jueves, 18 abril, 2024
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Por la (verdadera) democracia

En nombre y “por la democracia y por la libertad” se han invadido, atacado, bombardeado, bloqueado muchos países causando miles de muertos, heridos, mutilados, huérfanas y huérfanos, destrucción física, social y cultural y secuelas que perduran en el tiempo y que se reflejan entre otras cosas en hambre, pobreza, desolación, migraciones. Lo sucedido el día 6 de enero en el Capitolio en Washington, fue solo un pequeño reflejo de la enorme crisis moral y política que vive el mundo y que se deriva en una grave crisis económica y social que afecta a las grandes mayorías de la sociedad y de la que si se beneficia una absoluta minoría.

El doctor Francisco Telémaco Talavera Siles
El doctor Francisco Telémaco Talavera Siles

Democracia, etimológicamente, es el poder del pueblo. Teóricamente, es una forma de gobierno del Estado donde el poder es ejercido por el pueblo. Pero el concepto no es el problema central, como sucede con muchas leyes en muchos países, o con declaraciones o acuerdos internacionales que teóricamente son muy válidos e importantes, pero que en la práctica, en muchos casos, no se cumplen, no solo por impedimentos reales sino porque no existe la voluntad política o el interés para hacerlo.

En el caso de la Educación, lo mismo sucede con los documentos curriculares y modelos educativos; al leerlos, normalmente suenan muy bien y da la impresión de que tenemos una educación de calidad y muchas veces incluso con pertinencia, pero de lo escrito a lo que sucede en la práctica hay una gran brecha.


Con frecuencia, la democracia, en lugar de ser el poder ejercido por el pueblo, en la práctica significa muchas veces, el poder ejercido contra el pueblo.


En nombre y “por la democracia y por la libertad” se han invadido, atacado, bombardeado, bloqueado muchos países causando miles de muertos, heridos, mutilados, huérfanas y huérfanos, destrucción física, social y cultural y secuelas que perduran en el tiempo y que se reflejan entre otras cosas en hambre, pobreza, desolación, migraciones.

Con frecuencia, la democracia, en lugar de ser lo que etimológica y teóricamente significa: el poder ejercido por el pueblo, significa, en la práctica, el poder ejercido contra el pueblo.

En nombre de la democracia, desde las estructuras de poder o desde las fuerzas (políticas, pero también económicas e incluso religiosas) que luchan por el poder, con frecuencia, se reprime, se violenta, se genera inestabilidad e inseguridad, se agrede, se afecta la economía y por ende se crean consecuencias sociales, se irrespetan los derechos humanos.

Comúnmente, el pueblo, en nombre de quien se cometen los abusos “por la democracia”, es la víctima y no el beneficiario. La destrucción, dolor y muerte y las consecuencias económicas y sociales que generan más hambre, pobreza, desempleo, migraciones, desintegración familiar y desesperanza, la sufre el mismo pueblo indistintamente del lado en que se encuentra en la batalla o batallas, que asume como propias, pero que en la realidad son parte de una guerra que no le pertenece.

El asalto al Capitolio es un síntoma de que algo grave está pasando en el mundo. RTVE
El asalto al Capitolio es un síntoma de que algo grave está pasando en el mundo. RTVE

UN PEQUEÑO REFLEJO

Lo sucedido el día 6 de enero en el Capitolio en Washington fue solo un pequeño reflejo de la enorme crisis moral y política que vive el mundo y que deriva en una grave crisis económica y social, que afecta a las grandes mayorías de la sociedad y de la que, cambio, se beneficia una absoluta minoría.

Sin duda alguna, y visto ya desde la perspectiva que dan los días, adquiere particular relevancia lo ocurrido el 6 de enero en el Capitolio, por suceder en la capital del país más rico y poderoso del mundo, el país de quienes se han autoproclamado como los paladines de la libertad, “protectores y promotores” de la democracia, y se han considerado amos y dueños del mundo, capaces de señalar, acusar, juzgar, sentenciar y aplicar los castigos y sanciones a quienes no se ajusten a sus intereses o a su modelo de democracia, sin que nadie los juzgue a ellos.

Hubiera sido un verdadero caos para Estados Unidos y para el mundo que, al final, Donald Trump hubiese continuado en el poder no por voluntad del pueblo norteamericano, sino por imposición suya y de su gente. El hecho de que el ya expresidente actual tuviese al final que capitular en sus ilegítimas, peligrosas y arrogantes pretensiones, es importante para Estados Unidos y para el mundo.

A pesar de los grandes intereses económicos y políticos contrapuestos, esperamos, por el propio pueblo norteamericano, y por la paz y convivencia en el mundo, que Joe Biden y Kamala Harris promuevan, practicándola, la verdadera democracia y unas relaciones mundiales regidas por el respeto y la solidaridad, donde el multilateralismo prevalezca ante la irracionalidad y la arrogancia actuales.

Este año, 2021 tiene que ser el inicio de una nueva realidad en el mundo, con mayores niveles de justicia, equidad, paz, inclusión y respeto a la diversidad, solidaridad y sostenibilidad, y con una sociedad en la que sea cierto que nadie se quede atrás.

(Telémaco Talavera es Doctor Ingeniero Agrónomo, Rector Emérito de las Universidades Nacional Agraria y Nacional Autónoma de León (Nicaragua), Doctor Honoris Causa por las Universidades de Ciencias Agrícolas (Suecia) y Dubna International University (Rusia), entre otras, e investigador, escritor y articulista de prestigio internacional).

SOBRE EL AUTOR

Telémaco Talavera, un intelectual de proyección mundial, nuevo colaborador de PROPRONews

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