Posiblemente el árbol más hermoso del mundo

Floreció el Almendro Real de Valverde de Leganés, un espectáculo natural único

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Almendro Real

En un rincón de Extremadura vive un ser tan gigantesco como delicado y bello. Es un árbol, pero no un árbol cualquiera, sino uno de los más hermosos del mundo y posiblemente el que más cuando florece. La última floración acaba de acontecer hace unos días, antes de que las lluvias y los vientos de los últimos temporales pusieran fin al milagro. Pero antes hubo tiempo de plasmar este espectáculo que PROPRONews ofrece en primicia a sus lectores. Porque no todo va a ser corrupción y baja política. Por suerte para ellos, los árboles no saben quién es Puigdemont o Rajoy. Y por suerte para nosotros, la naturaleza sigue haciendo fielmente su trabajo, recordándonos que, afortunadamente, no todo es artificio y falsedad.

Aparte de su familia, el mayor tesoro de Antonio Torres, funcionario jubilado y agricultor de Valverde de Leganés (Badajoz), es un árbol. Él tiene muchos árboles más en su finca Los Cajillales, una veintena de hectáreas de olivar situada a kilómetro y medio al sur del pueblo, pero ninguno puede compararse con este. Tan especial es este árbol que, aparte del científico que comparte con todos los de su especie –Prunus Amigdaloides-, tiene nombre y apellido propios. Almendro Real, así se le conoce en toda Extremadura, en muchos lugares de España y en otros países. En peregrinaciones científicas, culturales y turísticas, a la finca de Antonio acuden con frecuencia miembros de universidades, naturalistas, botánicos o simples viajeros que no quieren perderse un acontecimiento que ha sobrepasado ya las fronteras extremeñas y españolas. “Hace poco vinieron a verlo unos holandeses”, nos dice Antonio. Y antes han visitado la finca unos viajeros ingleses. Y así constantemente.


Por su morfología, dimensiones y floración está considerado como una singularidad botánica excepcional.


Cada día son más los visitantes de dentro y de fuera de España, hecho que Antonio Torres asume con la generosidad y la hospitalidad que le caracterizan. Siempre que se le pide permiso, lo concede. Y tampoco se molesta con los que entran en la finca sin avisar, con tal de que no invadan en exceso la propiedad ni dañen el entorno, ni pongan en peligro a este ser majestuoso y único, que está catalogado y protegido entre los árboles singulares de Extremadura desde 2014.

UN SOLISTA, UNA ESTRELLA

La expectación que el Almendro Real despierta no es para menos. Es un solo ejemplar, pero merece la pena. Otras zonas de Extremadura, como el Jerte, ofrece cada año la floración de millones de cerezos. En este caso el espectáculo es vegetalmente multitudinario, coral. Un verdadero bosque de cerezos floreciendo a la vez. Pero el Almendro Real no es un corista sino un solista, un tenor, una estrella. Su actuación en el gran escenario de la naturaleza es en solitario. Lo suyo es un solo que no para de pregonar en su bellísimo silencio anual y que alcanza su cénit cuando florece y millares de abejas le prestan su voz para que suene con esa alegría desbordante de lo vivo saludable.

Otra vista del árbol al caer la oscuridad. V.M. GIBELLO
Otra vista del árbol al caer la oscuridad. V.M. GIBELLO

Con sus extraordinarias dimensiones –casi 16 metros de altura por otros tantos de diámetro de copa y un volumen teórico de alrededor de 3.000 metros cúbicos- el Almendro Real es una verdadera catedral vegetal que cuando florece resuena con el suave murmullo de decenas de millares de insectos, cuya salmodia recuerda el canto gregoriano. Dentro de este edificio vegetal de más de cincuenta metros de circunferencia de copa entra matizada la luz que se filtra por sus vidrieras florales, distribuidas por todo el perímetro que sustentan sus ramas como arcos ojivales y su enorme tronco, verdadera columna maestra, de metro y medio de diámetro y cuatro casi de perímetro en su parte más ancha.

Cuando le preguntamos a nuestro amigo Antonio Torres si ha visto otro árbol como este en su vida, confiesa que no. Y eso que es un amante infatigable de la naturaleza y un viajero empedernido que ha recorrido numerosos países de todos los continentes en compañía de su inseparable Mari Tere. Precisamente hace poco han vuelto del último, por Tailandia y Birmania. “Ahí he estado yo”, le dice a su nieto Martín, hijo de su hija mayor, Raquel, y por ahora único de sus vástagos en segunda generación, cuando sale en la televisión un país cercano o lejano o una ciudad exótica del planeta de las muchas que ha visitado. “¿De verdad?”, pregunta asombrado el crío. “Sí”, responde el orgulloso abuelo. Y mientras el niño alcanza la edad en que pueda acompañarle en alguno de sus viajes por el mundo, Antonio se lo lleva a la finca y le enseña el Almendro Real. Situarse debajo de este árbol en plena floración es otra forma de viajar. De hecho, es como si salieses al espacio exterior, rodeado por vías lácteas de flores en tu asombroso y elevado camino visual. Imaginar ese periplo fantástico del abuelo y del nieto cogidos de la mano bajo su hermoso árbol florecido es encantador y emocionante.

