El acceso, el dominio y la utilización eficiente de la Inteligencia Artificial -seguramente el principal tesoro científico y tecnológico de nuestro tiempo- no parecen a priori al alcance de todos. Para las empresas, las entidades, las organizaciones y las instituciones -y para los profesionales, desde luego- el camino de la IA para rentabilizar al máximo sus potencialidades no parece fácil. Es como las antiguas leyendas de tesoros escondidos, para llegar a los cuales había que disponer del correspondiente mapa. Pues bien, el autor de este trabajo, junto con otros especialistas reconocidos, han elaborado un sencillo “mapa del tesoro” de la IA en tres capítulos, que ayudará a todos a llegar a ella. Hoy ofrecemos en primicia la primera parte de esta Guía básica para ayudar a nuestras empresas, organizaciones, entidades y profesionales a incorporarse a la revolución de la Inteligencia Artificial.
PRIMERA PARTE: CLAVES PARA ABORDAR EL CAMBIO
En los próximos meses y años vamos a asistir a una aceleración en el desarrollo normativo para la implantación de la Inteligencia Artificial. De hecho, regiones como Extremadura ya han sido pioneras en esta materia (Decreto-Ley 2/2023 de medidas urgentes de impulso a la inteligencia artificial). A partir de aquí se crea el marco favorable para su desarrollo. Pero con eso no es suficiente, porque la ciudadanía, las empresas y organizaciones necesitan un acompañamiento en el proceso de incorporación de la nueva tecnología a sus actividades, como en su día lo tuvieron que hacer con Internet. Para facilitar esta tarea hemos creado una Guía dividida en tres partes.
1.- Claves para abordar el cambio.
2.- Pasos para diseñar el plan de acción.
3.- Ejemplo práctico de un plan de acción.
La Guía la hemos desarrollado en colaboración con Claudia Casco, en el marco de un conjunto de trabajos e investigaciones llevadas a cabo en el Colegio Universitario de Estudios Financieros en Madrid (CUNEF), desde los que ha proyectado la incorporación de la IA en ámbitos como las entidades financieras y su extrapolación a las empresas y las organizaciones en general
Preparando a nuestras empresas y organizaciones para incorporar la Inteligencia Artificial
Aunque las empresas y organizaciones son conscientes de la necesidad de aplicar la IA para mejorar sus resultados, desconocen por dónde empezar.
El impacto de la Inteligencia Artificial va a ser tan grande en los próximos años que va a transformar los servicios que las organizaciones y las empresas prestan a sus clientes. Por este motivo supone una ventaja competitiva el anticiparse para incorporar esta tecnología cuanto antes. Estamos en el momento de repensar, rediseñar y resignificar nuestras organizaciones si no queremos entrar en riesgo de desaparición o irrelevancia.
En poco tiempo, la IA desembarcará en todas las actividades humanas (robots en las aulas, asistentes en el sistema sanitario, asesores jurídicos y financieros en los bancos, tareas de atención al público en general, etc.). En un primer momento su aplicación se hará cargo de las tareas rutinarias, luego de actividades de asistencia a trabajadores y profesionales, y más tarde del desarrollo de trabajos complejos y especializados de manera autónoma.
Y ante el escenario descrito, lo más inteligente sería identificar aquellas tecnologías que pueden aplicarse de manera inmediata al trabajo y comenzar a probar con ellas en el marco de una estrategia, un plan de acción y una hoja de ruta concreta.
Antes de impulsar el cambio tecnológico necesitamos promover un cambio cultural
El peor enemigo del cambio es la experiencia y la rutina, las zonas de confort, la historia, las prácticas repetidas y los hábitos adquiridos durante largos años; todo lo cual se traduce en la cultura de trabajo la organización. Y para aprovechar las ventajas que nos ofrece la IA, tenemos que estar dispuestos a desaprender, probar cosas nuevas y reaprender.
La primera tarea a abordar consiste en analizar en profundidad la cultura de trabajo de la organización, cómo hace las cosas, cuáles son sus prácticas, el flujo y el ciclo de trabajo. Y a partir de ahí identificar los factores críticos a la hora de integrar la IA en el trabajo (formación de los recursos humanos, detección de competencias clave que pueden entrar en juego, nuevas funciones de los trabajadores, identificación de nuevas posibilidades para integrarlas en el entorno laboral, nuevas formas de relacionarse con los clientes, nuevas fórmulas de colaboración entre trabajadores y IA, creación de redes y alianzas para la cooperación, etc.).
