viernes, 19 abril, 2024
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Hasta Messi se va

La marcha del jugador es símbolo de la imparable decadencia que sufre Cataluña

La espantada de Messi de Cataluña no solo es un acontecimiento deportivo. Es, sobre todo, un hecho social y político de primer orden, por la carga de simbolismo que encierra. En la Cataluña del procés ha fracasado todo. Son incontables los empresarios, emprendedores profesionales y funcionarios catalanes que se han marchado y se marchan de la región desde que empezó el golpe independentista. Y ahora, la marcha de Messi hace visible ante el mundo que en la Cataluña del separatismo ruinoso ni siquiera los astros del deporte pueden vivir.

Barcelona.-

Comento con abonados del Barça lo sucedido y todo son palabras de decepción, desencanto y resignación. Y de indignación por la deriva del club, que es una metáfora palpable de la deriva de esta Cataluña condenada al fracaso y al retroceso. La gestión política, social y económica del Barça durante las últimas décadas ha ido derivando en un recorrido paralelo al del procés. La politización del club en favor del independentismo, enajenándose la simpatía de los socios constitucionalistas y de gran parte de la sociedad catalana, así como de los millones de aficionados de los que gozaba con épocas anteriores en toda España, ha ido pareja con su ruina deportiva y económica.

En lo deportivo, los últimos años han sido de fracaso tras fracaso. En la gestión, las últimas administraciones, en especial la de Bartomeu, han llevado al club al desastre. Y en lo económico, las cifras hablan por sí solas. El Barça acumula actualmente una deuda reconocida cercana a los 1.200 millones de euros, sin contar otras obligaciones contables.


Los catalanes asisten desolados al terrible espectáculo de su propia declive y de la atmósfera irrespirable que se ha creado.


Por todo eso, y por todo lo que la sociedad catalana sabe y sufre, Messi ha decidido marcharse. No se trata solo de una cuestión de desacuerdo económico. Es que en Cataluña hoy es imposible el logro de una ciudadanía, si no feliz, al menos tranquila y relativamente despreocupada, donde disfrutar de un merecido bienestar y donde criar y educar a tus hijos en libertad y sin riesgos. Eso hoy es imposible aquí. En ese ambiente, ¿quién que pueda vivir libre y contento en cualquier otra parte, se va a quedar si puede irse? De hecho, son innumerables los empresarios y profesionales catalanes que se marcharían si pudieran.

Los locos de la independencia unilateral e ilegal han llevado a Cataluña a esta situación. No solo Madrid sobrepasa claramente la dimensión de Cataluña como entidad cultural y económica, sino que la misma Andalucía ha adelantado ya en creación de empleo y número de autónomos a la región que antaño había sido uno de los motores principales de España.

Puigdemont, Junqueras, Cuixart, Bartomeu algunas caras de la ruina de Cataluña y del Barça. FOTOMONTAJE PROPRONEWS. RTVE
Puigdemont, Junqueras, Cuixart, Bartomeu algunas caras de la ruina de Cataluña y del Barça. FOTOMONTAJE PROPRONEWS. RTVE

RUINA DEPORTIVA Y POLÍTICA

El Barça es un club en ruinas por la nefasta gestión política y económica de sus dirigentes, del mismo modo que Cataluña es una región en evidente decadencia por la misma causa. Algún día, cuando termine esta anomalía de que los que gestionan mal y cometen delitos se convierten en los “amos” de Cataluña y gastan buena parte del presupuesto no en el servicio a los ciudadanos, sino en la financiación de sus quiméricas y carísimas ensoñaciones, con la benevolencia suicida de un gobierno central que lo permite, habrá que pedir cuentas a los autores de este desastre.

Los catalanes asisten desolados al terrible espectáculo de su propio declive, de la atmósfera irrespirable que se ha creado, del empeoramiento de sus condiciones de trabajo y de vida, de la devaluación de sus patrimonios personales con caídas históricas del precio de la vivienda, y hasta de la ruina del club de fútbol que, hasta ahora, representaba la pujanza de la región, y que hoy también la representa, pero en sentido contrario.

La ruina del Barça y la fuga de jugadores es paralela a la creciente decadencia de Cataluña y a la fuga de profesionales, empresarios y cerebros, que ya no hallan aquí las condiciones para desarrollar proyectos, vida y familia. La marcha de la estrella futbolística es lamentada por una mayoría de catalanes, pero aquellos con los que hablamos a diario aseguran con tristeza: “Entiendo perfectamente a Messi. Si pudiera, yo también me marcharía ahora mismo”.

(Joan Picardet es periodista y analista político).

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