martes, 19 marzo, 2024
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No deberían lavarnos nada más nacer

Nuestras amigas las bacterias necesitan tiempo para hacer su trabajo desde el primer día de nuestra vida

Hoy hablaremos de microbiología, y en concreto, de la microbiota que adquirimos al nacer a través de la vagina de nuestra madre. Al hacerlo, nos impregnamos, sobre todo, de bacterias importantísimas para nuestra salud. De hecho no deberían lavarnos hasta pasados unos días, para que así las bacterias adheridas a la piel hagan su trabajo. En ese trance, entre las que entran por la boca y el calostro conseguimos también la primera colonización del intestino, que en principio es estéril. Este artículo incluye un audio para ciegos con el texto íntegro en locución de nuestro colaborador.

 

 

Carlos Martínez Correa. PROPRONews
Carlos Martínez Correa. PROPRONews

Cádiz.-

Si no hacen lo correcto con nosotros al nacer, tendremos el riesgo, entre otros, de que microorganismos del hospital que no nos benefician aprovechen la oportunidad para adherirse a nosotros y colonicen incluso nuestro tracto digestivo. Esto puede generar, incluso de por vida, intolerancias alimentarias, alergias y muchos más trastornos de salud. Cabe recordar que hay que evitar los antibióticos durante el embarazo. La OMS (Organización Mundial de la Salud) se adelanta a decir: “embarazadas, cuidad vuestra dieta y utilizadlos sólo en casos de vida o muerte”. Luego a la gente le impresiona que detrás de algunos autismos pueda estar implicada una simple disbiosis bacteriana. Conocí un caso increíble, de alguien que comía caca de pañal de un lactante de pecho recién nacido y sano, en un intento desesperado de recuperar su microbiota intestinal original. Le hice entender que era mejor que la metiese en cápsulas y que se las introdujera por el recto. Eso le cambió la vida. Parece una locura, pero hoy en día se habla de trasplantes de heces fecales hasta en dietas de adelgazamiento (se usan sólo las bacterias). Y la cosa no tiene fin. Lo más novedoso son los trasplantes de sudor de axila con algodones, de axilas inodoras a pestilentes, con resultados sorprendentes, dejando éstas últimas de oler. Y es que los microorganismos que habitan en nosotros desempeñan un papel fundamental en nuestras vidas. Están involucrados en cosas tan importantes como la nutrición, la inmunidad o el mantenimiento de la membrana que nos aísla del exterior (llamada piel si es por fuera y mucosa si es por dentro).


Parece una locura, pero hoy en día se habla de trasplantes de heces fecales hasta en dietas de adelgazamiento.


SE COMUNICAN CON NOSOTROS

Una de las cosas que más llama la atención es que estos seres se comunican con nosotros, utilizando neurotransmisores que ellos mismos producen. Esto sugiere unas implicaciones neurológicas tremendas, ya que las neuronas que pueblan la pared intestinal, las que llaman algunos “segundo cerebro” reciben información constante de esas bacterias. Y no es casualidad que más del 80% de nuestras células inmunitarias estén en el intestino, ya que nuestra salud, tanto física como mental, depende en gran medida de que esas bacterias sean simbióticas (beneficiosas, útiles, amigas…), porque cada una tiene su propia “personalidad”. En general no hay bacterias buenas ni malas, simplemente tienen que estar en el lugar correcto, en equilibrio. Una simple E. coli, que abunda en el intestino, ayuda en la absorción de nutrientes y en la producción de vitaminas fundamentales, como la K. Pero en una herida externa, puede convertirse en necrosadora de fascia invasiva, llegando a ser mortal.


Lo más novedoso son los trasplantes de sudor de axilas inodoras a pestilentes, dejando éstas últimas de oler.


Comiendo animales muertos, comemos también las bacterias que los están descomponiendo, como las cadaverinas y putrescinas, con sus metabolitos que no son inocuos. Con el cocinado, el ácido clorhídrico del estómago e incluso nuestras bacterias, controlamos que no haya una expansión bacteriana putrefactiva colonizando nuestro intestino. Pero es obvio que la hay, pues cuando comemos ese festín, comienzan a reproducirse a espectaculares velocidades, habiendo mediciones de hasta 400.000 por segundo. Esto es perfectamente detectable en el olor de las evacuaciones y las flatulencias.

Comiendo animales muertos comemos también las bacterias de su descomposición. PROPRONews
Comiendo animales muertos comemos también las bacterias de su descomposición. PROPRONews

Te dejo una reflexión: “En un húmedo bosque, donde la materia vegetal cae constantemente al suelo, fermenta y lo nutre, puede caer de vez en cuando un animal muerto. Éste se descompondrá, pudriendo lo que toca. Pero en poco tiempo, el bosque se restablece y saca su provecho. Si hubiese poca materia vegetal y una plaga de cadáveres, aquello podría convertirse en un fangal putrefacto, que no permita la vida”. Hagamos del nuestro, un paraíso.

Pueden ser muy beneficiosas o causar daño. RTVE-UNED
Pueden ser muy beneficiosas o causar daño. RTVE-UNED

(Carlos Martínez Correa es un profesional multidisciplinar experto en nutricionismo y calidad de vida).

SOBRE EL AUTOR

Carlos Martínez Correa, nutricionista, dietista (y muchas cosas más), nuevo colaborador de PROPRONews

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