Venida del Oriente, la pandemia creada por la COVID-19 está poniendo en jaque cuantos intentos se hacen por blindarnos ante su multiforme agresión. Han sido impecables, en su conjunto, las búsquedas y logros de nuestros laboratorios, así como la acción, muchas veces heroica, de los profesionales que integran los diversos niveles del mundo sanitario. Pero quizás nos hemos quedado cortos a la hora de complementar aislamientos y fármacos con el recurso a técnicas de autorrealización, para aceptar el reto de avanzar también en La curación por el espíritu, por usar un titular de Stefan Zweig.
Madrid.-
No es que hayan faltado acciones en esta línea. A través de los medios se nos ofrecen mensajes de refuerzo de las claves personales del bienestar. Hablan expresamente de cursos de Yoga, Zen o Meditación, que buscan un blindaje de la salud individual desde el propio corazón. Como todos los aprendizajes que ofrecen la victoria sobre uno mismo, estas propuestas de transfiguración personal nos retan. Perseverar en ellas dependerá del resultado que proporcionen a quien se inicia en ellos… Abren caminos con el reto de ofrecernos ese avance que puede llevarnos a ese “más allá del más allá” que, con todo rigor, podemos llamar Salto Cuántico.
El reto de ese avance que puede llevarnos a ese «más allá del más allá» que, con todo rigor, podemos llamar salto cuántico.
Porque hoy siguen vivas, y en muchas de sus ofertas florecientes, las enseñanzas de los Maestros que aceptaron el reto de alcanzar el más allá del océano de las limitaciones propias de la naturaleza humana. Con ellas se encara Patañjali en el arranque de los Yogasutras: “Para quien sabe discernir, todo es dolor…” Situación que describirá al detalle, no para lamentarse o proponer vacunas, sino para retarnos, unos sutras después, a avanzar mediante un riguroso camino de salida: “Pero el dolor puede ser superado por la senda de los ocho tramos”. Su propuesta es rigurosa y, por el hecho de serlo, subraya las cautelas que reclama su práctica. Ninguno de esos caminos de autorrealización por el espíritu es fácil. No tanto porque las prácticas resulten arduas para una persona resuelta, cuanto porque llevan a terrenos que tienen muy poco que ver con los procesos que acarrean el éxito económico y el poder.
LA UNIDAD DE LOS GRANDES MAESTROS
Me perdonará el lector que no me detenga en los detalles que definen la singularidad de estas etapas de ascenso. Integran sencillas posturas respiratorias con ejercicios de concentración mental que nos acompañan hacia el Vacío. Vistos en su conjunto, nos retan a avanzar por ese camino de esfuerzos y logros que, desde el amanecer de las grandes Culturas, han hecho aquellos a quienes llamaré Maestros del Salto Cuántico. Al proponer y definir este empeño como conjunto de líneas de búsqueda bien diferenciadas, asumo el reto de añadir una Galaxia complementaria del marco que propone McLuhan con las que denomina Gutenberg y Marconi en honor de la imprenta y de la radio, como olas de comunicación que, al invadir la Historia, la han transformado. Una transformación que, en el caso del Salto Cuántico, que proponemos como nueva Galaxia, supone el decidido avance del hombre hacia el despertar iluminado que describía Platón en su Caverna.
Esas prácticas llevan a terrenos que tienen muy poco que ver con los procesos que acarrean el éxito económico y el poder.
Se trata, es evidente, no tanto de una novedad en la forma de proceder en la Tierra, cuanto en que, con nuevos recursos de búsqueda, acrecienta los intentos del hombre por robarle al cielo el dominio del Fuego. Hoy con nuevas llamadas a penetrar en la Nube del No Saber que reta a la vivencia mística. Y no es que en esta nueva Galaxia falten saltos cualitativos en la creación de recursos de análisis sobre el origen del Universo, como ese Gran Colisionador de Hadrones que nos familiariza con el Bosón de Higgs, la partícula inicial. Representan una victoria para los Físicos y los Astrónomos, pero también para cada hombre que, inmerso en su noche, intuye una secreta llamada cuando mira hacia un cielo cuajado de estrellas, que invita al diálogo con la misma fascinación que llevó a los astrónomos caldeos a tomarlas como un espejo que habla, seduce y aconseja.
Pero el verdadero terreno de combate está en el corazón del hombre. En él se centran los científicos que trabajan en proyectos de unificación mente/materia. Es el caso de Brian Josephson, Premio Nobel de Física, interesado en establecer vínculos entre la Física Cuántica y los llamados fenómenos paranormales, mediante el Proyecto de Unificación Mente/Materia que él dirige, sin retraerse por la actitud crítica de otros grandes físicos.
Aunque la novedad más destacada entre esas búsquedas la ha planteado el neurocientífico chileno Francisco Varela con las reuniones de un equipo multidisciplinar, el Mind and Life Institute, en el que se han integrado desde 1987 el propio Dalai Lama y otros monjes budistas muy avanzados en su realización profunda. Científicos y Monjes han asumido que el espacio por el que unos y otros avanzan puede llevarlos a otra forma de percibir y ser conscientes, cada uno a su manera, de ese salto cualitativo que el camino místico nos ha ofrecido desde el origen de nuestra especie.
