viernes, 19 abril, 2024
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José Manuel Villafaina contesta a Francisco Suárez sobre las irregularidades del Festival de Mérida

El crítico teatral de PROPRONews manifiesta que no ve ofensa alguna en su artículo anterior, que lo dicho es correcto y, en todo caso, que no tuvo intención de ofender ni injuriar a nadie

En mi serie de tres artículos “EXTREMADURA, ÚLTIMA COLONIA TEATRAL DEL PAÍS OTRA VEZ” (véanse los enlaces al final de esta información) había denunciado el mal que ha sufrido la región extremeña de una dependencia cultural, durante dos períodos distintos, que apenas le ha aportado y, en cambio, ha llenado el bolsillo de avispados directores foráneos del Festival emeritense –Monleón al principio y Cimarro ahora- que han hecho aquí su negocio con la permisión ignorante de los responsables políticos. De la etapa del primero al segundo, protagonizada por directores extremeños también había dedicado, para una mayor comprensión de lo acontecido, una breve reseña de sus actuaciones. Máxime, a partir del 2000, pues la dirección del evento fue un campo abonado para los “proyectos” prefabricados en las sombras de los despachos políticos. Entre ellos, el de Paco Suárez, que ocasionó -de 2008 a 2011- la más desastrosa e irrisoria gestión de la historia del Festival (mucho peor que la actual de Cimarro).

La reseña era necesaria para aclarar que los actuales males del Festival, que han costado una exorbitante fortuna a los bolsillos de los contribuyentes, empiezan en sus años de dirección. Y porque, tras su cese, los políticos extremeños –Monago/PP y Vara/PSOE– que dejaron de confiar en los artistas extremeños volvieron a nombrar (sin consultar al colectivo del teatro de Extremadura) a gestores de fuera, convirtiendo otra vez a la región en una colonia teatral por decisiones a dedo.


En esa etapa del Festival dirigida por Suárez se descubrió una deuda de más de 4 millones de euros, sobre la que el Tribunal Superior de Justicia de Extremadura está investigando todavía.


Paco Suárez, ha contestado a los juicios de valor de mí escrito con otro: “Rectificación del director teatral Francisco Suárez”, en el que me acusa de vulnerar su honor personal y me pide pruebas documentales -amenazándome con poner en manos de abogados- de algunos hechos que había analizado. Pero he mirado con lupa las partes del escrito en las que dice que incurro contra él de forma “infamante” y no veo tal cosa. Sin embargo, lo que me parece haber notado es cierta manipulación de mis frases tal como él las muestra en su escrito, lo cual supongo que agrava su proceder, que deja mucho que desear (de un “servidor público”, como dice ser) ante una rectificación que -por “ética periodística”- me exige.

Tengo que decir que en mi artículo no ha habido ánimo de insultar ni difamar (si se justifica que así fue, pediría disculpas, avergonzado). Sencillamente, cuento la historia de una etapa del Festival teatral desde la crítica objetiva (que más que un derecho, es un deber cívico) que cuestiona con fundamentos las imperfecciones del teatro -la rutina, el mercantilismo, la manipulación, la aceptación de lo malo establecido- y a organizadores y artistas necios y fanfarrones que, interesadamente, pretenden encajonarlo en grotescos esquemas.

CRÍTICA ESPECIALIZADA Y COMPETENTE

Hablo de una crítica especializada y competente, de las que puedan -si se quiere- enriquecer el debate teatral. Una crítica no como «profesión» de unos señores que van al Teatro Romano o a las salas y luego escriben sobre lo que les gusta o no, resuelto con un «bueno» o «malo» en lo estético, irremisiblemente acompañado por su «bien» o su «mal» en lo moral, del mismo modo que un ordenador tan sólo da respuestas de «sí» o «no» (que es lo que suelen hacer desde el Olimpo de sus columnas muchos gacetilleros y tribuletes, con intereses o ansias de notoriedad). Hablo de una crítica formada e informada, que analice el propio entramado -a niveles políticos, sociológicos, éticos, estéticos y comunicativos- del proceso del espectáculo, profundizando, además, en toda la estructura económica e ideológica que sostiene y mantiene el teatro, y que ese trabajo pueda insertarse en un discurso de la sociedad en general.


Sepa el señor Suárez que la crítica profesional en Extremadura con un Festival como el de Mérida -que cuesta tanto dinero a los contribuyentes- es siempre necesaria.


Sepa el señor Suárez que la crítica profesional en Extremadura con un Festival como el de Mérida -que cuesta tanto dinero a los contribuyentes- es siempre necesaria como orientación y análisis, dirigidos hacia los artistas, instituciones y, sobre todo, hacia un público cada día más dependiente de los medios de comunicación social. De un público que no puede asimilar todo el cúmulo de expresiones artísticas que surgen, engañosas del medio en que vive, que le bombardea continuamente y le alejan del verdadero teatro. Pero analicemos los escritos.

