Operarse una cadera en la Clínica Cemtro de Madrid a manos del Dr. Pedro Guillén, considerado como uno de los mejores traumatólogos del mundo, cuesta 23.600 euros, incluidos el postoperatorio y la hospitalización. La simple consulta ya cuesta 230 euros. Cemtro es el hospital más exclusivo de España para este tipo de intervenciones y este es el hospital que escogió el obispo de Plasencia, José Luis Retana Gozalo, para operarse de cadera el pasado día 14 de mayo, para lo cual viajó desde Extremadura, una región en fase 1 del estado de alarma por el coronavirus, a Madrid, epicentro de la pandemia clasificada en fase 0, a pesar de que en Plasencia dispone de un magnífico hospital público que realiza constantemente, y con notable éxito, intervenciones como la suya.
Madrid. Plasencia.-
El 14 de mayo, el Obispado de Plasencia emitió una nota informativa firmada por el vicario general, Jacinto Núñez Regodón, en la que se informaba que ese día el obispo titular de la diócesis había sido operado de una artrosis de la cadera izquierda y se le había implantado una prótesis. Pero el comunicado entraba en un detalle sorprendente, al señalar que “la operación, que ha tenido lugar en la Clínica Cemtro de Madrid, ha sido realizada por el Dr. Pedro Guillén, especialista en medicina deportiva, de reconocido prestigio” (Nota informativa sobre la intervención quirúrgica del Señor Obispo).
Carece de sentido que un obispo de la región más pobre de España se haga operar en el centro privado más caro de Madrid.
En el momento de dicha intervención, Extremadura se encontraba ya en la fase 1 de la desescalada prevista en el estado de alarma, mientras Madrid, epicentro de la pandemia en nuestro país, permanece en fase 0 a causa del alto riesgo de contagio (la comunidad madrileña, con más de 66.000 contagiados, registra nada menos que un tercio de todas las muertes habidas en España por la Covid-19), y mientras persistía la prohibición de viajar de una provincia a otra, y menos de una comunidad a otra, salvo las excepciones contempladas en la Orden del Ministerio de Sanidad nº 399/2020, de 9 de mayo, entre las que se encuentran los “motivos sanitarios”.
Naturalmente, una operación de cadera constituye un motivo sanitario, pero eso es así en el caso de que en la propia ciudad de residencia no hubiera posibilidad de recibir la misma atención sanitaria, lo cual justificaría el riesgo de viajar a la zona con más contagiados y muertos por coronavirus del país, con peligro de contagio para uno mismo y para los demás. Sin embargo, en Plasencia existe un magnífico hospital público, el Virgen del Puerto, en el que se realizan constantemente operaciones como la del obispo con un éxito prácticamente del ciento por ciento. Es más, en dicho hospital público placentino se practica a diario una avanzada cirugía de cadera, lo mismo que en Cáceres, con la aplicación, desde hace años, de lo último en cirugía de mínima invasión (Plasencia implanta una prótesis de cadera con cirugía mínimante invasiva). Incluso -si se nos permite la broma- se podría aducir un argumento que tendría que ver con la fe del señor obispo, dado que el cirujano jefe del servicio de Traumatología del hospital placentino se apellida Dios, el no menos prestigioso doctor José Antonio Queiruga Dios.
El Gobierno viene descartando sistemáticamente, hasta que lo peor de la epidemia haya pasado, los viajes no ya entre comunidades autónomas, sino ni siquiera entre provincias de la misma comunidad (El Gobierno descarta viajes entre provincias y Málaga y Granada estarán dos semanas en la fase 1). Por eso, no es de recibo que los ciudadanos, por ejemplo, de Sevilla, que tienen segunda vivienda en Cádiz, a poco más de 100 kilómetros, no puedan visitarla para cuestiones de aireación y mantenimiento de sus casas, después de varios meses cerradas y, en cambio, un obispo pueda viajar 250 kilómetros y atravesar tres provincias para una sencilla intervención quirúrgica que puede realizarse en su ciudad de residencia.
