martes, 19 marzo, 2024
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“Fahrenheit 2650”, el desafío del libro indestructible

La última obra de Alfonso Doncel interpela a los tiranos y censores quemadores de bibliotecas, enemigos del pensamiento, la creatividad y la cultura, y proclama la pervivencia del libro

Los tiranos que en el mundo han sido, son y serán, los líderes de todo fanatismo excluyente, los clérigos iluminados por su única verdad auto-revelada, los inquisidores de toda religión, los censores, los enemigos del pensamiento y la cultura, los que temen a un pueblo ilustrado, han perpetrado el ritual bárbaro de la quema de libros y bibliotecas en numerosas ocasiones a lo largo de la historia. Contra esa oscura intransigencia lanza el gran artista Alfonso Doncel el desafío de su última obra, “Fahrenheit 2650”, un reto plasmado en una insólita escultura, un libro-objeto de acero inoxidable imposible de quemar. A los que desprecian las ideas de los demás y tratan de imponer las suyas por todos los medios, incluso cercenando la libertad de pensamiento y de creación que es la base de la ética y del progreso humanos, Alfonso Doncel les lanza este guante genial, que evoca, dándole la vuelta, la amenaza que Ray Bradbury noveló en su “Fahrenheit 451”. A los que utilizan la quema de libros -real o simbólica- como represalia contra el librepensamiento y la discrepancia, Doncel les envía un mensaje inequívoco: “quemad este, si tenéis huevos”, una forma inédita y lúdica de proclamar la perdurabilidad de las ideas y del arte, y el irremisible fracaso de los déspotas.

Cuando Alfonso Doncel (Badajoz, 1963) inició hace meses los trabajos de realización de su nueva obra -una serie de 100 libros en acero inoxidable bajo el título común de Fahrenheit 2650– no sabía que en 2020 -exactamente el día 22 de este mes de agosto- se cumplen cien años del nacimiento de Ray Bradbury, autor del libro en el que se basa la idea del escultor para esta nueva obra suya. No hay, por tanto, ningún afán conmemorativo consciente en la nueva creación de este gran pintor, escultor y artista multimedia. Pero tampoco hay duda de que semejante coincidencia no puede atribuirse a la mera casualidad, esa excusa menor de quienes ignoran la ineluctabilidad del destino. La ley de la causalidad rige nuestras vidas sin que muchas veces nos demos cuenta, pero preferimos achacar al azar los acontecimientos del devenir. Si estuviéramos más atentos a las huellas vitales que vamos dejando en el camino de la existencia y a las señales que nos avisan de nosotros y de nuestro destino, veríamos con mayor claridad y comprenderíamos por fin.


Este mes de agosto se cumplen 100 años del nacimiento de Ray Bradbury, pero eso no lo sabía Alfonso Doncel cuando realizó esta obra.


Los quemadores de libros y de bibliotecas que en el mundo han sido -incontables en la historia- están condenados y felizmente sepultados en el olvido, mientras que el objeto de su inquina no solo ha pervivido, sino que ha alcanzado un florecimiento formidable en todo el mundo en su versión analógica (hoy se realizan centenares de millares de ediciones cada año de obras con muchos millones de ejemplares en papel), y una expansión inimaginable en el formato digital, contra el que ya no puede nada el fuego intolerante. Todo esto, y más, está implícito en Fahrenheit 2650, la fantástica obra de Alfonso Doncel. Los libros de papel arden a los 451 grados fahrenheit (233 grados celsius), hecho que sirvió a Bradbury para titular su libro. Y el desafío del artista lleva a su libro de acero al extremo de los 2650 grados fahrenheit (1.454 grados celsius), que serían necesarios para destruirlo, así que los dictadores lo tienen crudo con el activismo plástico y ético de este valeroso resistente y gran creador.

UN LIBRO DE ACERO

¿Cómo se hace un libro de duro acero inoxidable AISI 304 que mide 20,6 x 14 x 2,3 centímetros y pesa 850 gramos? ¿Qué puede haber dentro de un libro de acero inoxidable? ¿Páginas, tal vez, también de acero? ¿Y cuál puede ser el contenido material e inmaterial de semejante obra? ¿Puede caber alguna forma de literatura en tal volumen? ¿Este libro es una escultura o esta escultura es un libro?