UN VALIOSO LEGADO

Este árbol que haría las delicias de Stefano Mancuso, el científico de la Universidad de Florencia y uno de los principales neurobiólogos vegetales del mundo, que asegura que las plantas tienen inteligencia y sensibilidad (aunque no sean como las humanas, pero tan válidas y respetables como las nuestras), suele alcanzar su máxima floración entre el 15 de enero y el 15 de febrero, cuando se reviste de este regio ropaje digno de un príncipe, que le suele durar aproximadamente un mes o algo más. Las fechas pueden variar en función de la climatología, incluso la permanencia floral puede prolongarse si el tiempo acompaña.

Antonio Torres, el propietario, con su nieto Martín.
Antonio Torres, el propietario, con su nieto Martín.

Este año llegaron puntuales las flores con el frío de enero, pero las lluvias y los vientos de las últimas tormentas han puesto fin a tan vistoso fenómeno antes de lo previsto. Cuando la floración sucede en plenitud, como este año, no hay un centímetro de la corteza de sus ramas y vástagos que no quede cubierto por esa rica y fragante vestidura. Son centenares de millares de flores blancas y rosáceas cubriendo la totalidad del árbol. Y este es el momento en el que mayor atracción y sugestión ejerce este magnífico ser sobre las personas que acuden a contemplarlo.

Pero Antonio, su dueño –aunque a él no le guste esta palabra y admita mejor la de compañero, o la de hermano, “hermano árbol”, consciente de que su título de propiedad es transitorio y de que el almendro seguirá en pie cuando los demás nos hayamos ido- asegura que el Almendro Real es bello y magnífico en cualquier estación. “Tienes que verlo, todo verde, a partir de ahora, en primavera”. Y en otoño, cuando, completamente desnudo en su condición caducifolia, levanta sus afilados muñones “hacia la luz y hacia la vida”, esperando, como decía Machado, “otro milagro de la primavera”.

Como un cuadro de Van Gogh. V.M. GIBELLO
Como un cuadro de Van Gogh. V.M. GIBELLO

PROPRONews ha tenido la suerte de que Antonio Torres nos haya enviado espontáneamente un par de fotos de la floración de este año, realizadas por el arqueólogo y fotógrafo Víctor M. Gibello Bravo, quien no solo nos ha autorizado a publicarlas, sino que nos ha facilitado una serie completa de ellas –lo que nos permite, a nosotros y a nuestros lectores y lectoras, atrapar la plenitud de la floración de este año del Almendro Real, y poder contemplarlo a placer en su totalidad y en detalle, en tomas realizadas a diferentes horas del día y de la noche-, así como un magnífico artículo –que publicamos también junto a esta información-, en el que narra sus sensaciones la primera vez que lo vio.

La belleza de estas imágenes y la sensibilidad del artista que las ha plasmado hablan por sí solas. Algunos detalles de las mismas nos conducen nuevamente al Museo Van Gogh de Amsterdam, donde contemplamos las bellísimas ramas de almendros floridos que pintó el holandés, con esa característica textura casi orgánica de su pintura.

Antonio Torres vela permanentemente por su árbol, en cuyo mantenimiento, seguridad y poda también colabora periódicamente la Junta de Extremadura, como monumento natural protegido que es. Antonio mantiene todo el terreno de su olivar –en cuyo corazón se levanta el imponente almendro como un enorme Gulliver vegetal en la isla de Liliput de los olivos- limpio de malas hierbas y parásitos. El cuidado es especialmente atento en el perímetro del almendro, que se encuentra protegido por una pequeña cerca de madera. El matorral de monte más próximo está a unos 500 metros. Toda atención es poca para evitarle peligros a este esplendoroso ser de tres siglos de vida, que sigue dando almendras –“unos años más que otros”- tanto tiempo después.

