viernes, 26 abril, 2024
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Juego de historias para nuevos pactos

Ha llegado un momento clave en la política española para el desenlace de este reñido Juego de Tronos

Juego de tronos y política. ¿Es verdad que las huestes, el oro y las banderas son lo que une a las gentes? ¿O acaso son las historias el verdadero elemento de unión? Desde Cicerón repetimos que la Historia es maestra de la vida y luz de la verdad. Y ahora, tras la acumulación de citas electorales de los últimos tiempos, ¿qué es lo que está primando en esta etapa de conversaciones, negociaciones y posibles pastos, las huestes, el oro, las banderas…? ¿…O la Historia?

Xavier Moreno Lara
Xavier Moreno Lara

Para atenuar el vértigo de la reciente campaña electoral, a dos días de la cita con las urnas, recurrí a la televisión que ofrecía el capítulo final de Juego de Tronos. Confiaba en que ese escenario virtual, fantasioso y con aspiración a mágico podía aportarme un respiro al agobio real que me producían los contendientes políticos de nuestra realidad nacional. Las secuencias que fueron apareciendo en la pantalla me trasladaron a un mundo de batallas y muertes que reforzaba su atractivo en la evidente irrealidad del paisaje y de los personajes: se habían quitado los guantes de seda y no disimulaban los de hierro. En ese marco frío, hosco, tenso, aparecen reunidos los pretendientes a heredar la corona de los Diez Reinos. Se encara con ellos el Canciller de la Reina recién asesinada y al enunciar los méritos que pueden dar la corona a uno de ellos pronuncia unas palabras que sentí que abrían un puente entre la ficción y la realidad, valioso para esclarecer a esta última:

“¿Qué es lo que une a las gentes?

– ¿Las huestes…

– el oro…

– las banderas…?”

… y pasa a descartarlas todas para proponer lo que considera vínculo y valor incuestionable para heredar el poder:

Las historias -dice- son lo que une a los pueblos”.

Las historias… Desde Cicerón repetimos que la Historia es maestra de la vida y luz de la verdad. Y aquella apelación a las Historia en el contexto de ese final de Juego de Tronos me ofrecía un cuadro de referencias para entender, desde un ángulo original, el interminable debate electoral de los candidatos que entre nosotros aspiran a regir nuestros Diez Reinos, conquistando Gobierno, Comunidades, Alcaldías, Diputaciones, Parlamento europeo…

VALORES MANEJADOS PARA HEREDAR EL MANDATO

Esperé ese par de días que faltaban para la cita con las urnas para ver hasta qué punto nuestra realidad política sigue o contradice los enunciados del mensaje de Juego de Tronos. Dicho de otra manera, para ver cuáles son, dentro de nuestro horizonte, los valores en los que apoyan sus causas los aspirantes a coronarse reyes… y, por consiguiente, el rendimiento que sacan de sus mensajes.


A los españoles nos falta poder celebrar un acontecimiento análogo: llegar a una playa cuya luz y cuyo calor supere todas las oscuridades de nuestra historia pasada.


Comencemos por las HUESTES. Nada más propio en la campaña de un candidato que el intento de reunir y enfervorizar a los seguidores de su causa. Otra cosa es convertir a los propios seguidores o a los de un programa rival en Hueste: verlos no como rivales, nada más lógico, sino como enemigos. Y de eso sí que ha habido en la campaña, rica en sus diversas formas de descalificar al adversario. En esa línea, la inercia de una historia mal asumida, mantiene vivas las calificaciones de “facha” y “comunista”. Quien las utiliza está mostrando, con mayor o menos virulencia, que no habla de un rival que se atiene a las exigencias del juego democrático, sino del miembro de una Hueste sin derechos. ¿Lo pide el debate político? ¿O es una mala herencia del bipartidismo que agonizó por centrarse en derribar al otro -por ladrón o por heredar una historia de injusticias- olvidando armonizar discrepancias en pro del bien común de los ciudadanos?

Sigamos con el ORO. Aquí el mensaje tiene varias proclamas. La más utilizada consiste en pregonar que el propio programa político es el regreso a la Edad de Oro. Y no como algo genérico sino con detalle de promesas destinadas a ganarse la confianza de los colectivos más desfavorecidos. Desde una u otra orilla, los candidatos juegan con subir y bajar impuestos, con el fin hacer más atractiva la campaña, aunque para ello den la espalda a la tozuda realidad de la crisis que ofrecen el horizonte económico nacional e internacional, hoy lleno de nubarrones.

¿Y qué podemos decir de las BANDERAS? Aquí entramos en terreno minado. ¿Por qué quienes ofrecen traer el paraíso a nuestra nación no se unen bajo una sola bandera? O, dicho de otra manera, una nación cuyos ciudadanos usan diferentes banderas para identificarse con una historia común verá que esta no ha conseguido ser vivida como un lazo de unión. En la campaña, el juego de las banderas ha chocado en dos líneas, la amenaza de los separatismos y la pervivencia de una historia de enfrentamientos que rememoran la Guerra Civil.

¿Y las HISTORIAS? Al agonizar el bipartidismo, el panorama político español ha seguido un proceso que tenía mucho de metamorfosis, en lo que esta supone de búsqueda de nuevas formas, nuevas fuerzas, nuevos desafíos. Este ha sido nuestro Juego de Tronos, un retroceso, en muchos casos, a edades antiguas para justificar actitudes separatistas. Es decir, para consolidar posiciones de fuerza fraguadas por mayorías formadas por Partidos que tienen visiones contrarias a la realidad nacional única. No como teorías políticas o filosóficas sino como realidades expresadas con banderas, himnos y acciones de masas, violentas en ocasiones.

A los españoles nos hace falta un fraterno desembarco de Normandía contra todo lo que separa a unos de otros. RTVE
A los españoles nos hace falta un fraterno desembarco de Normandía contra todo lo que separa a unos de otros. RTVE

Esta es la realidad que tenemos. Como Historia facilita toda clase de recursos, escenarios, huestes… si lo que queremos es construir un guión con batallas interminables, al estilo de Juego de Tronos… Que aquí también tenemos Diez Reinos… y hasta puede que más, por los movimientos que estamos viendo estos días en Navarra.

QUE LOS POLÍTICOS ACEPTEN LA HISTORIA

Así son las cosas, y al apagar el televisor sentí que regresaba a una realidad a la que no le falta oscuridad y dramatismo. Pero también el amanecer de una Historia que administre la memoria y la desmemoria que nos permitan alcanzar un presente que se apoye en una continua mejora del horizonte común. Estamos celebrando estos días el 75 aniversario del desembarco en Normandía… Tanta sangre fue necesaria para tender un puente que cambiase el tiempo de los choques de Hordas por una Historia que nos permite ampliar nuestras ciudadanías nacionales con otra común, bajo una Bandera de doce estrellas.

A los españoles nos falta poder celebrar un acontecimiento análogo: llegar a una playa cuya luz y cuyo calor supere todas las oscuridades de nuestra historia pasada. ¿Por qué no esperar del nuevo Gobierno, obligado a pactos y consensos, un avance en este sentido? Ir más allá de los intentos realizados como Transición o como Memoria Histórica: olvidar las Hordas, el Oro de Moscú, las Banderas separadoras y seguir añadiendo nuevas glorias a la rica trayectoria de nuestra Historia.

(Xavier Moreno Lara es periodista, escritor y filósofo).

SOBRE EL AUTOR

El prestigioso periodista, filósofo y escritor Xavier Moreno Lara, nuevo colaborador de nuestro periódico

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