martes, 19 marzo, 2024
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Una España de primera, gobernada por tipos de quinta

La triste paradoja de un país que destaca en casi todo, en contraste con el bajísimo nivel y la irresponsabilidad de sus líderes políticos

El triunfo extraordinario de España en el mundial de baloncesto vuelve a poner de manifiesto una vez más la terrible paradoja de este gran país que destaca en tantas cosas a nivel internacional, que tiene tantos y tan estupendos deportistas, profesionales, artistas, empresarios, investigadores… y cuyos gobernantes, sin embargo, son tan rematadamente malos en lo suyo. Un país de primera gobernado por tipos de quinta. Un mal endémico para el que no parece que tengamos remedio los mismos ciudadanos que somos capaces de las mayores gestas en casi todo lo demás. La solución, sin embargo, no es otra que democracia y más democracia. Y un cambio radical de las leyes que afectan a los políticos.

España perdió sus antiguos complejos hace décadas. Desde hace mucho tiempo los deportistas españoles de todas las disciplinas, los escritores, los cineastas, los actores y actrices, los músicos, los cantantes, los arquitectos, los policías y guardias civiles, los ingenieros y gestores de infraestructuras, las empresas de todo tipo, los bancos, los hoteles, los constructores, los inventores, los investigadores, los gestores de la sanidad y la salud, las energías renovables, la red de fibra óptica, la oferta turística y el número de visitantes, la red de autopistas y autovías, la red de alta velocidad, el sistema de trasplantes, los chefs, la agroalimentación, los restaurantes con estrellas Michelin, la esperanza de vida, las libertades, el respeto a los derechos de los diferentes, y tantas cosas más de nuestro país, están a la cabeza del mundo.


España es líder mundial en muchos campos de la actividad humana, pero sus políticos son un desastre sin paliativos. Hay que cambiar las leyes para evitarlo.


El éxito de hoy en el campeonato del mundo de baloncesto no es una casualidad ni una suerte, y es uno más entre los incontables éxitos europeos y mundiales en fútbol, tenis, automovilismo, motociclismo, golf, badminton, montañismo, piragüismo, gimnasia rítmica, natación, vela, patinaje, waterpolo y tantas y tantas disciplinas deportivas en las que nos mantenemos desde hace mucho tiempo en el primer nivel mundial.

El país funciona asombrosamente bien aun en épocas de crisis y la ciudadanía española es capaz de superar las pruebas más difíciles y, además, de conseguir logros solo al alcance de las grandes naciones del mundo. Pero si eso es así, ¿por qué en el ámbito político padecemos la grave crisis que nos afecta, la parálisis suicida que desde hace año y medio impide al país arrancar de una vez en esta nueva etapa de la historia que determina el siglo XXI? ¿Cómo es posible que frente a un Marc Gasol, un Ricky Rubio, un Rafa Nadal, un Sergio Ramos, una Carolina Marín, una Ana Botín, un Amancio Ortega, un Miquel Barceló, un Florentino Pérez, una Penélope Cruz, un Alberto Forteza, un Javier Bardem, una Rosalía, un Juan Roig, un Fernando Trueba, un Francisco Reynés, un Eduardo Mendoza, un Pablo Isla, un Antonio Brufau, un José María Serratosa, una Carmen Riu, un Eduardo Arroyo, un Antonio López, un Carlos Ruiz Zafón, una Ana María Matute, un Luis Rojas Marcos, un Alejandro Amenábar, un Pedro Almodóvar, un Jesús García-Foncillas, una Elena Barraquer o un José Andrés, y tantos y tantas incontables españoles y españolas que destacan en el mundo en todos los campos de la actividad humana, tengamos en política a unas medianías tan mediocres e irresponsables como Pedro Sánchez y su asesor áulico Iván Redondo, Pablo Casado, Albert Rivera o Pablo Iglesias, por no nombrar a lo peor de lo peor en cuanto a capacidad y visión política: esos señores que están destruyendo Cataluña?