Estamos ante una revolución para la que no hay manuales ni caminos seguros, lo que nos obliga a modelos de aprendizaje activo donde tendremos que probar cosas nuevas, cometer errores y aprender de ellos.
Reinvención existencial de las empresas y las organizaciones
La fuerza del cambio es tan grande que va a poner en jaque a la mayor parte de actividades, profesiones y trabajos. Disciplinas relacionadas con las matemáticas o la programación que se consideraban a salvo del tsunami, pueden ser de las más damnificadas. Por eso, no hay margen posible para la relajación, porque la afectación va a ser global y dejar muchos cadáveres por el camino.
Otra tarea urgente que empresas y organizaciones pueden hacer de inmediato es familiarizar a sus trabajadores con el uso de la IA para comenzar a probar cosas nuevas (formas más rápidas de hacer el trabajo, generación de nuevos productos y servicios para el cliente, etc.).
El trabajo entre IA y los profesionales requerirá un nuevo paradigma de organización que escucha, aprende y responde a las nuevas demandas del cliente y al cambio en el entorno. No estamos ante un cambio de prácticas para conservar la esencia de la organización, estamos ante una reinvención existencial de la misma.
Hacia un nuevo modelo de organización. El nuevo paradigma de organización que aprende y se transforma permanentemente
Los nuevos factores que introduce la IA generan una ecuación organizacional que se complejiza, alterando el valor del conjunto de los elementos presentes en el sistema y obligando a encontrar una complementariedad inteligente entre humanos y máquinas.
Algunos especialistas nos sitúan ante un nuevo modelo de organización (organización discente), como señala S. Benhamou en La transformación del trabajo y el empleo en la era de la inteligencia artificial: análisis, ejemplos e interrogantes, “una organización discente es un modelo de organización laboral que se basa fundamentalmente en el desarrollo continuo de las capacidades de aprendizaje de sus miembros con el fin de alcanzar los objetivos compartidos y anticiparse a las transformaciones futuras. Por lo tanto, está especialmente bien adaptada a un entorno inestable y muy complejo que requiere modalidades organizativas y de gestión específicas destinadas a apoyar una sólida cultura de aprendizaje, aumentar la participación de los empleados en los procesos de toma de decisiones y aplicar una gestión de los recursos humanos coherente con esta visión”.
La organización discente incorpora un aprendizaje interdisciplinar en equipo facilitando a los miembros compartir su experiencia y conocimientos, formales e informales, en el contexto del trabajo; a la vez que desarrolla un enfoque holístico y visión sistémica donde los individuos no funcionan en compartimentos estancos sino que tienen la visión del todo y pueden responder a los cambios del entorno trabajando colaborativamente y proponiendo soluciones creativas a los problemas; participando en el diseño, evaluación y reprogramación del plan de acción.
Nuevos modelos de aprendizaje
Las diferentes aplicaciones de IA presentan una gran versatilidad para desarrollar la interacción humano /máquina, generando dinámicas de aprendizaje mutuas y de forma continua en el puesto de trabajo. De esta manera la actualización de conocimientos se convierte en una actividad permanente en torno a modelos como el aprendizaje basado en proyectos, invisible, entre pares, invertido, etc.
El aprendizaje central no será como ahora en formato de cursos y otras modalidades tradicionales, sino experiencial e integrado en la actividad laboral pivotando a tres bandas (otras personas, la IA y el profesional que aprende).
Nuevas competencias a poner en juego (soft skils)
La implicación de la IA en tareas que exigen un gran esfuerzo, como el procesamiento de información y otras actividades que requieren una gran atención por parte de los profesionales, abre un espacio a las relaciones interpersonales y otro tipo de competencias humanas (trabajo en equipo, gestión emocional, creatividad, escucha activa, negociación…), que a la postre constituirán los puntos fuertes de los trabajadores. El nuevo contexto genera espacios para reforzar las habilidades de liderazgo y dirección que son críticas en la generación de valor organizacional.
