viernes, 26 abril, 2024
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Llamadme satisfecha…

...y, como republicana, lo estoy, por lo bien que trabaja la monarquía española en favor de la tercera república

Repito, llamadme satisfecha, y sí, estoy que reboso. Siendo tan republicana, me llena de orgullo y satisfacción ir comprobando que, de una manera tan incruenta como eficaz, es la propia monarquía española la que está allanando el camino para la proclamación de la tercera república. Todos los padres queremos lo mejor para nuestros hijos, pero mandar a la heredera a estudiar a un colegio de élite en Gales no parece lo más apropiado en estos momentos, y más con la que está cayendo en la Casa Real y en las casas normales de tantos españoles y españolas.

La periodista, con su perro Killer
La periodista, con su perro Killer

Por supuesto, todos los padres queremos lo mejor para nuestros hijos y los hijos también queremos lo mejor para nuestros padres, pero, quizá, lo que llevados por el amor filial nos parezca adecuado, visto con perspectiva y desde fuera, no lo sea tanto. Y que el rey calle ante la prolongada huida de su padre, y que, con la que está cayendo, anuncie que envía a su hija y heredera a estudiar a un colegio de élite en el extranjero, no parece que sea lo más prudente, si quiere granjearse algún cariño por parte del pueblo llano y alejar los nubarrones que amenazan con enturbiar la pacífica y regalada vida de Sus Majestades.

Llama la atención lo dispersa que anda la primera familia del país. Felipe, Letizia y la infanta Sofía, en Zarzuela; la reina Sofía y Froilán en Londres; Cristina en Ginebra; Juan Carlos en Abu Dabi; Urdangarín y uno de sus hijos, viviendo con su cuñada Elena en Madrid y, desde octubre, Leonor en Gales. “¡Oh la la, que familia tan original!”, entonaba una pleistocénica canción de Los Tres Sudamericanos.


Llama la atención lo dispersa que anda la primera familia de España, con sus miembros viviendo en Madrid, Londres, Gales, Ginebra, Abu Dhabi…


El colegio donde Leonor cursará los dos años del bachillerato ofrece una educación libre, cosmopolita, internacional y con teorías muy avanzadas en la forma de impartir enseñanzas. Resumiendo, lo que nos gustaría a más de una proporcionar a nuestros retoños. Pero a ver qué familia de la infantería disponemos de 76.000 euros para abonar por curso (desconozco si ahí va incluido el pellizco de los escoltas, viajes y complementos que toda existencia de princesa acarrea).

Ha especificado la casa real que la cuota escolar saldrá de su economía doméstica. Eso es generosidad y lo demás, cuento, aunque propongo que la pague el abuelo, que está forrado, ¡y eso que nos ahorramos los españoles!, que, a fin de cuentas, somos los que sufragamos el sueldo de esta jefatura de Estado monárquica. Y si, de paso, se anima y crea unas becas para que adolescentes de familias reales (“que tienen existencias objetivas”, acepción 1 RAE) además de la suya real (“perteneciente o relativo al rey o a la realeza”, acepción 2 RAE), accedan a las clases del UWC Atlantic College, soy capaz de votarle en las próximas elecciones a las que se presente.

El supercolegio galés de Leonor. FACEBOOK
El supercolegio galés de Leonor. FACEBOOK

A mí me parece fantástico que la heredera adquiera saberes y habilidades, aunque me pregunto si no habrá colegios en España que aporten lo mismo que el fabuloso castillo de Gales, que, eso sí, tiene el inigualable plus de ser un calco del Hogwarts de Harry Potter. Pero eso es otro cantar y otra metedura de pata de quien asesore a la familia real, ya que no parece de ser muy buen patriota mandar a la niña a otro país, cuando eres el rey del tuyo.


Ha especificado la casa real que la cuota escolar de Leonor saldrá de su economía doméstica, eso es generosidad y lo demás es cuento.


POR SI ACASO

Desde luego, no es que Felipe dé ejemplo aparentando sentirse orgulloso de nuestro sistema de enseñanza. Pero, puedo entenderlo, nunca se sabe lo que va a pasar, y, puestos a elegir y, en el supuesto caso de que los propios Borbones hundan su monarquía, es mejor que la primogénita tenga la excelentísima formación que promete el cole galés, y no deba recurrir a la farándula, como aquellas condesas rusas huidas de la revolución que derrocó a los zares, que tuvieron que buscarse la vida danzando en los cabaret del París de la bohemia, una versión anticipada de lo que en España hizo la “nietísima” de Franco, Carmen Martínez Bordiú, en el programa televisivo “¡Mira quién baila!”

No va a pasar, más bien sospecho que, con las enseñanzas de esta divina, cara y exclusiva escuela, la princesa podría, incluso, convertirse en escritora, emulando a esa inmensa Marina Tsvetáyeva, rusa también, que tuvo que huir de Stalin y llevó una vida tan dura que se olvidó de bailar.

Aunque, en estos tiempos, lo más probable es que Leonor, en caso de necesidad, se haga influencer. ¿Quién sabe?

(Elisa Blázquez Zarcero es periodista y escritora. Su último libro publicado es la novela La mujer que se casó consigo misma. Diputación de Badajoz).

SOBRE LA AUTORA

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