jueves, 25 abril, 2024
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Omán, luto y megayates

Concluye el duelo de 40 días por el sultán Qabús, con sus yates atracados en el puerto de Mascate como estampa de la fugacidad de la vida

Era el segundo monarca vivo con más años de reinado después de la incombustible Isabel II de Inglaterra. Qabús bin Said Al Said, sultán de Omán y señor absoluto del país, murió el pasado 10 de enero a los 79 años de edad de cáncer de colon, después de ocupar el trono durante 50, uno de los reinados más largos. Tenido por hombre conciliador, se llevó bastante bien con todos sus enfrentados y conflictivos vecinos e incluso mantuvo lazos con Israel. Sus dos soberbios yates, atracados en el puerto de la capital junto a un enorme cartel con su efigie que ocupa toda la fachada de un edificio cercano, son una elocuente metáfora de que nadie escapa de su final, ni siquiera un hombre todopoderoso que fue dueño absoluto de su país y deja una fortuna personal cercana a los 1.500 millones de euros, para la que no hay herederos de primer grado.

Mascate (Omán).-

Hasta hoy han ondeado a media asta todas las banderas de Omán, por un luto que se ha extendido nada menos que 40 días, durante los tres primeros de los cuales quedaron suspendidas todas las actividades públicas y privadas de los omaníes. Sin embargo, aparte de este signo de respeto, no se observan en Mascate, la pujante capital omaní, otras expresiones de duelo o tristeza. La gente hace su vida como siempre, olvida poco a poco la sentida muerte del misterioso y solitario sultán -divorciado de su esposa y prima desde hace años, Qabús no tuvo hijos ni tampoco hermanos- y vuelve su atención al nuevo rey, Haitham bin Tarek Al Said, primo y excuñado del fallecido, que ha heredado el trono omaní por designación directa de él contenida en una carta póstuma que el Consejo de Omán ha aceptado sin rechistar.


Qabús consiguió estabilizar el país, mantenerlo relativamente a salvo de la conflictividad de tan peligroso entorno.


Durante tan largo duelo han permanecido en sus privilegiados atraques del puerto de Mascate, frente a la Corniche y a la vista de todo el mundo -aquí esta ostentación de la riqueza del sultán entra dentro de una normalidad que sería incompatible con los principios democráticos básicos de países occidentales, donde este tipo de buques solo se les “perdona” a los multimillonarios privados- los dos megayates del sultán, el Al Said y el Fulk Al Salamah, que ahora pasan al uso y disfrute de su heredero.

El sultán recientemente fallecido, con la incombustible reina de Inglaterra, la monarca más longeva del mundo. SULTANATO DE OMÁN
El sultán recientemente fallecido, con la incombustible reina de Inglaterra, la monarca más longeva del mundo. SULTANATO DE OMÁN

Qabús era un personaje de antiguo y regio abolengo, como descendiente de reyes de tres sultanatos, los de Omán, Mascate y Zancíbar, y en su estirpe y genética se apreciaba la mezcla de sangre noble de origen asiático y africano, con ese tono especial cetrino de piel que posiblemente le legó su tatarabuela etíope.


Los dos superyates de la familia real están entre los cinco o seis más caros y lujosos del mundo.


El comienzo de su reinado, sin embargo, no parecía augurar las cinco décadas de tranquilo poder absoluto que detentó después, al frente de este país de 310.000 kilómetros cuadrados y 4,5 millones de habitantes, geográficamente incrustado entre el conflictivo Yemen, los reinos arábigos e Irán, y estratégicamente situado en las costas del golfo de Omán y el mar de Arabia, como puerta de entrada y salida del estrecho de Ormuz, cuya orilla sur domina desde el enclave omaní de la península de Musandam. Porque Qabús llegó al poder mediante un golpe de estado que protagonizó contra su propio padre en 1970, liderando al año siguiente la independencia del Reino Unido.

Banderas a media asta, hasta hoy. J.M PAGADOR
Banderas a media asta, hasta hoy. J.M PAGADOR

Desde entonces hasta el día de su muerte en enero pasado, Qabús consiguió estabilizar el país, mantenerlo relativamente a salvo de la conflictividad de tan peligroso entorno, conseguir un elevado PIB per cápita que no aminora las fuertes desigualdades existentes en el país, reforzar a sus fuerzas armadas y estrechar una política de alianzas con las potencias occidentales que es una de las claves de esa estabilidad, como del resto de reinos emiratos y sultanatos de la región, cuya prosperidad actual se ha basado fundamentalmente en su enorme riqueza petrolífera, aunque Omán no ha sido especialmente agraciado en este sentido por la naturaleza.

LOS YATES REALES

Ahora, el usufructuario de los megayates de la casa real omaní es ya el nuevo sultán Haitham, que podrá disfrutar del superlujo de ambas embarcaciones desde hoy, final del luto. El Al Said, de 155 metros de eslora, tiene capacidad para 70 invitados y la tripulación la forman más de 150 personas. Fue construido por el astillero alemán Lürssen en 2008. Es uno de los cinco yates más lujosos del mundo y costó cerca de 300 millones de euros. Cuenta con enormes y suntuosos salones, grandes camarotes dotados con todos los elementos para una placentera navegación, piscina, spas, jacuzzis, y hasta un teatro con un gran escenario con capacidad para medio centenar de músicos o actores.

Al Said, uno de los dos extraordinarios yates del sultán, en su atraque del puerto de la capital omaní. J.M. PAGADOR
Al Said, uno de los dos extraordinarios yates del sultán, en su atraque del puerto de la capital omaní. J.M. PAGADOR

A este impresionante buque hay que sumar el no menos impactante Fulk Al Salamah, de 159 metros de eslora, construido en 2016 en Génova (Italia), por el astillero Mariotti, y entre cuyos lujos dispone de cine, salón de belleza, gimnasio, una gran biblioteca, helipuerto, piscina, jacuzzis, etc.

Un día cualquiera en el zoco de Mascate. J.M PAGADOR
Un día cualquiera en el zoco de Mascate. J.M PAGADOR

Ambos yates, parecidos en su forma y color, son, sin embargo, diferentes entre sí y es fácil distinguirlos, de modo que esta duplicación de buques de lujo de la familia real omaní no tiene una finalidad mimetizadora de seguridad como la buscada por otros reyes de la zona, que tienen hasta tres yates prácticamente idénticos, atracados en diferentes partes del mundo (los hemos visto en Marbella, Montecarlo y Malta simultáneamente), para que nadie pueda saber en cuál de los tres se encuentra el monarca en cada momento.

Mezquita y balconadas en el paseo marítimo de la capital. J.M PAGADOR
Mezquita y balconadas en el paseo marítimo de la capital. J.M PAGADOR

Pero todo se acaba en esta vida y al sultán Qabús le llegó la hora. Su efigie en un retrato colosal de varias decenas de metros de altura en el puerto de Mascate, muy próxima a los dos superyates, es, como decimos, una recordación de la brevedad de la vida y de que, con yates o sin ellos, lo mejor que podemos hacer los humanos es disfrutarla todo lo que podamos. Eso sí, sin perder de vista la solidaridad con los demás.

(José Mª Pagador es periodista y escritor, y fundador y director de PROPRONews. Sus últimos libros publicados son 74 sonetos (poesía, Fundación Academia Europea de Yuste), Los pecados increíbles (novela, De la Luna Libros), Susana y los hombres (relatos, Editora Regional de Extremadura) y El Viaje del Tiburón (novela, Caligrama Penguin Random House).

SOBRE EL AUTOR

José Mª Pagador y Rosa Puch, casi 100 años de periodismo

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