miércoles, 24 abril, 2024
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Llamadme insolidaria, irresponsable elitista, y machista…

…y acertaréis, porque eso es lo que dicen las mujeres del PP sobre la huelga de mañana y una servidora piensa secundarla

Si pedir la igualdad real entre los seres humanos, independientemente de lo que tengan entre las piernas, es insolidario, elitista, irresponsable y machista, lo soy, y elevado a la sexta potencia. Soy clásica también, nada de huelga a la japonesa, huelga de toda la vida, es decir no trabajaré, y, además, me sumo, tal y como pide la convocatoria de la Comisión 8 de Marzo, a la huelga de hogar, consumo y cuidados.

La periodista, con su perro Killer
La periodista, con su perro Killer

Mañana no compraré ni el pan, no tomaré ni una simple caña en un bar, tampoco entraré en Facebook, ni tan siquiera a cotillear, ni me ocuparé de nadie. SI NOSOTRAS PARAMOS, SE PARA EL MUNDO. A Killer, mi perro, el único ser vivo que en estos momentos depende exclusivamente de mí, le dejaré la bolsa del pienso a mano y que se apañe. Le sacaré de paseo, eso sí, pero para llevarle a la manifestación. Estoy segura que él me comprende y se solidariza. Sabe que las mujeres hemos llevado una vida de perros a lo largo de la historia.

A finales del siglo XIX las sufragistas hicieron un gran esfuerzo, que algunas pagaron con la vida, para desmantelar el culto a la domesticidad que las mantenía atadas a la casa y a la familia. La mujer que surgió de aquella batalla tuvo una cierta libertad para desempeñar papeles públicos y expresar su individualidad. Pero el progreso no es unilineal. Escalamos derechos a un ritmo irregular y caemos en el camino con más frecuencia de la deseada. Cómo dijo Maureen Dow: “la historia del progreso femenino es más un zigzag que una línea recta. El triunfo del feminismo dura un nanosegundo, mientras que el contragolpe dura cuarenta años”. Y ahora es el momento de dar un gran paso si no queremos retroceder cinco décadas.


A mi perro, el único ser vivo que depende exclusivamente de mí, le dejaré la bolsa del pienso a mano y que se apañe.


Por eso duele que, ante el movimiento de mujeres más importante de los últimos tiempos, Ciudadanos y PP se hayan alineado para torpedearlo con consignas descalificatorias y pretendidamente humillantes, y que sean las mujeres con cargos relevantes en ambas formaciones las que se hayan lanzado a defender lo indefendible. Es sangrante que sean algunas de las que han llegado a donde están gracias al sacrificio de las pioneras, las que ponen la zancadilla. Mujeres que no comparten las reivindicaciones feministas, pero que se aprovechan de ellas. Mujeres a las que puede más la directriz del patrón que la sororidad. Mujeres que caen en los roles heteropatriarcales que queremos erradicar, que reproducen sin chistar los fallos que el poder entraña. Ellas, que deberían convertirse en la locomotora del tren para hacer más rápido el trayecto, se olvidan de las que bregaron sin descanso por los derechos que ahora disfrutamos y se sitúan en el vagón de cola, lastrando intencionadamente el convoy. Y así, mientras un número creciente de mujeres se une a la causa, incluso aunque no estén conformes al 100 por 100 con el Manifiesto 8M, hay otras que no han ahorrado lemas ofensivos frente a la convocatoria, convertidas en kamikazes abanderadas de la ranciedad.

¿HAY HUELGAS NO IDEOLÓGICAS?

Por ejemplo Concepción Dancausa, delegada del Gobierno en Madrid, ha cargado con dureza contra el 8 M porque “no es lo que hoy en día demandan las mujeres ni responde a sus necesidades”. Anda, léete los objetivos, que ni a eso te has dignado, guapa.

Isabel García Tejerina también va a contribuir con la causa a su estilo, “trabajando más horas para demostrar la capacidad que tienen las mujeres en España”. Suerte que es ministra y no mariscadora y pasar más tiempo en su confortable despacho no le supondrá un extremado dolor en las cervicales ni otras enfermedades óseas y musculares propias del gremio.


Es sangrante que algunas de las que han llegado a donde están gracias al sacrificio de las pioneras sean las que ponen la zancadilla.


La que no ha dicho ni pío de Japón es Celia Villalobos. Dado que lo suyo es jugar al Candy Crush en el Congreso, hacer jornada intensiva le puede dejar el cerebro en modo empanada mental crónica.

Todas ellas han entonado a coro la coartada para no movilizarse y se han buscado un argumento que parece un chiste de Faemino y Cansado. No la apoyan porque se trata de una huelga ideológica, dicen sin despeinarse.

Y aquí la pregunta del millón: ¿Existen las huelgas sin ideología? ¿Cómo sería una huelga no ideológica? ¿Sería un picnic? ¿Un día de fiesta? ¿Un Moscoso? ¿Olería a nubes?

