En la historia de la humanidad ―le digo al Jimy― siempre ha estado presente el sufrimiento humano. Las tragedias, y hasta el horror, sean por catástrofes naturales, o por los hitlers, francos o pinochets de turno, nunca nos han faltado, siempre con los cuervos de la iglesia al lado, callando o bendiciendo el espectáculo de muerte de millones de criaturas inocentes. Pero esta pandemia de ahora ha venido… y nadie sabe cómo ha sido. Hoy hacen falta, más que nunca, voces que se atrevan a decir la verdad.
Extremadura.-
Durante un mes tuve que suspender esta columna para poder coordinar la tarea de publicar el n.º 5 del Cuaderno Extremeño, que nos ha exigido a todos los que lo hacemos un esfuerzo extraordinario. No es fácil escribir a las puertas de una crisis que puede cambiarlo todo de raíz y en la que ya se barrunta tanto sufrimiento humano.

En la historia de la humanidad ―le digo al Jimy― siempre ha estado presente el sufrimiento humano. Las tragedias, y hasta el horror, sean por catástrofes naturales o por los hitlers, francos o pinochets de turno, nunca nos han faltado, siempre con los cuervos de la iglesia al lado, callando o bendiciendo el espectáculo de muerte de millones de criaturas inocentes. Pero esta pandemia de ahora ha venido… y nadie sabe cómo ha sido. Por cierto, lean el artículo Sindemia en nuestro citado cuaderno y verán qué oportunamente profundiza en este concepto nuestro experto Agustín Muñoz Sanz, para ayudarnos, así, a entender mejor la situación.
Cada vez quedan menos intelectuales y periodistas que quieran atreverse a averiguar lo que está pasando y, sobre todo, lo que va a pasar.
El Jimy me mira como asintiendo; bastante tiene él con su calvario particular de días perdido y sin comer, sin que sepamos si es un virus o son los años, que nunca perdonan.
El asunto es que hasta los animales necesitan la vacuna del cariño cuando se ven atacados por males que distorsionan la rutina cotidiana en la que viven más o menos felices. Y la imploran a su manera: restregándose contra tus piernas para que te enteres de que algo está pasando ―y no bueno― por el hecho de que él solo quiera estar al lado de la estufa.

VOLUNTARIOS DEL PENSAMIENTO
Como les decía antes, el grupo cada vez más numeroso de voluntarios del pensamiento y la escritura que nos hemos juntado en torno a estos cuadernos extremeños para el debate y la acción (y en vista de que el periodismo está vendido ―o comprado, según se mire― y de que cada vez quedan menos intelectuales y periodistas que quieran atreverse a averiguar de verdad lo que está pasando y, sobre todo, lo que va a pasar) hemos tenido el atrevimiento de analizar, escribir, editar y hacer llegar a los lectores lo que pensamos, alejados de ese circuito informativo en el que te meten publicidad a cada instante. No es fácil esta tarea que les cuento, ya que los de la mercadotecnia nos tienen rodeados; sin embargo, si llegamos a conseguir un poco de complicidad con los que están hartos de ver las mismas caras y las mismas plumas a todas horas (en eso que ahora llaman “comunicación”), a lo mejor el chiringuito que estamos montando se multiplica y retornamos a un periodismo que se atreva a preguntar y a plantearse de dónde venimos y a dónde vamos. Y si, además, hacemos todo ello divirtiéndonos, en medio de la que está cayendo (y de la que va a caer), será para nota.

Nos hemos juntado un grupo cada vez más numeroso de voluntarios del pensamiento y la escritura, en vista de que el periodismo está vendido o comprado.
Con todo esto, me han dado las ocho de la mañana y el Jimy ni ha desayunado ni ha salido un rato a la calle. Y me mira como diciendo: “¿Así quieres tú que me reponga?” Pero le pido unos minutos más para decirles a ustedes mi párrafo final:
Si es verdad que estamos en una crisis de civilización y ante el comienzo de una nueva era, ¡¿a qué coño estamos esperando para poner en marcha la maquinaria que nos lleve a buen puerto?! Aquí les dejo unas cuantas notas, no sé si marxistas o anarquistas del grito, que desde ahora podrían proponernos Marx o Bakunin:
Emprendedores del mundo (me refiero a los de verdad), ¡uníos!
Enemigos acérrimos de la burocracia, ¡uníos!
Políticos amigos de la buena gestión de lo público que ni robáis ni estafáis, ¡uníos!
Consumidores que solo queréis consumir lo necesario y no lo falso ni la chapuza, ¡uníos!
Partidarios de un mundo en el que no manden las patrias ni las banderas, ¡uníos!
Ciudadanos que estéis por encima de tanto partido y tanto líder fantasma, ¡uníos!
Y ya de paso, Jimy, también podríamos gritar a favor de un planeta donde no haya gatos ni perros famélicos y abandonados deambulado desolados por calles y carreteras en las que los coches acaban matándolos o mutilándolos. Y donde se pongan las multas que se merezcan tanto los dueños como los ayuntamientos que consientan este triste espectáculo.
Finalmente, le digo a mi gato: “Recupérate pronto, que tras la pandemia/sindemia llegará un mundo mejor en el que no os faltará comida dura y blanda todos los días”.

(Juan Serna Martín, exconsejero de la Junta de Extremadura, es un destacado intelectual y activista medioambiental, escritor y columnista).
SOBRE EL AUTOR
Juan Serna, un intelectual de la ruralidad y el ecologismo
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