SEGURIDAD SOCIAL DEL CLERO
En el período democrático, el clero español quedó amparado por la Seguridad Social por la Orden del Ministerio de Sanidad y Seguridad Social de 19 de diciembre de 1977 (Orden de 19 de diciembre de 1977 por la que se regulan determinados aspectos relativos a la inclusión del Clero Diocesano de la Iglesia Católica en el Régimen General de la Seguridad Social.), norma elaborada por el entonces subsecretario, el extremeño Enrique Sánchez de León Pérez, que luego sería ministro del ramo. Es decir, el obispo de Plasencia no solo está protegido, como el resto de los españoles, por la sanidad pública, sino que cuenta en su diócesis con un magnífico hospital en el que no le habrían operado peor ni habría tenido que pagar nada.
Cabe la posibilidad, sin embargo, de que el obispo disponga de un seguro médico privado que incluya coberturas como las que proporciona la Clínica Cemtro de Madrid. Pero, aun así, eso constituiría también un privilegio si dicho seguro no cubriese también a la totalidad del personal del obispado, clero diocesano, religiosos y religiosas, etc. de la diócesis.
Clínica Cemtro es “el único hospital español acreditado como Centro Médico de Excelencia FIFA”, como dice su web.
Nada de esto hemos podido averiguar, pese a nuestros reiterados requerimientos de información al vicario general, que no nos ha aclarado si el importe de la intervención de cadera la ha pagado a tocateja el obispo, el obispado o quién, ni si existía un seguro que la cubriese, ni si ese hipotético seguro es solo para el obispo o para todo el personal de la diócesis.
El Estado español aporta cada año a la iglesia católica más de 11.000 millones de euros, mediante subvenciones directas y exenciones de tributos, según la organización Europa Laica (La financiación de la Iglesia y el Gobierno que prometió sin crucifijo ni Biblia). También por eso carece de sentido que el obispo de una diócesis situada en la región más pobre de España, se haga operar en el centro privado más caro de Madrid, por “uno de los traumatólogos más prestigiosos del mundo y un referente en traumatología deportiva”, como puede leerse en la web de dicha clínica (Clínica CEMTRO), donde también se informa que es “el único hospital español acreditado como Centro Médico de Excelencia FIFA”.
El Dr. Guillén es “uno de los traumatólogos más prestigiosos del mundo y un referente en traumatología deportiva”.
La propia diócesis placentina, en su informe de Cáritas Diocesana de Plasencia sobre la Realidad Económica de Extremadura, fechado en 2017, reconoce que “La región extremeña es la región autonómica más pobre de España, su renta “per cápita”, la media de España está en 22.300 €, Extremadura está en 15.130 €. En el caso de Castilla León es de 22.374 € (sic)” (CÁRITAS DIOCESANA DE PLASENCIA. ANÁLISIS DE LA REALIDAD ECONÓMICA). El mismo informe añade “que 412.000 extremeños están en situación de vulnerabilidad”, es decir, el 40% de la población total. Por eso tiene todavía menos sentido que el obispo de una diócesis de una región tan pobre, en la que lleva ya tres años, tiempo más que suficiente para conocer estas realidades y para apreciar también el alto nivel de su sanidad pública, se vaya a operar a Madrid, al precio citado y en plena pandemia de coronavirus.
Con lo que cuesta en la Clínica Cemtro la operación de cadera del obispo, tanto si se pagó al contado como si la cubría el seguro, hay dinero suficiente para abonar a una familia durante 28 meses la pensión media vigente en la región extremeña, que asciende a 828,73 euros, aunque son decenas de millares las personas que perciben pensiones de cuantía notablemente inferior.
Contrasta, además, la actitud del obispo con la prudencia mostrada por los placentinos durante el estado de alarma. De hecho, el 95 % de los habitantes de su diócesis no ha salido de su término municipal desde el 15 de marzo y los viajes por trabajo se han reducido casi a una cuarta parte (El confinamiento reduce los viajes a la ciudad por trabajo de 4.000 a 1.300).
En aras de la máxima transparencia por parte del obispado de Plasencia en un asunto como este, que denota una evidente situación de privilegio del obispo, creo que el vicario general debería respondernos con claridad a las preguntas que le hemos formulado por correo electrónico. El silencio a dichas cuestiones es reconocer implícitamente la razón de lo que denunciamos.
(José Mª Pagador es periodista y escritor, y fundador y director de PROPRONews. Sus últimos libros publicados son 74 sonetos (poesía, Fundación Academia Europea de Yuste), Los pecados increíbles (novela, De la Luna Libros), Susana y los hombres (relatos, Editora Regional de Extremadura) y El Viaje del Tiburón (novela, Caligrama Penguin Random House).
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