CUANDO LA MEDITACIÓN DEMUESTRA SU PODER
Era obligado ceder el protagonismo a científicos y místicos que han dedicado lo mejor de su vida al estudio o la vivencia de la conexión transcendente. Sus logros permitirán al hombre de la calle adquirir un dominio de las técnicas de autorrealización que testifique y evidencie que hay un “campo de conocimiento” supramental. Con el reto de poder conseguir avances evidentes en la transformación de la conducta global de colectivos numerosos. Algunos intentos se han hecho con éxito. El más notable en la ciudad de Washington, durante el verano de 1993, en busca del impacto que podía tener la acción positiva de un grupo de meditadores en la reducción de la delincuencia.
La capital de los Estados Unidos es conocida como una de las ciudades del país con mayor número de crímenes, cifra que aumenta al llegar la temporada de calor. Es en ese lugar y en ese tiempo de máximo conflicto donde el Profesor Hagelin, director del Movimiento de Meditación Transcendental, decidió probar con el apoyo de un grupo de personas con experiencia en meditación profunda, que iban a concentrarse en conseguir una disminución de la criminalidad en el conjunto de la población durante el período de referencia. Un comité de seguimiento de 27 personas, formado por sociólogos, criminólogos, policías y agentes del gobierno, se responsabilizó de controlar los resultados de la experiencia a lo largo de las ocho semanas en que iba a realizarse, entre el 7 de junio y el 30 de julio. El grupo de meditadores, que inicialmente constaba de 2.500 personas, fue aumentando con la participación de voluntarios que querían aprender o familiarizarse más con la meditación, de manera que, al final, eran ya 4.000 quienes meditaban siguiendo las instrucciones de Hagelin.
Este aumento fue significativo. Y demostró que la relación causa/efecto era cuantificable. A medida que el número de meditadores fue en aumento se redujo la tasa de homicidios, violaciones y asaltos, reducción que, en la última semana, pudo valorarse estadísticamente en un 23,3%, tres puntos más de lo que esperaba el Grupo de Hagelin. Los primeros sorprendidos fueron los responsables del Departamento de Policía, que pidieron figurar entre los firmantes del documento final como participantes y testigos de la experiencia.
¿FALTA AUDACIA…?
Es evidente que la Meditación mostró que su poder no se reduce a los límites que le ponen nuestros miedos. Pero aquel avance no fue tomado como de interés general y no ha vuelto a repetirse en dimensiones semejantes, aunque el profesor Hagelin prosigue sus investigaciones sobre la naturaleza y los orígenes de la conciencia, y sobre los efectos de la meditación transcendental en casos de angustia sicológica.
Un análisis más profundo de esta experiencia nos muestra que el hombre está ensayando y dando pasos que refuerzan cada día la evidencia de que la Galaxia del Salto Cuántico está desbordando los límites que tenía ya para el hombre de las Cavernas o para el monje que en la Edad Media nos habló de La Nube del No Saber… Son muchos los sabios y los hombres de espíritu que hoy avanzan en ese territorio. Que como Aurobindo sienten que el hombre puede dar un salto cualitativo análogo al que le convirtió en Homo sapiens: “El camino del hombre hacia la sobre-humanidad -ha escrito- se abrirá cuando tenga la audacia de declarar que todo lo desarrollado hasta el presente ya no le basta”.
Para no ver reducido al campo oriental este empeño transcendente, basta citar a Karl Rahner cuando escribe que “cabría decir que el cristiano del futuro o será un “místico”, es decir una persona que ha experimentado algo, o no será cristiano”.
CÓMO PROTEGERSE DE LA PANDEMIA
Pero volvamos al comienzo. Nos conviene hacerlo, porque hemos ido viendo en estas citas, reflexiones y testimonios que la fuerza del espíritu tiene mucho que decir ante el ataque de la pandemia. Por un lado, los hallazgos de la Física Cuántica ofrecen una descripción del universo que deja en pañales la revolución copernicana: se asoma al estallido del Big Bang y desciende al fondo infinitesimal de la estructura del Cosmos. Por otro, avanzamos en el conocimiento de la plasticidad del cerebro, lo que nos permite actuar eficazmente sobre las redes neuronales -incluso como ejercicio personal- y facilita al hombre el poder convertirse, por la forma en que lo aborda, en el principal responsable de su éxito y de su prosperidad.
En el nuevo marco creado por ese eje de coordenadas, el individuo puede encontrar y desarrollar propuestas eficaces para repensar su destino y conseguir una mejora de su salud, su prosperidad, su interconexión social y, en definitiva, de su necesidad de ser feliz, como cimiento de todos los demás objetivos que han sido y siguen siendo aspiración de la humanidad. El protagonismo que ha conseguido la Pandemia puede distraernos si la convertimos en una realidad extraña al comportamiento personal de cada uno de nosotros, distrayéndonos de la llamada que resuena en el fondo de nuestro corazón al invitarnos a esa nueva manera de vivir el Cosmos que ha traído el Salto Cuántico.
(Xavier Moreno Lara es periodista, escritor y filósofo).
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