Frente al alto nivel de los Gasol, Nadal, Inditex, Mercadona, Almodóvar y tantos otros, los Sánchez, Casado, Rivera, Iglesias, etc., representan la mediocridad más irresponsable.


EL EJEMPLO DE AMANCIO VERSUS IGLESIAS

Estos días viene en la prensa la noticia de otro gesto altruista de Amancio Ortega -ese gigante que ha levantado de la nada en unas pocas décadas la mayor y más rentable empresa textil del mundo-, que acaba de donar otros 90 millones de euros para la construcción de 7 residencias de mayores en Galicia, después de haber donado el año anterior 320 millones de euros para dotar a todos los hospitales de España de la última tecnología de diagnóstico. Y eso, después de pagar religiosamente sus impuestos en España, que solo en el caso de Inditex ascienden a casi 1.000 millones de euros en 2018.

Como recordarán los lectores, el señorito Pablo Iglesias se atrevió a criticar de mala manera la generosidad de Amancio Ortega, recriminando despectivamente su filantropía como “caridad”. El mismo Pablo Iglesias que junto con su pareja Irene Montero se meten en casa todos los meses más de 12.000 euros pagados gracias a los impuestos de Amancio Ortega, de usted, querido lector, y míos.


Pablo Iglesias, que con su pareja mete en casa cada mes más de 12.000 euros pagados de nuestros impuestos, se atreve a criticar la generosidad de Amancio Ortega, que dona centenares de millones de euros al país y paga miles de millones en impuestos.


Al mismo tiempo que España gana el mundial de baloncesto y logra tantos éxitos en tantos campos, estos pésimos dirigentes tienen paralizado al país y nos conducen directamente a unas nuevas elecciones que tampoco van a resolver nada, porque la solución ya la tenían en su mano unos y otros si de verdad fueran patriotas y no lo que son en realidad: mediocres ambiciosos ávidos de poder e incapaces de ningún acuerdo. Mientras España destaca en tantas cosas en el mundo, estos dirigentes irresponsables -los citados y los demás- tienen a decenas de millares de niños metidos en barracones en el nuevo curso escolar, porque el dinero -suficiente y hasta sobrante en muchos casos- en lugar de invertirlo en lo importante, lo dilapidan en fuegos de artificio o se lo roban, por la jeta, directamente.

Hace falta una revolución de las conciencias de la ciudadanía para que cambien las cosas. La alternativa es democracia, mucha más democracia. Y para eso hay que exigir cambios radicales en las leyes, como que un candidato no pueda aspirar a ningún cargo, ni siquiera a una simple acta de concejal, si antes no tiene profesión conocida y no se gana la vida privadamente; o como que se limiten los mandatos por un máximo de 8 años; o como que las listas electorales sean abierta; o como que el cargo político responda con su patrimonio de su mala gestión cuando haya negligencia o dolo; y así, tantas normas higiénicas que se podrían introducir en la legislación, no si ellos quisieran, que no van a querer, sino si nosotros, los ciudadanos y las ciudadanas, lo exigiéramos como corresponde.

Iglesias y Amancio Ortega, la paradoja de la España que crea paga y el político que cobra y destruye. A3
Iglesias y Amancio Ortega, la paradoja de la España que crea y paga, y el político que cobra y destruye. Antena3

Acabamos de ganar un mundial de baloncesto y ese es un logro para alegrarse en un gran país como el nuestro. Pero cuando miramos el circo de estos gobernantes, la ilusión se viene abajo. ¿Hasta cuándo?

(José Mª Pagador es periodista y escritor, y fundador y director de PROPRONews. Sus últimos libros publicados son 74 sonetos (poesía, Fundación Academia Europea de Yuste), Los pecados increíbles (novela, De la Luna Libros), Susana y los hombres (relatos, Editora Regional de Extremadura) y El Viaje del Tiburón (novela, Caligrama Penguin Random House).

SOBRE EL AUTOR

José Mª Pagador y Rosa Puch, casi 100 años de periodismo

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