Parte esencial del plan de acción será facilitar los medios para que los trabajadores desarrollen la impecabilidad en la realización del flujo y ciclo de trabajo, el juicio crítico, la creatividad, el pensamiento sistémico, la cooperación y el trabajo en equipo para responder desde la ética a las necesidades cambiantes de los clientes y el entorno.
Aunque para el rediseño del trabajo se requieran competencias específicas asociadas al manejo de la tecnología, éstas no constituirán el factor crítico en el trabajo, ya que su aprendizaje y asimilación es mucho más rápida.
Los trabajos donde la Inteligencia Artificial está presente, no solo van a implicar la tecnología y los tiempos de aprendizaje en su manejo (curva de aprendizaje). Su complejidad va mucho más allá, suponiendo un cambio de prácticas de las personas en su día a día.
Vistas todas estas cuestiones, antes de lanzarnos a la elaboración del plan de acción y entrar en detalles de planificación (temporalización, fases, objetivos, actuaciones, tecnologías implicadas, indicadores, costes de implantación…) es necesario tener en cuenta, además de los ya mencionados, otros factores críticos que no pueden ser soslayados.
El desafío de poner a trabajar la Inteligencia Artificial con la inteligencia humana
La irrupción de la Inteligencia Artificial va a afectar a la reformulación y resignificacion del resto de inteligencias humanas que están implicadas en las actividades. Su aplicación supondrá una reasignación de nuevas tareas compartidas trabajadores/IA, en función del dominio de inteligencia donde cada parte es más fuerte.
En una reciente entrevista realizada a Howard Gardner (padre de la teoría de las inteligencias múltiples), éste señala que “con la irrupción de la tecnología probablemente tengamos que pensar en otros tipos de capacidades cognitivas que no han sido consideradas tan importantes hasta ahora. Sintetizar es algo en lo que la mente humana es mejor que ChatGPT, pero al mismo tiempo creo que ChatGPT realiza esta labor mejor que la mayoría de las personas. Así que, ya sea en el terreno de la creatividad, de la síntesis o del análisis, van a aparecer sistemas de inteligencia artificial muy avanzados con los que tendremos que aprender a trabajar. O descubrir lo que ellos no pueden o nosotros no queremos hacer. Personalmente, no me gustaría que hicieran juicios éticos y morales. Eso debería quedar en manos de seres humanos”.
A medida que evolucione la IA (y lo hará muy rápido en los próximos meses y años), será muy importante que inteligencia humana y artificial aprendan a colaborar y trabajar juntas para abordar los grandes desafíos que enfrentamos, en un proceso de adaptación permanente. Y para eso es muy importante que conozcamos donde las personas son más efectivas y donde lo es la Inteligencia Artificial. Las funciones de la inteligencia lógico matemática, por ejemplo, estarán bien auxiliadas por la IA, mientras que los dominios emocionales que implican a la empatía (inteligencia emocional, intrapersonal, interpersonal) podrán estar mejor abordados por las personas. En torno a esto se irán generando nuevos roles y estableciéndose nuevas formas de relación colaborativa persona/IA donde cada parte despliega sus fortalezas.
Reasignación de tareas y funciones resultantes de la aplicación de la IA
En el transcurso de la aplicación de la IA, y las múltiples situaciones nuevas y desconocidas que traerá, aparecerán nuevos desafíos y actividades que habrá que acomodar, como el análisis e interpretación de resultados que nos proporcionarán las máquinas para la toma de decisiones estratégicas que ellas no pueden tomar (al menos de momento).
La aplicación de la IA planteará una reestructuración de los recursos humanos a los que ésta ha liberado de sus tareas, abriendo la posibilidad de reforzar o crear otros servicios o funciones específicas. A medida que aparecerán otros interrogantes cómo: ¿Qué nuevas tareas creativas se pueden desplegar? ¿Qué nuevos modelos de negocio? ¿Qué nuevas ofertas? ¿Qué valor nuevo para el cliente? Todas éstas preguntas han de ser tenidas en cuenta en el diseño de la hoja de ruta a trazar, porque de no ser así, podemos caer en un fordismo tecnológico y deslizarnos hacia una distopía laboral. Y para ello hemos de identificar las funciones de los trabajadores que van a ser reemplazados y de las nuevas que aparecerán para definir una división del trabajo y de las tareas, equipando para ello de las tecnologías necesarias como robots colaborativos que completen sus actividades.
