Podéis llamarme engatillada, sí, y, además, escéptica. Todo a cuenta de Bertín (nombre real, Norberto) Osborne. A mí este hombre ni me gusta cómo canta ni cómo piensa, pero he de reconocer que como cómico no tiene precio. Resulta que, con ayuda de un periódico amigo, se ha marcado una entrevista que me está ayudando a sobrellevar los disgustos que me da la actual situación. ¡Ay, qué sería de mí, en estos tiempos inciertos si no existieran El Mundo y sus desternillantes titulares! He aquí el que me tiene perpleja: “Bertín Osborne, el aristócrata rebelde que se acostó con más de mil mujeres sin sufrir un gatillazo”.
Pasa a veces, que das con un titular de ese periódico fundado por el sin par Pedro Jota Ramírez, el encabezamiento parece que anuncia una cosa, lees la noticia y es otra que no tiene nada que ver. No es este el caso. Si el machista y rancio encabezamiento (por cierto, copiado tal cual de una noticia de El Correo, fechada en diciembre de 2014, extraída a su vez del infumable Sálvame), parece casposo y desafortunado, la información completa, plagiada y firmada por Luis Fernando Romo, no se queda atrás y contiene frases tan sublimes como: “Bertín tenía la líbido más indomable que los caballos de su finca sevillana”. O tan indiscretas como: “Solía enviar a uno de sus ayudantes a la estación del AVE, a buscar mujeres jóvenes a las que deleitaba con sus dotes amatorias”.
La información contiene frases tan sublimes como: “Bertín tenía la líbido más indomable que los caballos de su finca sevillana”.
El protagonista de tan maravillosas hazañas va incluso más lejos y añade: “Sin un gatillazo”, y para remate, en lugar de mujeres habla de hembras. ¿Y a qué le llama él gatillazo? Porque habría que preguntarle a las más de 1.000 “agraciadas», y ahí querría yo ver a Eduardo Inda investigando a fondo, a ver si es verdad, porque, a mi modesto a la par que intrigado parecer, aseguraría que Bertín es de los que se te acuesta encima y te aplasta con su ego. Cero placer.
MACHOTES FOLLARINES
Este machote y el famosísimo Julio Iglesias, ambos de buena familia, presumen de ser unos follarines en toda regla, igual que nuestro rey emérito, que no conforme con holgazanear de forma educada y decorativa, como correspondía a su rango, se ha pasado de generoso y le ha dado la vuelta a la famosa expresión “disparar con pólvora del rey”, acuñada en los Tercios de Flandes, que, a partir de sus más que presuntos dispendios, paso a denominar “tirar con pólvora de Hacienda”. ¡Vaya tres! A ellos les ríen las gracias y a Catalina la Grande, que en comparación fue casi una virginal doncella, ya sabemos cómo la ponen los libros de historia. Doble vara de medir. Acordaos del tratamiento informativo dado a Manuela Chavero; ellos son «simpáticos pichas bravas», nosotras, cuando menos, unas «frescas».
Ahí querría yo ver a Eduardo Inda investigando a fondo lo de los cero gatillazos de Bertín, a ver si es verdad.
Llamadme también sorprendida. ¿No nos habían hecho creer que un caballero español jamás alardea de sus conquistas? Yo ya no sé qué pensar, tanto colegio de pago desperdiciado. Hombres como estos, presumidos, prepotentes, y falócratas, convencidos de que solo con mirarlos nos vamos a correr de gusto, son los que hacen que todavía queden mujeres a las que les cuesta disfrutar con el sexo. Qué actitud tomar ante un señor que después de “deleitar con sus dotes amatorias” se fuma un cigarrillo, (aunque lo veo más de puro cubano, que para eso sí será comunista), y dice “¿te ha gustado?”, pero no preguntando con interés, sino esperando que le hagan la ola, para luego salir corriendo a pregonarlo cómo mérito propio.
Este machote y el famosísimo Julio Iglesias presumen de ser unos follarines en toda regla, igual que nuestro rey emérito.
Claro que si, desde 2014, nuestro noble (es hijo de conde, lo dice también El Mundo) y latin lover nacional sigue con su récord estancado en 1.000, una de dos, o mucho ha cambiado o se le ha aflojado el gatillo.
Aunque a mí, lo que realmente me ha flipado de la entrevista es el calificativo de rebelde para Norbertín. ¿Qué ha hecho él para serlo? ¿Acaso ha salido un día de casa sin llevar el preceptivo “fachaleco”, o con la corbata desconjuntada? Que me lo expliquen, por favor, aunque de El Mundo me lo espero todo. La semana pasada me alegraba con otra exclusiva: “La cantante Sheila Durcal ha desvelado, por fin, el misterio que tenía en vilo a toda España: la causa por la que perdió parte de su dedo”.
Y yo, tan boba, pensando que lo que nos tiene sobre ascuas es la pandemia.
Así están las cosas en El Mundo, que aspiraba a ser el New York Times de Chamberí y no le llega ni al Hola.
(Elisa Blázquez Zarcero es periodista y escritora. Su último libro publicado es la novela La mujer que se casó consigo misma. Diputación de Badajoz).