoy vuelve a nuestras páginas con una nueva entrega de diez imágenes inéditas de la capital asolada por la epidemia, unas imágenes que muestran la desnudez de la ciudad desierta, pero, también, la sensibilidad y el amor de un artista que es capaz de ver más allá de la pura evidencia.
Le conozco desde que nació y -perdone el lector la confidencia emotiva- le quiero como a un hijo. Es un sobrino con el que tengo una relación muy cercana desde que vino al mundo. Pero Adrián Pagador Saracho -hijo de mi hermano Fernando, otro gran artista de reconocida repercusión internacional- no está últimamente en este medio por razón del parentesco, sino por su indudable valía como creador, diseñador y articulista. Si a eso añadimos que es una de las mejores personas que he conocido en mi ya larga existencia, una persona que ha superado con éxito, y sin perder la alegría, una de esos padecimientos duraderos y crueles que a veces nos tocan en la vida y que ponen a prueba nuestra resistencia y altura moral, tendremos un retrato bastante aproximado de esta persona joven y llena de energía, que es capaz de interpretar el mundo desde una óptica eminentemente ética, lo que le permite conseguir resultados de alto valor creativo, artístico y humano en todo lo que hace. Sin duda, el trance por el que pasó, lejos de resabiarle o ennegrecerle el alma, como les sucede a otros con menos capacidad de resiliencia, a él le humanizó y le hizo más fuerte, comprensivo y solidario.
“Madrid me ha visto crecer y desarrollarme, y ha sido para mí una continua fuente de inspiración y conocimiento”.
Tengo la suerte de tener en mi vida a dos Adrianes Pagador de gran talla creativa y humana, mi sobrino y mi nieto, otro gran artista, licenciado en Bellas Artes, diplomado en videojuegos, pintor, escultor, diseñador, del que daré noticia en breve. No quiero compararme con la madre de la Pantoja por esto de traer al primer plano a artistas de mi sangre, que si aquí aparecen no es, repito, porque compartamos genes, sino porque ambos tendrían cabida en cualquier otra publicación, incluso en las de gran tradición y prestigio de décadas. Pero el lector estará de acuerdo conmigo en que ser pariente no puede constituir un obstáculo para el trato justo que yo dispenso con frecuencia a otros artistas y creadores de valía sin ninguna relación familiar conmigo.
Adrián Pagador Saracho nació en Madrid en 1982. Él valora en alto grado su ciudad natal, “que -dice- me ha visto crecer y desarrollarme, y ha sido para mí una continua fuente de inspiración y conocimiento”.
Se educó en el Liceo Italiano de Madrid, “donde aprendí mucho, entre buenísimos profesores y excelentes relaciones de amistad que, a día de hoy, conservo en su grupo original”. Posteriormente cursó estudios de Diseño Gráfico y Comunicación en el Instituto Europeo de Diseño, donde se graduó y dio comienzo a su carrera profesional. El paso por este centro, dice, despertó en mí los aspectos más creativos de mi personalidad”.
VOLUNTAD Y SENSIBILIDAD
Su carrera académica coincidió con el padecimiento de una grave dolencia, pese a lo cual, y haciendo durante años un esfuerzo sobrehumano, siguió estudiando en condiciones físicas penosas y, gracias a su inmensa voluntad, no solo terminó sus estudios brillantemente, sino que, con la ayuda de los médicos y su enorme coraje, consiguió vencer también la enfermedad.
“Ese período de luces y sombras -dice con una lucidez y una sencillez sobrecogedoras- fue para mí el mayor proceso de aprendizaje vital, al tener que convivir con esa grave enfermedad que, durante esos años, me restó posibilidades en todos y cada uno de los aspectos de mi vida; pero, en definitiva, ese vía crucis, resultó ser una inversión a largo plazo, gracias a la cual pude adquirir las habilidades y la filosofía necesarias para sobrevivir y, una vez recuperado, afrontar la vida desde otra perspectiva más proactiva y esperanzadora”.
Curarse de una demoledora enfermedad como la que padeció, hoy felizmente superada, no solo es consecuencia de la medicina sino, y de forma muy importante, del corazón y la actitud del paciente. Porque no solo se trataba de curarse, sino, como él mismo dice, de hacerlo de la mejor manera posible, hasta llegar a estar “en plena forma”.
“Una vez estuve en plena forma -recuerda-, logré acceso al mundo laboral y me incorporé, como responsable de comunicación, a una importante Fundación que desarrolla su labor en el sector de la atención a personas con discapacidad intelectual y del desarrollo, en la cual sigo trabajando a día de hoy”.
Además de su trabajo profesional, su alta cualificación como diseñador gráfico y su maestría en el mundo de las nuevas tecnologías y las webs, y su alto nivel como fotógrafo, Adrián Pagador disfruta de numerosas aficiones, como el dibujo y la ilustración, la lectura, la filosofía, la economía; “todos esos -confiesa- son temas que me llevan a desarrollar un proceso de investigación continua”.
A partir de ahora, Adrián Pagador colaborará periódicamente en estas páginas con artículos sobre dichas temáticas y, por supuesto, con sus espléndidas fotografías.
(José Mª Pagador es periodista y escritor, y fundador y director de PROPRONews. Sus últimos libros publicados son 74 sonetos (poesía, Fundación Academia Europea de Yuste), Los pecados increíbles (novela, De la Luna Libros), Susana y los hombres (relatos, Editora Regional de Extremadura) y El Viaje del Tiburón (novela, Caligrama Penguin Random House).
SOBRE EL AUTOR
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