Dice textualmente que le acuso de tener “oscuros intereses en las cuentas del Festival de Mérida”, de ser “sospechoso de un negocio redondo en las producciones del Festival entre 2008/2011” y de “falsificar documentos”. Y no es así lo que he escrito. No personalizo. Mi crítica apunta a esa etapa del Festival dirigida por Suárez que fue “fatal de funcionamiento artístico y que también dejó las sospechas de un fondo sin fondo de algunos negocios redondos” (dije). Porque se descubrió una deuda de más de 4 millones de euros, sobre la que el Tribunal Superior de Justicia de Extremadura, tras el Juzgado de Instrucción 2 de Mérida, están investigando todavía. Léase en HOY: “Las exconsejeras Flores y Holgado, investigadas por la gestión del Festival” (21-10- 2017), o la reseña que apunté en mi artículo, también del HOY (7-1-2018). O la declaración de la exconsejera Holgado, diciendo que tenía claro que «alguien ha metido la mano en el Festival» para su enriquecimiento directo o indirecto (HOY, 9-10-2011). Yo hablo de sospechas, no afirmo nada. Sobre quién o quiénes fueron los que hicieron negocios redondos, eso está todavía en manos de la Justicia.

Pero ya que se me da ocasión, pondré un ejemplo claro de sospecha de esos negocios que atañe directamente a Suárez. Cuando dio a conocer la programación de 2008, en la obra “Timón de Atenas” figuraba como responsable de la versión Francisco Sena, al que se calificaba de dramaturgo y diplomático. Finalmente, tras una investigación de la periodista Rosana Torres, quedó claro que era Suárez quien se ocultaba tras esa “personalidad” (“Nuevas contradicciones del shakespeariano Timón de Atenas”, en EL PAÍS, 9-9-2008). ¿Es lícito que se auto-favoreciera siendo director del evento colando una versión con seudónimo? ¿Cobró de la Sociedad de Autores? ¿Y es lícito que colocara a un hijo suyo en el reparto musical del espectáculo?

ACUSACIONES DE FALSIFICACIÓN

Tampoco es cierto que sea yo quien le acuse de falsificar documentos. En mi artículo se dice que fue el senador -y actor extremeño- Paolo de Atalaya (PP) quien acusó al Festival en la Cámara Alta de “presuntas irregularidades económicas, enchufismo y falsificación de documentos públicos, atacando a Suárez”. Esto era noticia pública, léase en HOY: “El contable que perdió el anonimato”, por Celestino Vinagre (9-10-2011).

No voy a entrar, insistente, en la justificación de lo que Suárez también se queja, diciendo que en mi escrito le he calificado con “asquerosos insultos”, aunque después argumente que los podía entender reconociendo el derecho a la libertad de expresión, a la cual se adhiere. Sin embargo, tampoco estoy de acuerdo en cómo lo dice, pues mis juicios de valor no están personalizados sino expresados desde la opinión de los hechos. Por ejemplo, si él dice que ha sido “un grano en el culo” para las autoridades que le cesaron, mi opinión de tal expresión, en el contexto -del embrollo- que lo analicé, me parece una asquerosidad. Peor es explotar “metafóricamente” (con lo que me parecen paridas de disfunción orgásmica elucubradas en el retrete) eso que insinúa de que le tienen envidia, dando a entender –gratuitamente- que por ello le critican e insultan.

No es la primera vez que Suárez sale en los medios contestando críticas con el mismo cuento de que le tienen envidia. El 27-3-2010, Día Mundial del Teatro, en el diario HOY, arremetió contra muchos que habían cuestionado públicamente su gestión del Festival, reducida a 5 espectáculos y un mes de duración con un coste millonario en tiempo de crisis (que no le había aprobado el Patronato). Dijo: “Como director del Festival pido a las gallinas del corral donde vivimos, que dejen de cacarear tanto y pongan más huevos, y a las sombras oscuras (complot marrullero y tabernario) de la envidia, de la inquina, de la mediocridad, de la ineptitud, de la venganza y de la frustración, que no olviden de la luz misericordiosa que regala la vida, para curarse de tanta miseria. Como director de escena, 40 años dedicados en cuerpo y alma al teatro, sólo diré que ahí está mi trayectoria…”. Pues sí, el cuento de la envidia y el currículo que repetidamente aprovecha para colar a toda costa.

Una trayectoria impugnable de este autodidacto teatral incapaz de contestar los planteamientos serios de las críticas, desviando sus escritos únicamente al terreno personal, donde estoy seguro -como le dije una vez- que para el lector perspicaz y para el que conoce la historia del teatro extremeño queda desacreditado, al entender que sus alegatos son un juego más de palabrería y panegírico de sí mismo, sarta de desprecios injustificados adornados con un halo de satisfacción personal y con gratuitas falsedades y fábulas, en cuya fiebre se captan delirios de grandeza. En fin, fachadas retóricas, argumentos falsos, hipocresías de la conciencia, tras las cuales parece esconderse el lobo humano de siempre.

Sobre ese currículo que publica de sus montajes en PROPRONEWS podría decir que miente más que corre y demostrárselo con hechos y documentos. Sé cómo se han fraguado esos montajes y su currículo. Y es una FALACIA (lo afirmo con mayúscula) que estén avalados por la crítica y el público, como menciona. Lo digo de la mayoría de los que publica y de los que omite que yo conozco (la omisión es peor que la mentira, según decía Unamuno). No está en mi ánimo tirar de hemeroteca, pero si se empeña en seguir creando querellas y amedrentando, seguro que lo haré. Para que todos entiendan, de una vez por todas, que Paco Suárez con la trayectoria que tiene, de fiascos y tropelías teatrales, es ilusorio que llegue a entrar en el Parnaso de Melpómene y Talía.

(José Manuel Villafaina Muñoz es licenciado en Arte Dramático, actor, director, autor, profesor y crítico teatral, con una trayectoria profesional de más de 50 años).

SOBRE EL AUTOR

José Manuel Villafaina, un profesional integral del teatro, nuevo colaborador de PROPRONews

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