V.M. GIBELLO
V.M. GIBELLO

A finales del siglo XVII o principios del XVIII, cuando en España no había Puigdemones ni Rajoys pero igualmente reinaba un príncipe tan tarado y nefasto como Carlos II -¿cuándo tendrá este país dirigentes a la altura de su historia y su ciudadanía?-, empezaba a brotar el Almendro Real en la campiña de Valverde, un laborioso enclave que entonces ya tenía cuatro siglos de vida. Más de trescientos años después de aquel acto de fe del desconocido que plantó el almendro, Antonio Torres acoge hospitalario a quienes llegan a visitarlo y disfruta del momento de su árbol y de la vida; y más, sabiendo que su árbol seguirá en pie cuando él ya no esté.

No somos dueños de nada de este mundo en realidad, aunque tengamos la suerte de que algo tan portentoso como este árbol pueda pertenecernos mientras vivimos y, sobre todo, podamos compartirlo, como hace Antonio, con los demás, y legarlo después intacto a los que nos sucedan. Lo importante es vivirlo y disfrutarlo mientras podemos y saber, como Antonio, que él seguirá viendo mañana el Almendro Real a través de los ojos de su nieto Martín y de los hijos de este…

VÍCTOR M. GIBELLO, UN GRAN ARTISTA DE LA FOTOGRAFÍA

Víctor M. Gibello, arqueólogo y fotógrafo.
Víctor M. Gibello, arqueólogo y fotógrafo.

Víctor M. Gibello Bravo (Cáceres, 1970), el autor de las fotografías que ilustran este reportaje, es Licenciado en Geografía e Historia en las especialidades de Prehistoria y Arqueología e Historia Medieval. Asimismo es Licenciado en Historia del Arte, en la especialidad de Arte Antiguo y Medieval y Diplomado en Fotografía Artística Contemporánea. Ha realizado diversos másteres y cursos de posgrado en materias tan diversas como Rehabilitación del Patrimonio, Arqueología, Fotografía, Gestión Cultural, Educación. Es instructor titulado de Mindfulness.

Desde 1994 ha dirigido, coordinado y participado en multitud de trabajos arqueológicos de excavación, prospección e investigación de numerosos asentamientos arqueológicos e inmuebles históricos españoles (Extremadura, Andalucía, Aragón, Madrid, Castilla La Mancha, Cataluña, etc.) e internacionales. La actividad arqueológica ha venido siendo ampliada y completada con la gestión cultural y la puesta en valor de los recursos patrimoniales. Como ejemplo de ello, fue integrante del equipo redactor del proyecto “Alba Plata”, (recuperación y puesta en valor de la Vía de la Plata); coordinador del proyecto “Rutas Islámicas en Extremadura”, acción integrada en el programa “Red de Centros Históricos de Influencia Islámica en el Sur de la Península Ibérica y Norte de Marruecos”; y coordinador del programa educativo Viaja con Musas, inscrito en el marco del proyecto Extremadura de las Artes. Artes escénicas, Patrimonio y Museos en el Mundo Rural, realizado para la Red de Museos de Extremadura, todas ellas realizadas para la Junta de Extremadura. Durante los años 2010 y 2011 fue codirector del Centro Cultural de La Magdalena de Plasencia (Cáceres).

Desde 1998 es socio de la empresa ARQVEOCHECK, SL., pasando a ser Administrador y Director de la misma a partir del año 2003, cargos que desempeña hasta la actualidad.

Es autor de las monografías La imagen de la nobleza castellana en la Baja Edad Media (Cáceres, 1999), publicada por la Universidad de Extremadura; El poblamiento islámico en Extremadura. Territorio, asentamientos e itinerarios, (Mérida, 2007), editada por la Junta de Extremadura; Guía de Yacimientos Arqueológicos de Extremadura. De la Prehistoria a Roma, Mérida 2006, editada por la Consejería de Cultura y Turismo; La recuperación de San Juan Bautista de Burguillos del Cerro. La Materialización de un sueño, editado en 2015 por Diputación de Badajoz. Ha participado con la presentación de más de una treintena de artículos en diversos libros y revistas científicas especializadas y en la elaboración de material interactivo, tanto escrito como fotográfico, con temáticas como Arqueología, Historia, Arte, Fotografía, etc.

Como tutor didáctico, ha formado alumnos de las Universidades de Salamanca, Extremadura y Huelva. Ha participado en numerosos congresos, seminarios y mesas redondas, nacionales e internacionales, con la impartición de conferencias y presentación de comunicaciones, formando parte en alguna de ellas de la organización y comité científico.

Es autor del blog Paraísos Olvidados, blog del diario Hoy creado como vehículo para recorrer Extremadura dando a conocer su Historia, su Patrimonio y su Cultura. La fotografía y el vídeo son los medios de expresión artística de Víctor M. Gibello, cuya obra ha sido mostrada en diversas exposiciones. Numerosos de sus trabajos fotográficos forman parte de colecciones privadas nacionales e internacionales.

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