Huelga JaponesaMujeres como Cristina Cifuentes, que ha declarado que ese día trabajará el doble o puede que hasta el triple, y que luego, cuando vuelva a casa harta de dar ruedas de prensa negando la corrupción o quejándose de que las feministas no salgan a defenderla, tiene que celebrar el cumpleaños de su hija, evento mucho más trascendental que esta movilización convocada internacionalmente en casi 200 países, desde Argentina a Kurdistán. Una huelga que sacará a la calle a mujeres de todas las ideologías, con problemas y situaciones muy diferentes, con puntos de vista dispares, mujeres como la propia hija de Cifuentes, que se enfrentan a un sistema patriarcal que pone trabas a su futuro, mujeres distintas y distantes pero unidas para reivindicar una sociedad más equitativa, más solidaria, más respetuosa con la otra mitad de la población; en definitiva una humanidad más justa. Sin embargo, para la presidenta de la Comunidad de Madrid es más prioritario soplar las velas y comerse el pastel, que unirse a la lucha para que su hija sea un ser libre y viva en un entorno donde no sea necesario «hacerse la rubia» como mamá. Por cierto, aunque a Cifuentes la huelga le parece una “chorrada descomunal”, respeta el derecho de las demás a secundarla. ¡Cuánta magnanimidad! Estoy por besarle la mano, o mejor aún, preguntarle donde se da las mechas.

Cayetana Álvarez de Toledo “La Vengadora” (aquella que no perdonará jamás a Carmena), rompió su carné del PP y es en la actualidad patrona de la FAES y azote del soberanismo catalán. Ahí está, la pobre, sufriendo como solo saben sufrir las almas rencorosas, pero como además ejerce de periodista en El Mundo, se ha marcado un artículo en el que denuncia que esta “huelga de celo”, como ella define la que nos ocupa, no es una huelga pro-mujer sino anti-humana. La Marquesa de Casa Fuerte, además de no haberse leído la convocatoria, no ha ido en su vida al Teatro Romano de Mérida, donde año sí y año también, rememoramos la comedia de Aristófanes, “Lisístrata” (de que la lea ni hablamos), que narra cómo las atenienses decidieron no hacer el amor con sus maridos hasta que estos depusieran las armas y acabaran con una espantosa guerra civil. ¡Madre mía, qué hubiera escrito Cayetana, de haber nacido en aquella época! (¡Ah que boba soy! No hubiera escrito nada. Como entonces no había movimiento feminista que se hubiera currado ese derecho, Caye se dedicaría a las labores propias de su sexo, tales como dar órdenes a alguna esclava para que le sacara brillo a los mosaicos).


¿Existen las huelgas sin ideología? ¿Cómo sería una huelga no ideológica? ¿Sería un picnic? ¿Un día de fiesta? ¿Un Moscoso?


Más ingeniosa y ocurrente ha estado Inés Arrimadas, que por lo publicado en la prensa, deduzco que irá a la huelga siempre que no sea huelga y que no sea feminista. Por si eso fuera poco, su colega, César Zafra ha rematado sentenciando que: «estas acciones deben hacerse de una forma más limpia, mas transversal y menos sectaria”. Mansplaining a tope. Amigo, quedas contratado para organizar la próxima. Estos aledaños al PP son la misma caspa, aunque de momento parece que usan mejor champú y no se les nota tanto.

Carmen Lomana riza el rizo. La que fuera candidata al Senado por VOX, apuntala que la huelga es una tontería, pero que ella es más feminista que Emmeline Pankhurst, porque es libre e independiente y hace su trabajo bien, y así se reafirma como mujer. Ojo, la frase tiene truco. Para Lomana solo se puede llegar a ese estatus si eres “lista y mona”, como ella. No concluye aquí con su filosofía del feminismo y añade que “los hombres y las mujeres somos diferentes porque ellos tienen testosterona y nosotras estrógenos. Menos mal, porque, si no, no habría niños y ya están perdiendo bastante la hombría como para que encima “estén asustados”. Me has convencido Carmen, voy a llorar un rato por esa malograda hombría del macho ibérico. Eso sí que es un problemón y no lo nuestro.

REVOLUCIÓN

Resumiendo, parecen provenir de otro planeta, tan sumisas y leales a sus amos. La mujer que le gusta a la derecha española está a años luz de los valores que reivindicamos la inmensa mayoría. Por eso seguiremos, lo quieran ellas o no; porque, afortunadamente, los logros de una sociedad moderna y evolucionada serán para todas (incluidas ellas), y porque esta lucha es más bonita y más pura, ya que se genera de abajo a arriba, como las verdaderas revoluciones, y porque creemos firmemente que la igualdad será el cimiento sobre el que se erija una ciudadanía más sana y feliz.


Las mujeres atenienses decidieron no hacer el amor con sus maridos hasta que estos acabaran con una espantosa guerra civil.


En el otro extremo, mil gracias a las que iniciaron el proceso y a las que recogieron la antorcha; y mil gracias también para las que trabajan por redondear la jornada con éxito. Una larga lista que no alcanzo a nombrar porque es extensa y deja en ridículo a las que se convierten en anécdota.

Porque si algo tengo claro es que esta movilización marcará un antes y un después, sea cual sea su resultado, porque todas, tanto las que quieren avanzar en la lucha por la igualdad, como a las que les importa muy poco el bien común, nos beneficiaremos. Lo mismo que se beneficiarán los hombres.

La igualdad nos hará mejores, y a eso me apunto la primera, porque no soy rubia ni me lo quiero hacer y confieso que, al mismo tiempo que me duelen las absurdas declaraciones de las mujeres del PP y aledaños, me alegro de que puedan decirlas con voz alta y clara y en la esfera pública, errando con el mismo aplomo que sus colegas masculinos.

Porque el día que una mujer pueda ser tan pésima política como un hombre, y sea criticada por lo que dice en razón de su cargo, sin que sea doblemente descalificada por el hecho de ser mujer, habremos conseguido la verdadera igualdad.

(Elisa Blázquez Zarcero es periodista y escritora).

SOBRE LA AUTORA Y SUS ACTIVIDADES

Una colaboradora muy especial

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