«Nacismo» en Cataluña

El progresivo deterioro de la situación política y social en Cataluña está llegando a extremos que eran inimaginables en nuestra democracia. El acoso privado a que se ven sometidos innumerables cargos y funcionarios de las diferentes instituciones autonómicas y locales de Cataluña por parte de los independentistas y los radicales, ha dado un nuevo paso, señalando públicamente, con nombres y retratos, a los discrepantes. Es lo mismo que hacían los nazis en Alemania cuando ponían a los opositores y a las minorías étnicas en la picota. Aquí podemos denominarlo “nacismo”, con una c catalana.

En las instituciones y los ayuntamientos catalanes dirigidos por políticos independentistas, según fuentes catalanas bien informadas, se está llevando a cabo un “pase de listas” más o menos manifiesto o más o menos encubierto, para ver quién está a favor o, más bien, para saber quién está en contra de colaborar en el referéndum ilegal, y ejercer sobre él todo tipo de presiones. Agentes de las policías locales y autonómica, funcionarios de los diferentes departamentos susceptibles de convertirse en colegios electorales (centros escolares, centros culturales, dependencias autonómicas y municipales varias, etc.), incluidos los propios conserjes y ordenanzas encargados de abrir y cerrar las instalaciones, y empleados públicos de servicios y estructuras necesarios para la logística del referéndum, están siendo sometidos desde hace tiempo a un sondeo más o menos perceptible, para que el mando independentista sepa con quién cuenta entre sus subordinados y para detectar y presionar a los díscolos y los discrepantes.

Los independentistas estigmatizan a los discrepantes publicando sus retratos.

Después de la violación de todas las normas democráticas en la reciente actuación de la presidenta del Parlament y de la mayoría parlamentaria independentista –mayoría que no es electoral ni social- y del intento frustrado de torcer la voluntad de los altos funcionarios de dicha institución, incluidos sus letrados, que advirtieron claramente de la ilegalidad no solo de las “leyes” aprobadas, sino también del procedimiento, a continuación les va tocando el turno a todos los funcionarios catalanes de las diferentes administraciones, que de una u otra forma tendrían que ver con el ilegal operativo de la votación del día 1 de octubre. La ofensiva afecta también a los políticos constitucionalistas, contrarios a la celebración de dicho referéndum y a las prácticas antidemocráticas adoptadas por la Generalitat para imponerlo por la fuerza de su cerrazón.

VIOLENCIA

Los independentistas están llegando a tal grado de violencia, que se atreven ya a señalar públicamente a los discrepantes, incluso divulgando sus retratos o efigies y exponiéndolos a riesgos impredecibles, habida cuenta del enconamiento de la situación y la agresividad cada vez mayor de los radicales. Es lo que ha hecho, por ejemplo, la organización ARRAN de Lleida, que ha editado un cartel “señalando” –como los nazis a los judíos, o como hacía ETA con los que se negaban a pagar el “impuesto revolucionario” y con los políticos no nacionalistas- a los concejales del PP, Ciudadanos y PSOE de dicha ciudad, que se oponen al referéndum independentista. El citado cartel reproduce la efigie de catorce concejales del ayuntamiento de Lleida, empezando por su alcalde, el socialista Ángel Ros, sobre una leyenda a gran tamaño que dice “ASSENYALEM-LOS”, que se puede traducir como “señalémosles” o también “señaladlos”.

El pensamiento único que durante años ha venido imponiendo el independentismo en Cataluña -una práctica totalitaria que ha ido arrinconando poco a poco al castellano de la enseñanza; que viene educando a los niños catalanes de cualquier origen en una continua tergiversación de la historia, de la cultura y hasta de la geografía catalana y española; que ha ido silenciando al discrepante aun dentro de sus propias filas; que ha ido promoviendo, contra la voluntad mayoritaria del pueblo catalán expresada en las urnas, un movimiento de independencia sobre la base falsa de una cuestionable mayoría parlamentaria-, ese pensamiento único peligrosísimo sigue dando pasos en la vulneración flagrante de los derechos de los demás, hasta este punto del “nacismo” vergonzante del “ASSENYALEM-LOS”.

FUNCIONARIOS PRESIONADOS

Pero no son solo los políticos y los dirigentes institucionales discrepantes los que sufren este tipo de coacciones, también los funcionarios están siendo víctimas de ellas. Por eso el sindicato CSIF ha denunciado las presiones de que son objeto por parte de los dirigentes autonómicos y de los alcaldes independentistas tanto los policías locales, para que posibiliten la celebración del referéndum –cosa que no pueden hacer porque es ilegal y han recibido órdenes expresas de impedirlo por parte de la Fiscalía-, como los directores y los conserjes de los colegios, para que abran estos centros el fin de semana del referéndum, a fin de proceder a la instalación de cabinas y urnas, y para la votación del domingo 1 de octubre.

La deriva totalitaria de los dirigentes autonómicos y locales independentistas no augura nada bueno. Pero una mayoría de ciudadanos espera que este incipiente “nacismo” no triunfe. Muchos son ya los que ansían una convocatoria de elecciones autonómicas anticipadas, en las que la mayoría no independentista haga valer su fuerza y las cosas vuelvan a su cauce. Todo menos este camino hacia el “nacismo” que los nacional-catalanistas quieren imponer como sea.

(Más sobre este tema en PROPRONEWS: https://www.propronews.es/2017-1934-regreso-una-cataluna-blanco-negro/)

(Mañana: Máxima tensión policial en Cataluña).