El abanico de posibilidades que abre la aplicación de la IA traerá ventajas (funciones más creativas y de alta generación de valor, empoderamiento de los trabajadores, refuerzo de las actividades directivas y de liderazgo), pero también inconvenientes (manejo del conocimiento crítico por las máquinas, pérdida de concentración y capacidades cognitivas) que han de ser anticipadas para incluir los mecanismos correctores o potenciadores correspondientes en el plan de acción.
La evolución de la IA hacia modelos de autoaprendizaje (machine learning) es impredecible, lo único que podemos hacer es anticipar los posibles escenarios para identificar situaciones no deseables y planear de manera superflexible en consecuencia.
Renovarse o morir. No sobreviven los más fuertes, sino los que mejor se adaptan
De nuevo la premisa darwiniana sobre la evolución de las especies volverá a imponer su ley inexorable a la organización. Quienes no se adapten de una manera ágil y preparen todos sus recursos para hacerle frente a la revolución que se está desatando, entran en un riesgo severo de deterioro y pérdida de rentabilidad, porque en un mundo globalizado y acelerado no podrán aguantar las embestidas de una competencia que actúa sin titubeos.
Aprendizaje a lo largo del día
En la era de la IA el lema no será aprender a lo largo de la vida, sino cada día y a lo largo del día porque los cambios tecnológicos son tan vertiginosos que la obsolescencia es la norma. Y esta nueva situación no solo nos obliga a aprender, sino también a desaprender cada día y reaprender desde un cambio de esquemas mentales y cognitivos.
Trabajar con datos y patrones donde intervienen las altas capacidades de la IA, incide en la potenciación no solo de capacidades, sino también de actitudes como la osadía, el atrevimiento para saltarse las reglas y explorar nuevos cursos de acción. Cuestionar las directrices de la IA y tomar la “última decisión” de manera informada serán nuevas funciones a tener en cuenta en el futuro, lo que supone un cambio de paradigma en toda regla en el marco laboral explotando singularidades humanas como la intuición, que de momento, todavía no han desarrollado las máquinas.
Observatorio permanente de los cambios tecnológicos en el entorno para su integración en la organización
Los cambios tecnológicos son tan rápidos que las empresas y organizaciones tienen que dedicar recursos a analizar los avances que se producen para integrarlos sobre la marcha en el trabajo a través de un proceso de asimilación y aprendizaje ad hoc.
Representación de un “mapa de acción de la organización” que sirva de base para el diseño del plan de acción
La complejidad del entorno y la velocidad del cambio obliga a que cada trabajador tenga una visión precisa del todo. Y para hacer esto, la organización puede recurrir a una representación gráfica del conjunto de elementos que están presentes en el plan (visión, misión, objetivos, alianzas, tecnologías, clientes, proveedores, prescriptores, competencia, ofertas…). El referido mapa ha de estar visible para el conjunto de trabajadores, al objeto de que puedan cuestionarlo y realizar propuestas de mejora.
Rediseño del ciclo y el flujo interno del trabajo dentro del modelo híbrido de colaboración trabajadores / IA
La introducción de la IA altera el flujo y el ciclo de trabajo de la organización, afectando a los roles, funciones, tareas, condiciones de satisfacción y procesos de calidad.
En este nuevo contexto es necesario redefinir el flujo de trabajo y establecer el rol y las funciones que cada parte ha de desempeñar, pudiéndose recurrir a una representación gráfica del flujo y ciclo de trabajo siguiendo el ejemplo del “mapa de acción de la organización”.
Adelante!!!
(Próximo capítulo: El “mapa del tesoro” de la IA para empresas y organizaciones. 2ª Parte: PASOS PARA DISEÑAR EL PLAN DE ACCIÓN).
(Juan Carlos Casco Casco es un experto y consultor en Prospectiva, Educación y Emprendimiento de prestigio internacional y actividad en España y en diferentes países de Europa y Latinoamérica).
SOBRE EL AUTOR
Juan Carlos Casco se incorpora al equipo
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