sábado, 27 abril, 2024
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La guerra de Ucrania y los inmortales de Zelenski

Algunos comentaristas avivan el fantasma de que la invasión de Ucrania por Putin va a convertirse en una Tercera Guerra Mundial. Ese pronóstico quizás tenía sentido tras las primeras confrontaciones. En la mente de los estrategas rusos campeaban imágenes de una Blitz Krieg. Les apoyaba la desproporción en el choque militar entre la gran potencia continental y el vecino de la otra orilla que nos molesta. Es lo mismo que pensaron los persas de Jerjes cuando, contrariados por la derrota del Maratón, lanzaron un gran ejército para destrozar el orgullo griego.

Xavier Moreno Lara
Xavier Moreno Lara

Madrid.-

De alguna manera, Jerjes también había soñado con una Blitz Krieg pero tropezó con alguien más orgulloso y resuelto, Leonidas, rey de Esparta, que se encerró en el desfiladero de las Termópilas con sus 300 inmortales. Aquellos espartanos, al cerrar el paso al gran ejército, pudieron ganar el precioso tiempo que necesitaban las ciudades griegas para preparar su respuesta con ventaja. Supieron interpretar la recomendación que les había dado en Oráculo de Delfos: defenderse con una muralla de madera. Brillante metáfora de la flota que hundiría el orgullo persa en Salamina.

HOY NOS HEMOS VUELTO GRIEGOS…

Con las lecciones de esas Guerras Medicas nos invita Tucídides a vivir la Filosofía de la Historia como “adquisición para siempre”. Ella desaconseja también hoy las miradas al bulto: número de combatientes, resolución, armas atómicas en los silos del invasor…, y nos invita a ver cómo crece la ola de devastación del ejército invasor. Los bombardeos de hospitales, asesinatos, violaciones, desolación de ciudades… son puestos de relieve por unos omnipresentes medios informativos. Nadie de nosotros asiste neutral a esos dramas presentados en vivo y en directo.


Aquellos espartanos, al cerrar el paso al gran ejército persa, pudieron ganar el precioso tiempo que necesitaban las ciudades griegas para preparar su respuesta con ventaja.


Pero la diamantina resistencia de los ucranianos de Zelenski no se ha quedado en nuestra admiración: ha provocado una respuesta internacional que, sin contentarse con declaraciones y encuentros al más alto nivel, se está traduciendo en el envío de armas de última generación. Aunque la más valiosa de todas haya sido abrirle a Ucrania el camino para formar parte, de inmediato, de la Unión Europea.

Comparados con Rusia en extensión, los pueblos europeos puede que no les lleguemos a la altura del hombro y hay que decir, sobre todo, que no forman parte de nuestra manera de ver las cosas, aunque podemos aceptar la suya ocasionalmente, cuando se trata de aplaudir sus atracciones de circo. Cuando yo era un estudiante de bachiller, el Circo Americano nos seducía con los bailes de los cosacos: su belleza y fuerza ingrávida… En esa época, el profesor de literatura nos leyó Tarás Bulba, un relato sobre el poderoso jefe cosaco que había convertido en invencibles a sus jinetes. Aunque en ese relato de Tolstoi el invasor era Polonia, que en estos momentos acoge más de un millón de refugiados ucranianos. Así de caprichosa es la Historia.

LOS CEREALES SON HOY LA FUERZA COSACA

Cambian los tiempos y aunque sus protagonistas no conservan hoy los mismos uniformes, sobre su galopar se oye el grito que Tolstoi pone en el mariscal de los cosacos: “¡Queda pólvora en las bolsas…No decae la fuerza cosaca… No ceden los Zaporogos!” … No ceden y hasta puede que sean fermento para que haya que proyectar una reconfiguración del orden ruso y balcánico. Y no tanto por el potencial energético que, en forma de gas o petróleo, vende Rusia a sus ahora opositores, cuanto por el impacto que la mengua de su producción cerealística va a provocar en un planeta donde cada día mueren de hambre o desnutrición millones de personas, niños muchos de ellos.


Los que nacimos durante nuestra guerra sabemos de esto: que no se juega con las cosas de comer.


Los que nacimos durante nuestra guerra sabemos de esto: que no se juega con las cosas de comer. Unos y otros recibimos la lección de que el trozo de pan que se caía al suelo había que besarlo con aprecio al recogerlo. Lo entendíamos como un mensaje del inconsciente que hoy no han recibido nuestros políticos nacionales y autonómicos que pugnan por quien de ellos se lleva, no ya un mendrugo, sino la hogaza entera…

Poco le ha importado a la mayoría de estos que se vacíen los pueblos desde los que, volviendo a lo que eran, podían salir los cereales que retienen Rusia y su guerra. Si algo les afecta es que esos vacíos -verdaderamente trágicos- les impiden recompensar a seguidores de sus siglas políticas nombrando alcaldes y aguaciles.

Los herederos de los Zaporogos de Tolstoi van a ganar su batalla. La nuestra depende de nosotros, de que vayamos hasta el fondo de la cuestión y repartamos mejor los cada vez más manguados recursos necesarios para saciar el hambre… Esta es la única garantía de que no va a producirse una tercera Guerra Mundial.

(Xavier Moreno Lara es periodista, escritor y filósofo).

SOBRE EL AUTOR

El prestigioso periodista, filósofo y escritor Xavier Moreno Lara, nuevo colaborador de nuestro periódico

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