miércoles, 24 abril, 2024
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Sevilla llora, resiste y canta en su Madrugá más triste

Es una de las ciudades más perjudicadas en su economía y en sus fiestas por la pandemia, pero vuelve los ojos a sus tradiciones, mira al futuro y no se rinde

Entre las ciudades que más han perdido a causa de la pandemia del coronavirus destaca Sevilla, que es sede y escenario, o masiva copartícipe, de tres de las fiestas más populares y multitudinarias del mundo -la Semana Santa, la Feria de Abril y el Rocío-, cuya triple cancelación no solo representa un golpe emocional formidable para los sevillanos y sevillanas, y especialmente para los católicos, sino una catástrofe económica sin precedentes, con unas pérdidas solo por este motivo que se aproximan a los 1.300 millones de euros, según cálculos de expertos. Por eso Sevilla llora estos días de su imposible Semana Santa callejera, y especialmente en estas horas de la Madrugá, en la mágica noche que va del Jueves al Viernes Santo, pero la ciudad también resiste, confía y canta.

Sevilla (madrugada del Jueves al Viernes Santo).-

El rostro doliente, lleno de lágrimas, de la Esperanza Macarena y de la Esperanza de Triana, representa hoy el sentir de Sevilla por la cancelación de su Semana Santa y por la pérdida de tantas cosas que ha destruido la pandemia, empezando por las personas que han muerto en la ciudad, en la Comunidad y en España, y por todas las que han enfermado. Nos hemos acercado a su basílica para retratar a la Macarena y obtener este primer plano que acompaña esta información, y hemos rescatado de nuestro archivo imágenes de años anteriores de la procesión de la Esperanza de Triana, para brindar, desde nuestro periódico, el apoyo de todos nosotros y un respetuoso consuelo a los muchos lectores semanasanteros -y también a los que no lo son- que tenemos en la ciudad y en Andalucía, igual que en el resto de España.


La cancelación de tres fiestas como la Semana Santa, la Feria de Abril y el Rocío es un triple golpe emocional que los sevillanos han encajado con dolor y entereza.


Los sevillanos y sevillanas lloran cuando llueve y no puede salir su procesión, así que hay que imaginar este año el dolor de tantos por la cancelación de todo el programa, especialmente el de estas horas de la Madrugá en que publicamos esta información. Son gente muy sentida de lo suyo, que tienen un especial apego a estas tradiciones, inculcadas en cada uno de ellos desde que nacen, y que se convierten en una impronta personal indeleble para toda la vida.

Este año no veremos costaleros, que son la expresión de la fe y el sacrificio de los sevillanos. J.M. PAGADOR
Este año no veremos costaleros, que son la expresión de la fe y el sacrificio de los sevillanos. J.M. PAGADOR

La Semana Santa sevillana es mucho más que un acto de fe y devoción, más que una manifestación del folklore local en su acepción más noble, más que una performance artística de gran altura, más que una fiesta religiosa, y sensual y pagana al mismo tiempo, más que una explosión de estímulos para todos los sentidos humanos, más que una concentración social de dimensiones colosales, más que una ocasión de socialización ciudadana a gran escala, más que una excusa para salir y divertirse, más que una importantísima fuente de ingresos, evaluados en más de 400 millones de euros. La Semana Santa tiene en España múltiples connotaciones que la hacen una fiesta singular, pero la de Sevilla destaca sobre todas por algo intangible, difícil de explicar, que es la síntesis de todo lo antedicho pero que no es solo eso. Algo que engloba todo lo anterior y lo sublima hasta el nivel de esas pocas fiestas que en el mundo se reconocen como un hito distintivo y único, y que cualquier ciudadano de cualquier país es capaz de reconocer, sentir, valorar y apreciar con el corazón, con la mente y con los sentidos, por muy lejana y diferente que sea su cultura. Algo que queda resumido en esta noche del Jueves al Viernes Santo, en esta Madrugá incomparable, hoy imposible, que muchos sevillanos y sevillanas lloran ahora en la intimidad de sus hogares.


Las pérdidas económicas para Sevilla, por la suspensión de la Semana Santa y la Feria de Abril se acercan a los 1.300 millones de euros.


