El confinamiento, las medidas de distancia social, las consecuencias económicas y sociales de la pandemia de la Covid-19 nos han afectado a todos, sin duda. Pero hay colectivos de personas mucho más proclives a padecer los efectos psicológicos y somáticos de este tipo de crisis sanitaria. Entre ellas se encuentran las que padecen el llamado Trastorno Límite de la Personalidad (TLP), para quienes un problema como este es casi imposible de gestionar desde el punto de vista mental y emocional. A estas personas debemos dedicar mayor comprensión, atención y ayuda, tanto desde el sistema sanitario como por parte de la sociedad en general. En esta información ofrecemos el testimonio real de Jessica, una joven afectada de TLP que cuenta en primera persona su calvario.
El TLP es una de las dolencias mentales más frecuentes en el mundo, pero de las menos conocidas por la sociedad y de las menos tratadas. En España, hasta un 8% de la población padece este trastorno, es decir, cerca de cuatro millones de personas; porcentaje que sube al 20% entre la población hospitalizada. El gran problema es que la mayoría de la gente no conoce las dimensiones de este grave problema de salud en nuestro país y todavía peor es que apenas hay especialistas en la materia.
Una de las dolencias mentales más frecuentes apenas cuenta con especialistas en España.
La pandemia de coronavirus, con las medidas de alarma y confinamiento y los devastadores efectos sanitarios, económicos y sociales, ha incidido especialmente entre los enfermos de TLP, que han sufrido y sufren en mucha mayor dimensión las consecuencias de esta crisis terrible. Pero para ellos, su vida normal transcurre siempre como en un permanente estado de alarma y confinamiento, con oscilaciones emocionales extremas y sentimientos muy difíciles de gestionar.
Una joven afectada de esta dolencia expone a continuación su sobrecogedor testimonio:
“Me llamo Jessica Mercado González y quiero contarles mi experiencia en esta crisis. A muchos de ustedes les sonará o habrán escuchado alguna vez el término médico Trastorno Límite de la Personalidad (TLP), ¿me equivoco?
El catorce de marzo de este año 2020 se declaró el Estado de Alarma Nacional en nuestro país y, con ello, el confinamiento en nuestros hogares. Pasaban los días de encierro y con ello surgían sus consecuencias de todo tipo: los pedidos online, los despidos masivos de trabajadores, los ERTES y un largo etcétera. Pero también había otros efectos.
El TLP causa en quienes lo padecen una sensibilidad extrema, incapacidad para gestionar las emociones, vacío, ansiedad crónica y miedo.
De repente, a días tristes, de lloros, sucedían días de alegría; pasábamos, con o sin motivo, de la ira e irascibilidad a los aplausos de las ocho, que reconfortaban tanto a profesionales como a vecinos y vecinas, llegando a situarnos en extremos de euforia. Día tras día todo se volvía más intenso en lo que respecta a nuestros estados de ánimo, y eso, lo hemos comprobado todos, termina pasando una factura emocional, causando una suerte de vacío, de sensaciones negativas sin un motivo claro aparente.
Durante la fase cero, un buen día, cuando sacaba a mi perro a la calle, escuché a dos personas hablar, expresando en tono desesperado que no podían más, que esta situación se estaba tornando insostenible. Asombrada quedé al escuchar que cualquier día se tirarían por una ventana. Hablamos de apenas dos meses confinados y con ciertas libertades, como ir a la farmacia, sacar a nuestras mascotas, etc. Y ya había personas en esta actitud extrema.
En otra ocasión, en la farmacia esperando mi turno, la señora de enfrente le decía a la dependienta que tenía mucha ansiedad y a veces momentos de vacío…, vacío. ¡Maldita sensación, bien conocida por mi parte!
Los afectados por TLP viven permanentemente peor que si estuviesen bajo el estado de alarma decretado por la actual pandemia.
Pues señoras y señores, esto que cuento a grosso modo, lo están sufriendo siempre y es el día a día de una persona con Trastorno Límite de la Personalidad, y ni llega ni se acerca en lo que a intensidad emocional se refiere. El perfil del TLP es una persona que no sabe gestionar sus sentimientos, cualquier nimiedad se puede convertir en una auténtica pesadilla para ella, que tiene una sensibilidad extrema, ultrarreactiva e incontrolable. Pasando del amor al odio, de la confianza a la duda, y todo ello en cuestión de minutos, el afectado de TLP es una persona que se hace daño a sí misma y esto afecta a extraordinariamente a las relaciones sociales, laborales y de todo tipo, llegando a causar la pérdida del trabajo, de la pareja, de amigos y familiares…
El afectado de TLP pocas veces se siente feliz. Su día a día es un vacío constante que intenta llenar con sustancias liberadoras, como el alcohol o los fármacos psiquiátricos. A mayores, reacciona con impulsos y acciones no meditadas, ya que sus niveles de dopamina son bajos y su conciencia no le hace ver que se dañan y dañan a los demás. Y todo esto se agrava en una situación como la actual. ¡Ojalá que jamás hubiese llegado este virus, que tantas vidas y trabajos ha segado, sin apenas tiempo para interiorizarlo! Pero para nosotros, los afectados de TLP, ha sido mucho peor.
Espero que aquellos que lean estas líneas empaticen y asuman que las personas enfermas en el terreno emocional no somos locos; somos personas auténticas, muy divertidas a veces y, en otras ocasiones, muy sufridoras. Egoístamente les digo que me alegra que, como consecuencia de la pandemia, muchos de ustedes hayan tenido en algún momento estos síntomas o experimentado sentimientos parecidos a los nuestros. Quizás así logren comprender lo que quiero transmitir con mis palabras en estos momentos de incertidumbre, para que no olviden todos esos sentimientos encontrados que nos afectan a los afectados de TLP y que de este modo no caiga en el olvido este trastorno.
En definitiva, los que tenemos este problema somos personas, que, como usted, pagamos nuestros impuestos, pero a nivel sanitario no somos tratados a la altura de nuestras necesidades, a causa, a mi juicio, de una falta de recursos públicos en el sistema sanitario.
Quiero agradecer a PROPRONews, la oportunidad de dar voz, a través de estas líneas, a tantas personas que, como yo, sufrimos enfermedades o trastornos mentales de diferente signo. Realmente, detrás del estigma, de la invisibilidad y la segregación social, hay grandes personas con el potencial de ofrecer al conjunto de la sociedad visiones diferentes, otras maneras y formas de crecer como comunidad diversa y complementaria”.
Jessica Mercado González.
Para ayudar a las personas afectadas y a sus familias existen diversas asociaciones provinciales y autonómicas que se detallan en este enlace, Asociaciones de Trastorno Límite de España, y organizaciones como La Asociación Océano-TLP (AOTLP).
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