El creador Alfonso Doncel. J.M. PAGADOR
El creador Alfonso Doncel. J.M. PAGADOR

Al tenerlo entre mis manos me he formulado estas preguntas, que me han hecho reflexionar y cuestionarme el sentido de la obra humana, literaria o no, de su publicación o difusión -que le dan sentido- y de su destino, siempre duradero, a pesar de la posible fragilidad de la materia de origen y de las circunstancias sobrevenidas. Es la manera varia pero igualmente potente que tiene la creación humana de sobrevivir al tiempo. De esta forma han llegado a nosotros el Partenón y la obra de Aristóteles. Uno es piedra y la otra es espíritu, pero todos sabemos lo lejos que han llegado los dos. Pues esto es Fahrenheit 2650. Esta es la esencia y el mensaje de la última -y espléndida- obra de Alfonso Doncel.

¿CÓMO SE HIZO?

Doncel trabaja y realiza físicamente su obra en su taller de El Puerto de Santa María (Cádiz), un espacio lleno de maquetas, de obras terminadas, de apuntes de ideas y de máquinas y herramientas de todo tipo, imprescindibles para la materialización de sus esculturas. Su proceso creativo empieza en la concepción de la idea original -siempre nueva y diferente, fruto de la gran fecundidad e inventiva del artista-, continúa con la plasmación de la misma en los diseños previos -incluido el 3D-, sigue con la realización de pruebas y maquetas a escala, y concluye con la realización material directa de la obra. Porque Alfonso Doncel ejecuta manualmente hasta el trabajo más duro de su proceso creativo, ese que la mayoría de los escultores encomiendan a terceros.


De esta forma han llegado a nosotros el Partenón y la obra de Aristóteles.


Es decir, el arte de Alfonso Doncel conlleva su elaboración artesanal -realizada con sus propias manos- por el propio artista, pese a la dureza del proceso final, que requiere grandes dosis de paciencia, fuerza y espíritu de sacrificio, imprescindibles para dar forma a materiales casi siempre durísimos, cortarlos, doblarlos, ensamblarlos, pulirlos, soldarlos, engarzarlos y montarlos, soportando el calor extremo de la sutura ígnea, desafiando el riesgo de máquinas que pueden llevársete por delante una mano, afrontando el ruido y el humo de semejante combate contra la materia inanimada. Por eso las manos de este artista son las grandes y fuertes de un herrero, de un fundidor, de un maestro de fragua, pero también las delicadas manos de un orive, porque lo que hace con ellas tiene también dimensión de joya. Sus fantásticas obras de acero inoxidable -metal que suele ser su materia usual últimamente-, tanto las grandes de varios metros como las de pequeño formato, son tanto un artefacto escultórico como una alhaja.

La serie consta de cien ejemplares certificados.
La serie consta de cien ejemplares certificados.

Esto es lo que son los cien ejemplares numerados y firmados de Fehrenheit 2650, que ha realizado uno a uno con sus propias manos, y cuya ingente materialización concluyó el pasado mes de junio. Cada uno de ellos ha sido cortado, mecanizado, pulido, ensamblado mediante soldadura MIG y TIG a altas temperaturas con protección de gas argón, y grabado con láser de fibra en portada, contraportada y lomo.

Cada pieza ha sido higienizada eliminando cualquier resto de materia orgánica, antes de su envasado individual en un atractivo estuche de madera con cierre magnético, que contiene también el certificado de autenticidad numerado y firmado por el autor y un tríptico que es como la “partida de nacimiento” de cada ejemplar de esta obra extraordinaria. Aunque parecen idénticos, al haber sido realizado íntegramente a mano, y debido también a su contenido, cada ejemplar es único y diferente a los demás.

La obra ha sido editada por Scen&Co, que se encarga de su comercialización.

¿PERO QUÉ HAY DENTRO?