Por eso la Semana Santa de Sevilla es una de las fiestas que más viajeros de todo el mundo atrae y más escalofríos despierta no solo entre los nativos, sino también en visitantes que a lo mejor acaban de llegar de Canadá o de Japón. Somos testigos de ello.

La Esperanza Macarena, en su basílica J.M. PAGADOR
La Esperanza Macarena, en su basílica J.M. PAGADOR

La catástrofe de la cancelación de la Semana Santa de Sevilla tiene una repercusión mucho mayor que la de otras ciudades, porque sus características son singularísimas e irrepetibles y porque las consecuencias económicas de tal desastre no tienen parangón con ninguna otra. Luego está el impacto emocional de no haber visto procesionar estos días al Cachorro, o al Gran Poder, o a la Macarena, o a la Esperanza de Triana; el dolor de haber tenido que renunciar, por la fuerza de los hechos, a esta mágica Madrugá que convierte esta noche del Jueves al Viernes Santo en la celebración nocturna, religiosa y profana al tiempo, más sobrecogedora que se pueda imaginar.

La Esperanza de Triana, procesionando en 2019 J.M. PAGADOR
La Esperanza de Triana, procesionando en 2019 J.M. PAGADOR

SIN FERIA DE ABRIL

Pero, además, tras la Semana Santa siempre llegaba una Feria de Abril pletórica, con una afluencia de alrededor de cuatro millones de visitantes, y unos ingresos multimillonarios tasados en unos 850 millones de euros, de modo que la cancelación de las dos celebraciones representa para Sevilla unas pérdidas cercanas a los 1.300 millones.


Desde sus inicios en 1847, jamás había dejado de celebrarse la Feria de Abril, como tampoco se había visto nunca desierta la ciudad.


Desde su implantación en 1847, jamás había dejado de celebrarse la Feria de Abril en esta ciudad. Este año, cuando el Gobierno decretó el estado de alarma, se paralizaron gran parte de las actividades y se ordenó la suspensión de fiestas y eventos masivos, la portada de la Feria estaba ya muy avanzada en su montaje, lo mismo que las instalaciones y casetas del recinto ferial, que hoy lucen abandonadas, como un poblado fantasma, con buena parte de las nervaduras metálicas de sus estructuras al aire, como los huesos expuestos, bajo jirones de lonas y toldos, en un cementerio de dinosaurios.

Basílica de la Macarena, asombrosamente semidesierta estos días. J.M. PAGADOR
Basílica de la Macarena, asombrosamente semidesierta estos días. J.M. PAGADOR

Y después llegaba la tercera gran ocasión festiva del año para los sevillanos, el Rocío, que en Sevilla cuenta con varias de sus más numerosas hermandades, y que tampoco podrá ser. Un sevillano de mediana edad, que se dirigía al supermercado abierto en festivo esta mañana, protegido con guantes y mascarilla, nos lo decía con lágrimas en los ojos. “Nos han quitado de un plumazo la Semana Santa, la Feria y el Rocío, pero todo sea por el bien de todos y ya vendrán tiempos mejores. Los sevillanos no nos vamos a rendir, eso seguro”.

La Esperanza de Triana, regresando a su capilla. J.M. PAGADOR
La Esperanza de Triana, regresando a su capilla. J.M. PAGADOR

Por nuestra parte, como hemos hecho varias veces estos días, hemos vuelto a recorrer la ciudad para mostrarla a nuestros lectores. El espectáculo sigue siendo sobrecogedor, onírico, fantasmal, más aun desde este jueves, uno de los días más grandes de esta Semana Santa sevillana, a partir del cual se abría un fin de semana de enormes multitudes e intensas emociones que este año ya no podrá ser. Pero los sevillanos y Sevilla no se rinden, y confían en tiempos mejores en medio de su dolor.

Una Feria de Abril que ya no será J.M. PAGADOR
Una Feria de Abril que ya no será J.M. PAGADOR

(José Mª Pagador es periodista y escritor, y fundador y director de PROPRONews. Sus últimos libros publicados son 74 sonetos (poesía, Fundación Academia Europea de Yuste), Los pecados increíbles (novela, De la Luna Libros), Susana y los hombres (relatos, Editora Regional de Extremadura) y El Viaje del Tiburón (novela, Caligrama Penguin Random House).

SOBRE EL AUTOR

José Mª Pagador y Rosa Puch, casi 100 años de periodismo

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