El comunicado que emitieron el pasado día 1 los equipos de comunicación de doce partidos políticos con representación parlamentaria, la mayoría de ellos populistas e independentistas, no nos hubiera sorprendido de no venir encabezado por la firma del representante del PSOE. Que un partido constitucionalista se sume al intento populista de someter a los periodistas acreditados en el Congreso de los Diputados a los dictados de quienes no admiten la crítica, la discrepancia o la legítima mordacidad, es otro signo de que el PSOE sigue equivocando el rumbo.
Madrid.-
Cualquier periodista con cierta experiencia que haya asistido a ruedas de prensa de políticos, habrá observado una constante general en la mayoría de ellos: o convocan las ruedas de prensa para soltar su mensaje y no admitir preguntas, o no contestan a las preguntas que se les hacen, o se ofenden cuando se les pregunta desde un prisma crítico e incluso irónico. Los mismos políticos que han convertido el Congreso de los Diputados en una jaula de grillos, donde los insultos, las agresiones, las descalificaciones personales y las expresiones de baja estofa están a la orden del día, pretenden que las ruedas de prensa que ofrecen en la sede parlamentaria sean algo así como reuniones de coleguitas donde los periodistas han de mostrarse no solo respetuosos -que eso siempre sucede- sino, sobre todo, sumisos, acríticos, obedientes y silenciosos.
El comunicado que emitieron el primer día de diciembre “los equipos de comunicación” (que se entiende que están formados por periodistas con una mínima idea de en qué consiste el ejercicio de esta profesión) de partidos como Podemos, ERC, Junts, Bildu, BNG, CUP, PDeCat, y así hasta doce formaciones minoritarias, es una llamada al sometimiento de los corresponsales parlamentarios que no preguntan ni inquieren al gusto de los firmantes.
De dichos partidos no cabe esperar otra cosa y su reacción no merecería comentario alguno si no fuese porque el primero que encabeza el grupo de firmantes es el PSOE, un partido constitucionalista -en la Constitución se recoge el hábitat político e institucional en el que ha de desarrollarse libremente el trabajo de los periodistas-, pilar del sistema democrático y uno de los motores históricos de la Transición. Se presume que el PSOE conoce las reglas del juego democrático, de las cuales, una de las principales es la libertad de información y de expresión y, por supuesto, el amplio margen de actuación del que han de gozar los periodistas, que no solo ejercen un derecho propio sino de la ciudadanía.
Ha cometido un grave error el PSOE al dejarse arrastrar por el nuevo intento populista de amordazar a la prensa y convertirla en un apéndice sumiso de sus intereses. Por eso, desde este medio rechazamos de plano el citado comunicado y llamamos al PSOE y a otros partidos hasta ahora razonables, como el PNV, a reconsiderar su apoyo a una petición inasumible por la profesión periodística, que ha de seguir haciendo su trabajo con toda la energía, la crítica, la ironía, la mordacidad e incluso el enfado necesarios, y que no responden más que a los intereses y al estado de la opinión pública.
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