Un día como hoy, 23 de diciembre de 1972, a las 00:35 horas, hace justamente cincuenta años, cuando toda la ciudad estaba iluminada y el país entero esperaba alegremente la Navidad, un sismo de magnitud 6.2 en la escala de Richter que duró 30 segundos, seguido de réplicas de 5.0 y 5.2, con epicentro dentro del lago Xolotlán o de Managua (a 2 km) y profundidad de 5 km, destruyó la capital de Nicaragua, causando más de 19.000 muertos, más de 20.000 heridos y más de 250.000 damnificados. Hoy los nicaragüenses de dentro y de fuera, y el mundo entero, recordamos aquel terrible drama humano.

Managua, Nicaragua.-
Uppsala, Suecia.-
En unos segundos la vida puede cambiar y pasar de la luz y la alegría a la mayor oscuridad y tristeza.
Aquellos sismos, con efectos devastadores en la capital nicaragüense, fueron seguidos de terribles incendios que tardaron dos semanas hasta poderse extinguir.
A 160 km, en Jinotega, mi tierra natal, donde yo me encontraba, se pudo sentir fuertemente el sismo a la pesar de la considerable distancia.
El país se encontraba en un buen momento económico, pero, debido a las causas directas del terremoto y a la corrupción y la represión del dictador Somoza y sus allegados, que se apoderaron de parte de la ayuda y la cooperación internacional recibida, el país entró en crisis económica, social y política.
Del 15 de noviembre al 05 de diciembre se había realizado en el país la XX Serie Mundial de Beisbol Amateur, y Nicaragua fue subcampeón mundial.
El terremoto y la corrupción y la represión del dictador Somoza y sus allegados hundieron al país.
Lo que no fue destruido por los sismos e incendios fue demolido y Managua nunca más tuvo centro, dado que es una zona sísmica y la capital de Nicaragua fue reconstruida y se ha desarrollado en una especie de anillo, pero sin centro urbano, lo cual eleva los costos de urbanización y de vida en ella.

Además del terremoto que destruyó la capital de Nicaragua, solo como ejemplo de las grandes tragedias que en apenas unos segundos pueden cambiar la vida y causar terribles estragos, puedo mencionar también el terremoto del 12 de enero de 2010 en Puerto Príncipe, Haití, considerado uno de los mayores desastres naturales de la humanidad, o el terremoto del 19 de septiembre de 1985 en Ciudad de México.
La capacidad destructiva de un sismo está determinada por su magnitud, por su epicentro y por su profundidad. Sismos de gran magnitud, pero con epicentros lejos de los centros urbanos y a mucha profundidad tienen relativamente baja capacidad destructiva. Pero esto no fue lo que ocurrió en Managua, cuyo terrible desastre recordamos cincuenta años después con tristeza, respeto y amor.
(Telémaco Talavera es Doctor Ingeniero Agrónomo, Rector Emérito de las Universidades Nacional Agraria y Nacional Autónoma de León (Nicaragua), Doctor Honoris Causa por las Universidades de Ciencias Agrícolas (Suecia) y Dubna International University (Rusia), entre otras, investigador, escritor y articulista de prestigio internacional, y Coordinador General KAIRÓS : EQUIPO PARA LA TRANSFORMACIÓN EDUCATIVA Y SOSTENIBLE – Kairós (kairos-educacion.com).
SOBRE EL AUTOR
Telémaco Talavera, un intelectual de proyección mundial, nuevo colaborador de PROPRONews
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