Fahrenheit 2650 tiene forma de libro, pesa como un libro y parece un libro. ¿Pero, si los libros tienen dentro páginas de papel, éste de acero qué encierra? ¿Es solo una especie de caja vacía o tiene algo en su interior? ¿Qué hay dentro de este libro-escultura? El proceso creativo de un escritor es una especie de madeja, que empieza por la idea inicial, se desarrolla a lo largo de un argumento, una trama o un motivo y desemboca en una sucesión de palabras y expresiones que componen el todo de esa obra literaria. Un libro cerrado es una invitación al misterio de lo que contiene. Y eso ocurre con Fahrenheit 2650. Porque esta obra, por supuesto, tiene contenido, y aquí se pone de manifiesto otra vez la genialidad del escultor. Doncel podría haber cerrado totalmente el ejemplar y simular el corte gillotinado de sus inexistentes páginas en tres de sus lados menores. Pero eso hubiese despojado a Fahrenheit 2650 de su corazón. Para evitarlo, el artista ideó un imaginativo contenido: un hilo conductor, una trama de alambre de acero inoxidable realizada a mano y diferente para cada ejemplar que evoca esa madeja creativa del escritor. Doncel condensa de este modo el misterio del contenido de cada uno de sus libros de brillante acero; da curso material, dentro de ellos, al itinerario de la idea creativa; crea un laberinto de interminable imaginación; evoca la labor sucesiva del escritor, el editor, el diseñador, el impresor y el encuadernador en la materialización del libro convencional; construye una red interna donde queda atrapada la sensibilidad del “lector” de esta obra única; y levanta un nido recóndito donde volver la imaginación a su refugio natural para echarla luego a volar desde ahí cuantas veces se quiera.


“Fahrenheit 2650” tiene forma de libro, pesa como un libro y parece un libro. ¿Pero, si los libros tienen dentro páginas de papel, éste de acero qué encierra?


Y esta unidad de continente y contenido, esta dualidad de cubiertas y páginas mágicas, es lo que da definitivamente naturaleza de libro a Fahrenheit 2650.

HIJO DE LOS LIBROS

Por su origen, Alfonso Doncel podría haber sido perfectamente escritor. Nieto e hijo de libreros e impresores en nuestro Badajoz natal -durante décadas fui cliente y amigo de Alfonso Doncel padre-, el artista nació rodeado de libros, incluso puede decirse que mamó de los libros. Su vocación, sin embargo, le llevó por el camino de las artes plásticas, convirtiéndose en uno de los grandes pintores y escultores de hoy. Pero él nunca ha olvidado a los libros, que siguen muy presentes en su obra. De hecho, esta, la de Fahrenheit 2650 es la cuarta ocasión en que convierte al libro, como concepto y objeto, en motivo artístico dentro de su ya dilatada obra; en las anteriores, tituladas La Raya, Refugios e Hipótesis de Veratis, empleó como materia prima el hierro, la piedra y el hormigón.

Quema nazi de libros en Berlín, una práctica bárbara de los fanáticos a lo largo de la historia, contra la que Doncel alza su voz.
Quema nazi de libros en Berlín, una práctica bárbara de los fanáticos a lo largo de la historia, contra la que Doncel alza su voz.

Además, Alfonso Doncel es un gran fotógrafo, diseñador gráfico y corporativo, narrador y autor de instalaciones, y un curioso investigador de técnicas, formas y conceptos. Su larga trayectoria artística viene avalada por 80 exposiciones en España y Portugal, de ellas, 23 individuales.

Fahrenheit 2650 es una de las grandes creaciones artísticas y conceptuales de este año en España y una ocasión única para cualquier amante del arte que se precie, de enriquecer su colección con una joya cuyo valor está muy por encima de su precio (290 euros).

(José Mª Pagador es periodista y escritor, y fundador y director de PROPRONews. Sus últimos libros publicados son 74 sonetos (poesía, Fundación Academia Europea de Yuste), Los pecados increíbles (novela, De la Luna Libros), Susana y los hombres (relatos, Editora Regional de Extremadura) y El Viaje del Tiburón (novela, Caligrama Penguin Random House).

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